La Jornada/1 de marzo de 2009
La epidemia en que se han convertido los paros técnicos no ha contribuido a preservar las fuentes de trabajo, pese a que el gobierno federal aseguró que dicha medida sí coadyuvaría, señalaron los abogados laborales Manuel Fuentes y Joaquín Ortega Esquivel.
El problema afecta sobre todo a las maquiladoras, agregaron, y calificaron dichos paros de trampa para los empleados, a quienes les reducen salarios y prestaciones y, en muchas ocasiones, terminan perdiendo sus puestos.
En entrevista, Fuentes, abogado integrante del Equipo Nacional de Pastoral Laboral, aseveró que aunque esa figura existe en la ley, en la cual se denomina suspensión colectiva de la relación de trabajo, la forma en que se aplica en los hechos es totalmente ilegal, desventajosa e inconstitucional, porque actúa en perjuicio de los empleados.
Enfatizó que en la práctica los paros técnicos se manejan de forma perversa, e incluso ilegal, porque para su declaratoria no hay intervención de los trabajadores; tampoco las autoridades laborales los supervisan, porque sólo son acordados entre el patrón y los líderes sindicales.
Así, los dirigentes de los gremios, quienes en la mayoría de ocasiones no representan la base, por tratarse de sindicatos blancos, pueden pactar a placer, a discreción, las condiciones; por tanto, terminan siendo medidas unilaterales.
Aparte, Ortega Esquivel sostuvo que, lejos de propiciar la conservación de las fuentes de empleo, muchos paros técnicos son preámbulo, para el despido de los asalariados.
Según Fuentes, en las maquiladoras del norte del país ya se han perdido cerca de 50 mil empleos. Por eso, decir que este esquema sólo ha servido para reducir plazas y para disminuir los salarios y garantías laborales no sería errado.
Insistió en que nunca se debió permitir que esos paros se realizaran al margen de la supervisión de las autoridades laborales porque se prestan a abusos.
Apuntó que en muchas ocasiones los patrones no pagan siquiera 30 por ciento del salario a los trabajadores los días o semanas que están en paro técnico, sino que los mandan a sus casas sin remuneración alguna.
Al asegurar que esos paros son también una forma de esconder las estadísticas del desempleo, reiteró que los trabajadores son verdaderas víctimas de esta práctica promovida por el gobierno.
El problema afecta sobre todo a las maquiladoras, agregaron, y calificaron dichos paros de trampa para los empleados, a quienes les reducen salarios y prestaciones y, en muchas ocasiones, terminan perdiendo sus puestos.
En entrevista, Fuentes, abogado integrante del Equipo Nacional de Pastoral Laboral, aseveró que aunque esa figura existe en la ley, en la cual se denomina suspensión colectiva de la relación de trabajo, la forma en que se aplica en los hechos es totalmente ilegal, desventajosa e inconstitucional, porque actúa en perjuicio de los empleados.
Enfatizó que en la práctica los paros técnicos se manejan de forma perversa, e incluso ilegal, porque para su declaratoria no hay intervención de los trabajadores; tampoco las autoridades laborales los supervisan, porque sólo son acordados entre el patrón y los líderes sindicales.
Así, los dirigentes de los gremios, quienes en la mayoría de ocasiones no representan la base, por tratarse de sindicatos blancos, pueden pactar a placer, a discreción, las condiciones; por tanto, terminan siendo medidas unilaterales.
Aparte, Ortega Esquivel sostuvo que, lejos de propiciar la conservación de las fuentes de empleo, muchos paros técnicos son preámbulo, para el despido de los asalariados.
Según Fuentes, en las maquiladoras del norte del país ya se han perdido cerca de 50 mil empleos. Por eso, decir que este esquema sólo ha servido para reducir plazas y para disminuir los salarios y garantías laborales no sería errado.
Insistió en que nunca se debió permitir que esos paros se realizaran al margen de la supervisión de las autoridades laborales porque se prestan a abusos.
Apuntó que en muchas ocasiones los patrones no pagan siquiera 30 por ciento del salario a los trabajadores los días o semanas que están en paro técnico, sino que los mandan a sus casas sin remuneración alguna.
Al asegurar que esos paros son también una forma de esconder las estadísticas del desempleo, reiteró que los trabajadores son verdaderas víctimas de esta práctica promovida por el gobierno.
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