martes, 6 de octubre de 2009

Advertencia global

Karla Barclay
El Universal/5 de octubre de 2009

La semana pasada el doctor Richard Betts, titular de Impactos Climáticos en el Met Office Hadley Centre del Servicio Meteorológico Nacional del gobierno británico, presentó en la Universidad de Oxford un nuevo estudio científico sobre el calentamiento global(http://www.metoffice.gov.uk/climatechange/)
Al momento en que se reúnen en Bangkok los negociadores internacionales para formular las propuestas para implementar una solución global sobre el cambio climático de cara a la conferencia de Copenhague prevista para diciembre, este informe revela que la temperatura global puede aumentar por encima de los 4ºC en el curso de los próximos 50 años. Una cifra que supera cualquiera de las previsiones hechas anteriormente por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Además, esos 4ºC son sólo una estimación del promedio de la temperatura mundial: según el informe, temperaturas muy superiores se observarán en algunas zonas del mundo. El estudio insiste sobre la probabilidad de que habrá zonas donde el calentamiento supere los 10ºC, trayendo eventos extremos que sin lugar a dudas pondrán en entredicho todo nuestro modelo de desarrollo, la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua y la salud.
En África, por ejemplo, el aumento de la temperatura podría alcanzar 10ºC, lo que significaría grandes sequías y temperaturas no aptas para la vida humana. Algunas otras zonas del globo llegarán a los 7ºC, disminuyendo en al menos 20% las lluvias extendiendo así las zonas áridas, condicionando el suministro de agua potable para muchas poblaciones y en el mismo sentido poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de grandes concentraciones de población, mientras se incrementará el riesgo de pandemias y enfermedades.
Según los modelos más sofisticados, las afectaciones por la reducción de lluvias se ubicarán principalmente en el este y sur de África, América Central, el Mediterráneo y partes costeras de Australia. En contraste, lugares como India se verán afectados por el incremento desmedido de las precipitaciones y otros fenómenos extremos provocando desastres por inundaciones o tsunamis, así como pérdida de infraestructura y estabilidad sanitaria.
Estamos frente a una avalancha en ciernes. El Ártico podría conocer una elevación de hasta 15ºC, lo que ocasionaría el derretimiento del hielo, provocando mayor absorción de las radiaciones solares, sobrecalentando aún más la superficie terrestre. El deshielo del permafrost (suelo helado) siberiano y ártico liberaría el metano acumulado en la tierra por efecto de la milenaria descomposición vegetal y animal, un gas cuyo efecto invernadero es 21 veces más potente que el dióxido de carbono, aumentando exponencialmente su concentración en la atmósfera. Se estima que se podría generar así un efecto de umbral, poniendo el fenómeno del calentamiento global completamente fuera de control.
No obstante, aún tenemos la oportunidad de disminuir los efectos de lo inevitable si reducimos de manera radical nuestras emisiones de gases a efecto invernadero. Por ello esas cifras, alarmantes pero reales, deben considerarse como una global warning (advertencia global) sobre los terribles efectos que puede ocasionar el global warming (calentamiento global).
Si hoy los casi 7 mil millones de personas en el mundo adquirieran el modo de vida promedio de un mexicano, necesitaríamos casi cinco planetas para poder satisfacer esas necesidades, mientras que para satisfacer la demanda de consumo de un estadounidense promedio se necesitarían 10 planetas. Actualmente hay 300 millones de personas en China que podrían adquirir los medios de vida de un mexicano de clase media. Del mismo modo, son al menos 150 millones de personas en India que tienen ese potencial. Sumados, estamos hablando de casi 2 veces la población de Estados Unidos. Pero no existen cuatro, ni mucho menos nueve planetas más para satisfacer nuestras necesidades insaciables. Este es el único que tenemos.
Si bien la temperatura aumentará al menos 2ºC, debemos hacer todo por evitar que supere ese límite, puesto que a estas alturas, no se trata solamente del compromiso con las generaciones futuras, sino con nosotros mismos. Copenhague es la oportunidad para los países de establecer compromisos vinculantes en la lucha contra el cambio climático. Pero eso sólo representa una base política, teórica y legal, para la acción. Es urgente que como ciudadanos cambiemos nuestra forma de consumo a una mucho más baja en carbono. Esta es nuestra única oportunidad de ser parte de la solución.
Para enfrentar ese problema, tenemos que cambiar nuestra forma de vida, a una más limpia y menos contaminante. Pase lo que pase, esos sacrificios se tendrán que hacer. Se pueden conceder hoy de manera voluntaria y controlada, o se impondrán en 20 años cuando ya no tendremos los medios de sostener nuestros niveles de vida.
Bajo advertencia no hay engaño.
karla.barclay@gmail.com
Investigadora ambiental

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