domingo, 4 de octubre de 2009

El DF, circo de tres pistas

René Avilés Fabila
Excélsior/4 de octubre de 2009

Los perredistas capitalinos, con su habitual fineza y distinción, lo advirtieron: no será un día de campo para Sodi y Orvañanos, tampoco para Juanito, víctima de la perversión de López Obrador y Marcelo Ebrard. La Asamblea Legislativa fue el sitio donde los odios, insultos y desahogos del peor estilo contribuyeron a mostrarle al país, una vez más, el estilo perredista de gobernar. Es el lumpen de un sistema envilecido. Ya no es la figura hierática, distinguida y de sólidos argumentos del ingeniero Cárdenas, ahora es una chusma de aventureros políticos; actúan más llenos de rencores y deseos de venganza que de planteamientos ideológicos.
El IEDF admitió con descaro que no había fundamentado bien su dictamen contra Sodi y Orvañanos. Es decir, no supo cumplir las instrucciones de Ebrard. Lo grave es que haya actuado por órdenes del partido en el poder capitalino, cuando su papel es otro. Admitirlo no fue suficiente para impedir el acto vergonzoso y ridículo del pasado jueves en la ALDF. Por su parte, Alejandra Barrales manipuló a la Asamblea para adueñarse de los más provechosos cargos, y organizó con Valentina Batres y las mafias más sectarias del PRD, una serie de acciones para mostrar su vulgaridad. Para colmo, la gritería de los perredistas arrancó contra otro perredista, Raúl Flores, probando la división interna. Les dolió no tener “carro completo” en la ciudad. Marcelo era el más indignado: la mesa donde planearía su estrategia para ser candidato presidencial quedaba coja. Para colmo de sus males, Gabriela Cuevas fue designada por la Cámara para presidir la comisión que vigilará las acciones de la capital. Y en Iztapalapa las cosas no están mejor, al final se impusieron ante un débil y patético Juanito que creyó alcanzar el cielo sin más apoyo que una acción desquiciada de López Obrador. Al final, luego de utilizarlo, lo devolvieron al cesto de la basura.
Quienes le permitieron crecer como vendedor ambulante y golpeador al servicio de Obrador, lo sepultaron sin pudor alguno. Marcelo se limitó a mostrarle un expediente lleno de cargos y una respetable suma para abrirle el paso a otro personaje siniestro: Clara Brugada. Es imposible recorrer en pocas palabras los niveles de bajeza política a los que llegó el PRD. Con estos actos evidenció la carencia de proyecto ideológico, político. México le interesa un rábano, sus militantes recurren al salvajismo porque les urge el dinero que concede el poder. Por fortuna, no están más en la ruta hacia Los Pinos. Asombra ver su odio extremo al PAN capitalino y simultáneamente pedirles a los panistas de Oaxaca que vayan juntos contra el PRI.
Es sencillo vaticinar el futuro del PRD. Terminará por perder la ciudad. Su paso por el DF ha sido devastador. Basta ver el antes y el después de cada funcionario perredista. Su poderío se finca en la deshonestidad, la traición y el irrespeto por la ley. Viéndolos bien, sí son un peligro para el país. Si hubieran ganado la Presidencia, puede uno imaginarlos en los foros internacionales arrojando basura, mentando madres, adueñándose de la tribuna, haciendo plantones e insultando a los diplomáticos que tuvieran una actitud contraria a sus intereses personales o no aceptaran que el Peje fuera secretario general de la ONU.
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