martes, 3 de marzo de 2009

I + D + I

José Blanco
La Jornada/3 de marzo de 2009

Una nueva revolución científica y tecnológica viene. Parece difícil referirla como nueva en una era de permanentes innovaciones técnicas en todos los ámbitos de la vida social; pero lo es en el sentido de que en el contexto de un proceso continuo de innovación, Barack Obama dará un impulso al conocimiento, probablemente sin precedente.
I + D + I (investigación más desarrollo más innovación) serán como nunca la palanca del desarrollo humano.
Los estadunidenses se habían dormido en sus laureles y, pese al proceso apuntado, la productividad social no marchaba al ritmo del llamado del siglo XXI. Cayeron en las redes de la especulación improductiva, de los circos financieros para volverse millonarios de la noche a la mañana, especialmente grandes empresas.
Obama tiene en sus planes un salto cualitativo en el uso de la ciencia, la tecnología, la educación, para el corto y el largo plazos. El presidente piensa simultáneamente en la superación de la crisis, en el avance de la sociedad y en seguir sosteniendo la hegemonía mundial de su país, si es posible, por sécula secolórum. Está en la historia y en el ethos estadunidense la buena vida y la dominación internacional por el conocimiento y el liderazgo tecnológico.
Uno de los textos más importantes del siglo XX sobre política científica es Science: The Endless Frontier (Ciencia, la frontera sin fin), del ingeniero Vannevar Bush (hombre de ciencia también), que escribiera en 1945 a solicitud del presidente Truman; Bush abogaba por un financiamiento público de la ciencia y tecnología prácticamente sin restricciones, con la convicción profunda de que el progreso científico es el asunto clave en el beneficio de la seguridad de la nación, de mejor salud, más trabajo, mejor nivel de vida, así como del progreso cultural; aquel Bush no incluía la hegemonía internacional que desde entonces ejerció Estados Unidos plenamente, pero qué duda cabe que ha sido decisiva en la influencia o la dominación que ha ejercido sobre el resto del mundo.
La conciencia del papel del conocimiento lo adquirieron el gobierno y los científicos estadunidenses de la observación del impacto que tuvieron las grandes innovaciones técnicas desarrolladas por los científicos durante la Segunda Guerra Mundial. En el conocimiento estaba todo y éste no conoce fronteras.
Por supuesto, toda la educación tenía que ser organizada para sostener ese papel de la ciencia y la tecnología. El desarrollo educativo y la investigación cobraron un papel central y fueron la base de la creación y el desarrollo de la gran potencia.
Obama se propone escribir un segundo capítulo de ese alcance. Entre sus decisiones iniciales destaca la creación del Chief Technology Officer, como parte del gabinete presidencial.
Obama tiene casi 2 millones de amigos en Facebook, medio millón en Myspace, entre otras redes, y al momento de elegir a su vicepresidente envió más de 3 millones de mensajes de texto a sus seguidores para darles la primicia. Obama quedará en la historia como el primer mandatario tecky, dice la tecnóloga M. G. Ensinck. Se sabe: Clinton envió dos e-mails: uno de prueba y otro al transbordador espacial; Bush no envió ninguno.
Desde la contienda electoral, Obama demostró hacer un uso intensivo y exitoso de las nuevas tecnologías, no nada más para mandar mensajes y recaudar fondos, sino que se apropió de las redes sociales para hacer construcción colaborativa. El flamante presidente estadunidense encarna el modelo de comunicación propio de los jóvenes: una relación bidireccional, más abierta y colaborativa con la que logró comunicarse con los menores de 30 años, aquellos que no leen diarios impresos, no van a las marchas ni ven los noticieros. Cosa que era imposible para Hillary Clinton y John McCain, quienes son tecnológicamente outsiders.
No es extraño que su programa de gobierno: incluya 1) un impulso sin precedente a la educación, pues es uno de los puntos fuertes de su argumento tecnológico; 2) dotar de recursos para investigación y educación a colegios y universidades; 3) reclutar a un nuevo ejército de profesores y dotarlos de los recursos tecnológicos necesarios; 4) desarrollar la banda ancha en la Internet, con prioridad sobre las zonas rurales para evitar la brecha digital interna; en este punto es prioritaria la optimización del espectro de radiofrecuencia para sacar su máximo potencial en todo el país; 5) preparar a la nación para una era totalmente digital; Obama cree en una Internet abierta y libre, que garantice el libre intercambio de ideas, a la vez que proporcione garantías para la protección de los menores; 6) la gobernanza, según Obama, tendrá como prioridades la transparencia de la administración hacia los ciudadanos, que conozcan qué está ocurriendo y cómo se están haciendo las cosas, y promover la comunicación y el acceso de los ciudadanos de forma cómoda, directa y especialmente segura a los gobernantes; 7) mejorar la competitividad de las empresas; 8) renovar permanentemente el uso de fuentes alternas de energía; 9) duplicar la inversión en investigación en ciencias, en la universidad en particular; 10) hacer que el impuesto para el I+D sea permanente; 11) proteger la propiedad intelectual fuera y dentro de sus fronteras; 12) reformar el sistema de patente; y, 13) operar según el principio de que las decisiones del gobierno se basen en las mejores evidencias científicas.
Una síntesis: Obama prevé en sus presupuestos un aumento de 1.4 por ciento para defensa y uno de 12.8 para educación. Un reto para el gobierno de Obama que se vuelve, inmediatamente, un reto para todos los países desarrollados y emergentes.

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