domingo, 1 de marzo de 2009

La angustia existencial

Sara Sefchovich
El Universal/1 de marzo de 2009

Dos noticias el mismo día. En una se hablaba de la reciente edición de los cuentos de la escritora brasileña Clarice Lispector y se los presentaba diciendo que esos textos “revelan su angustia existencial sobre la realidad cotidiana”. En la otra se relataba la historia del señor Juan Carlos Calderón Rodríguez, herrero de 38 años de edad, y de su esposa Aracely López Vizcarra, de 31, quienes el 6 de enero del año pasado tuvieron unos gemelos en el Hospital de Gineco-obstetricia del IMSS en Hermosillo, Sonora, pero a los que nunca vieron y desde entonces están buscando.
Lispector fue una escritora con una visión pesimista de la vida, cuyos personajes vivían en la desesperanza y la soledad, preguntándose qué hacer para sentir que están vivos y que lo que les rodea tiene sentido.
El señor Calderón Rodríguez, por el contrario, estaba lleno de esperanza y su vida tenía sentido. Y, sin embargo, esa “existencia desviada del curso de lo normal” de que hablaba Lispector se convirtió en una realidad para el señor Calderón y su esposa no por razones abstractas, sino por unas muy concretas que se llaman negligencia y falta de preparación y de compromiso de burócratas y de quienes se dicen médicos.
En una entrevista de 1977, la narradora habló del “sentimiento vago y sofocador de la vida” que pretendía reproducir en sus obras. En una entrevista con el corresponsal de un diario de circulación nacional, el señor Calderón Rodríguez dejó ver su frustración y rabia porque llevó a su esposa a ese hospital en la capital del estado, ya que el servicio médico de Nogales era muy malo, y sin embargo, no sólo resultó peor sino que además le desaparecieron a sus hijos y desde entonces su vida es un calvario.
Pero si en algo se parecen la escritora brasileña y el herrero mexicano es en que ambos tienen las preguntas pero no las respuestas.
Porque si es difícil hallar respuesta a la angustia existencial y al tema del sentido de la vida, en México lo más difícil es hallar respuesta a la realidad concreta e inmediata que viven muchos.
La versión del hospital sobre los bebés desaparecidos es que los incineraron porque nacieron mal. Eso, suponiendo que fuera cierto (pues durante el embarazo les habían asegurado que todo iba bien), ¿con el consentimiento de quién lo hicieron? ¿Por qué no se los entregaron a los padres y que fueran ellos quienes tomaran la decisión de qué hacer con sus pequeños? ¿Qué no hay leyes en este país?
Pues sí, leyes hay y algunos hacen hasta lo imposible por que se las cumpla. Por ejemplo, el consejero electoral del IFE Marco Antonio Gómez Alcántar, cuando se le preguntó sobre el enorme incremento salarial que se quisieron asignar él y sus colegas, respondió: “Esa es la ley y con la ley siempre es un buen momento para cumplirla”. En cambio, otros no lo consiguen. El señor Calderón Rodríguez, por ejemplo, no ha logrado que se investigue y finque responsabilidad en su caso.
La ley parece ser selectiva sobre a quién se le hace justicia y a quién en lugar de eso se le ofrecen desde dinero hasta amenazas con tal de callarlo.
Ahora bien: no podemos negar que ambas situaciones provocan angustia existencial. El punto son los ritmos e intensidades de la misma, tan diferentes. Pues mientras el padre de los bebés se ha puesto en huelga de hambre y ha amenazado con inmolarse, un consejero electoral dijo que cuando se enteró del aumento se estaba tomando tiempo para “estudiar las posibilidades legales de adoptar una decisión personal en sentido contrario”.
Además de los terrenos legal y sicológico, estamos también en el de la moral. Cuando un periodista le preguntó a un consejero si no le parecía “una decisión inmoral” el incremento, la respuesta fue: “Es constitucional y lo que es constitucional y legal no puede ser inmoral”. ¿Qué pueden decir sobre esto los funcionarios del hospital del IMSS que han encubierto a los responsables y han ignorado a los padres?
“Las palabras son ilusorias —dijo alguna vez Clarice Lispector—, no pueden decir o dicen demasiado sobre el ser”.
De esto, ni duda cabe.
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

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