Nurit MartínezEl Universal/15 de marzo de 2009
A 10 años del inicio del conflicto universitario, motivado por la aprobación al aumento de cuotas, los colectivos estudiantiles, reductos del Consejo General de Huelga (CGH), celebrarán hoy el paro de labores “que mantiene la UNAM gratuita” y cuyos protagonistas continuaron sus actividades o carreras políticas una vez que concluyó el problema.
En una sesión que duró apenas 20 minutos en el auditorio Ignacio Chávez del Instituto Nacional de Cardiología, el Consejo Universitario avaló el 15 de marzo de 1999 el incremento, por el que un estudiante de licenciatura de esa casa de estudios hubiera pagado cinco veces más que en el IPN y el doble que en la UAM, de no haberse revertido esa medida, que mantuvo 297 días en paro a la máxima casa de estudios.
El investigador Roberto Rodríguez plantea que el gobierno federal encabezó la “presión” para que el rector Francisco Barnés elevara las cuotas con el fin de desencadenar los aumentos en las demás universidades públicas del país.
Para José Blanco, asesor de la ANUIES, la iniciativa era “racionalmente correcta”, pues 90% del presupuesto público que llega a la institución va a salarios y prestaciones y el resto es para inversión y proyectos.
Dice que actualmente la postura del Ejecutivo, en el escenario de la crisis, es otorgar “medidas de apoyo a los estudiantes, que siempre suenan bien” en periodo electoral.
El aumento de las cuotas en las universidades públicas genera polémica cada vez que se plantea. Al menos tres conflictos en las últimas dos décadas en la UNAM han culminado en la destitución de funcionarios que lo han sugerido, como el subsecretario Julio Rubio Oca, al inicio de la administración de Calderón, o bien, la incomodidad se siente ante declaraciones de organismos como la OCDE.
En una sesión que duró apenas 20 minutos en el auditorio Ignacio Chávez del Instituto Nacional de Cardiología, el Consejo Universitario avaló el 15 de marzo de 1999 el incremento, por el que un estudiante de licenciatura de esa casa de estudios hubiera pagado cinco veces más que en el IPN y el doble que en la UAM, de no haberse revertido esa medida, que mantuvo 297 días en paro a la máxima casa de estudios.
El investigador Roberto Rodríguez plantea que el gobierno federal encabezó la “presión” para que el rector Francisco Barnés elevara las cuotas con el fin de desencadenar los aumentos en las demás universidades públicas del país.
Para José Blanco, asesor de la ANUIES, la iniciativa era “racionalmente correcta”, pues 90% del presupuesto público que llega a la institución va a salarios y prestaciones y el resto es para inversión y proyectos.
Dice que actualmente la postura del Ejecutivo, en el escenario de la crisis, es otorgar “medidas de apoyo a los estudiantes, que siempre suenan bien” en periodo electoral.
El aumento de las cuotas en las universidades públicas genera polémica cada vez que se plantea. Al menos tres conflictos en las últimas dos décadas en la UNAM han culminado en la destitución de funcionarios que lo han sugerido, como el subsecretario Julio Rubio Oca, al inicio de la administración de Calderón, o bien, la incomodidad se siente ante declaraciones de organismos como la OCDE.
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