miércoles, 4 de marzo de 2009

La quinta columna

Carlos Ornelas
Excélsior/4 de marzo de 2009

Hace unos días una colega y yo hacíamos un análisis acerca de los actores que participan en la Alianza para la Calidad de la Educación y surgió el tema del subsecretario de Educación Básica, Fernando González Sánchez, el yerno de Elba Esther Gordillo. A partir de la información disponible en la prensa y lo que ambos sabemos de las grillas que se dan en el seno de la Comisión Rectora de la ACE, al comienzo estábamos en desacuerdo sobre cómo calificar su actuación.
Mi colega utilizó la metáfora del caballo de Troya para explicar lo que el subsecretario hace con el fin de debilitar la posición de las autoridades en los debates con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Le comenté que a mi juicio esa enálage no retrata con fidelidad su papel. Si se recuerda la historia de Homero, Ulises ideó el caballo y ocultó en su vientre a guerreros griegos para que en la oscuridad de la noche salieran, abrieran las puertas de la ciudad sitiada y abatieran a sus habitantes. El subsecretario no actúa escondido en el abdomen de la Subsecretaría de Educación Básica, realiza su tarea a la luz del día, siempre para favorecer los intereses del SNTE y de su señora suegra.
En esa charla me acordé de la guerra civil en España y la famosa quinta columna de Francisco Franco, que fue crucial para derrotar a la República Española. Los falangistas acosaban a la sede del gobierno republicano, situada en Madrid, mediante cuatro columnas bélicas, desde cada uno de los puntos cardinales. Pero Franco y sus aliados sabían que el ejército más eficaz no era militar, sino los falangistas civiles que adentro de la ciudad arremetían por la espalda contra las fuerzas radicales. Desde entonces, el término de la quinta columna se utiliza para definir a una fuerza que desde la matriz misma de cualquier institución defiende los intereses de algún sector antagónico a ella.
Ayer, Milenio dio la noticia de que el SNTE exige a la SEP ser integrante del órgano rector del Sistema Nacional de Evaluación. Una institución que todavía no ve su nacimiento y el sindicato ya la convirtió en una arena de lucha. La Ley General de Educación establece que nada más la SEP tiene facultades para evaluar al sistema y a sus partes, los estados podrán practicar algo de valoración educativa en sus jurisdicciones, pero siempre bajo el amparo del gobierno central. Como lo expresa la nota de ese diario, si la SEP acepta dicha propuesta, no sólo violaría la ley, sino que la camarilla que dirige al sindicato sería la encargada de avaluar a sus miembros y, por esa vía —digo yo—, controlar más aún la maquinaria sindical.
Según ese periódico, José García, uno de los representantes del SNTE ante la Comisión Rectora de la ACE, aseguró que el “sindicato busca un sistema de evaluación participativo”. Además, el SNTE aspira a que esa institución, que todavía no existe porque los sindicalistas han entorpecido su creación, también influya en la definición de los lineamientos de la carrera magisterial. En otras palabras, los dirigentes del gremio aspiran a tener otro órgano “paritario”, como un grupo SEP-SNTE que, a la larga, sería dominado por el sindicato debido a sus redes clientelares y a que ha colonizado la gobernación de la educación básica en todo el país. Eso no sorprende a nadie, es parte de las jugadas anunciadas desde que se estableció la Comisión Rectora y con eso tiene que lidiar el segmento modernista de la burocracia de la SEP.
Sin embargo, el subsecretario González Sánchez dejó fuera toda formalidad y mostró con claridad para quién trabaja. Él afirmó que ésa es “una de las propuestas más lúcidas del magisterio”. Esa es la quinta columna. Un conjunto de burócratas sindicales que asaltaron el poder de decisión en la educación básica y hoy boicotean los esfuerzos que hace la SEP por poner en práctica los acuerdos de la ACE, en especial lo del ingreso a la carrera docente mediante exámenes públicos y parejos.
Por desgracia para la educación nacional, como van las cosas, no se va constituir ese órgano de evaluación independiente, transparente y autónomo que se encargaría del diseño y la ejecución de los concursos de ingreso. La SEP no tiene poder suficiente para imponerlo, ni aun con el apoyo de grupos civiles organizados, y el SNTE puede esperar a que las cosas sigan así, como con la carrera magisterial, ya que el tiempo corre a su favor y allí no hay sexenios que valgan.
Lo más lamentable es que el presidente Calderón no ejerza los hilos del poder legítimo para poner un freno a las exigencias desmedidas de esa camarilla; por el contrario, parece que las alienta. Sospecho que en el terreno de la educación básica no habrá que esperar el juicio de la historia: la miopía del Presidente es el alimento principal de la quinta columna.
Retazos
Mi colega, quien prepara un ensayo sobre la ACE, me pidió que no diera su nombre, pero al final coincidió conmigo en que la palabra quintacolumnista define mejor al yerno de Elba Esther Gordillo.
carlos.ornelas10@gmail.com

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