viernes, 2 de octubre de 2009

La economía del cuidado

Clara Scherer
Excélsior/2 de octubre de 2009


Esta es una nueva forma de mirar la realidad e intentar medirla, si es que eso, la realidad, se puede mirar y medir. Es un enfoque que considera importante examinar esa noble actividad, el cuidado, indispensable para la sobrevivencia humana, al pretender remediar el olvido que permitió que muchas sociedades fueran tremendamente injustas con quienes, además, ponían afecto en la realización de esos deberes. Es una propuesta hecha por las mujeres economistas.
La economía del cuidado presta atención a esa presencia —que ha sido la que hace cantar “con las vidas construimos tu canción”—, para reordenar las actividades que se realizan en los hogares, en el espacio privado, que aporta bienes fundamentales para el desarrollo de la humanidad y que, en casi todas las sociedades modernas, ha estado a cargo de las mujeres: “Recuerda que fue por tu amor”.
Las actividades de la llamada economía del cuidado —concepto que alude a las múltiples tareas que “cuidan o nutren a las personas, en el sentido de que les otorgan los elementos físicos y simbólicos imprescindibles para sobrevivir en sociedad y en un hábitat propicio” (Unifem, 2000)— son consideradas obligación exclusivamente femenina, en muchos casos sin remuneración e impidiéndoles su desarrollo en otros ámbitos, pero, eso sí, se les dice: “No dejamos de mandarte nuestro amor”.
Estas actividades, que los hombres rehúyen, son las que dan pie a una de las formas de conocer y vivir experiencias intensas de solidaridad, de compasión (en el sentido de acompañar al sentimiento), de valoración de la vida del otro, de la otra, porque la cercanía y el dedicar tiempo a los quereres propician una forma distinta de conocimiento y alejan de esos nefastos deseos: “Que tu nostalgia se vuelva el odio más feroz”.
No sólo eso, lo importante de contemplar la realidad incluyendo esta perspectiva, ayuda a prever los efectos que sobre la economía del cuidado, el bienestar de las personas y la equidad de género pueden tener las decisiones de política que se están tomando en el país, a partir de la crisis mundial. En otras palabras, a no desandar el camino de derechos y de democracia por el que muchos y muchas han dedicado su vida: “La primavera volverá, con la palabra libertad”.
Permite mejorar el diseño de políticas de bienestar, al incorporar variables que juegan un rol importante en el funcionamiento del sistema económico y pueden afectar el rendimiento real de las políticas adoptadas. Y, en muchos países, ha sido una de las formas para que la provisión extrahogar de servicios de cuidado derive las responsabilidades hacia las instituciones públicas y el mercado, promueva una reconfiguración de los roles tradicionales y permita el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales.
Y, entonces, el cariño tendrá espacios sin agobio, la alegría del encuentro será disfrutable y la sonrisa permanecerá en la cara mucho más tiempo. Es decir, estaríamos disminuyendo la desigualdad, abriendo el horizonte y abrazando una política de la hospitalidad, ¡que nos está haciendo mucha falta!
claschca@prodigy.net.mx

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