lunes, 6 de julio de 2009

2009: nueva mayoría

Alberto Aziz Nassif
El Universal/6 de julio de 2009

Todas las elecciones se parecen y, al mismo tiempo, cada proceso comicial es diferente. Encontrar los parecidos y establecer la trama de las diferencias y las novedades es un reto para el análisis de esta jornada. ¿Qué nos dejó este 5 de julio?
Una forma de entrar a mirar esta elección es mediante las primeras impresiones del día de ayer, pero no sobra dar una pequeña mirada sobre lo que eran las elecciones y cómo se fueron transformando en las últimas décadas. Durante los largos años del autoritarismo mexicano, las elecciones, una tras otra, interesaban poco a una ciudadanía distante y débil; era como ver una película desde lejos, pero con el ingrediente de que ya se sabía el final y siempre era el mismo: el PRI ganaba prácticamente todo y la oposición denunciaba las desiguales condiciones de la competencia.
Cuando empezó a fortalecerse la oposición, las elecciones eran como las batallas entre David y Goliat: había lucha, pero el grandote del barrio terminaba por derrotar, a la mala, a los pequeños. Así estuvimos durante varios años. Poco a poco empezó la competencia desde los municipios, pasando por los congresos locales y, más tarde, por las gubernaturas; luego llegó al Congreso de la Unión, hasta arribar a la Presidencia. Fue un largo y accidentado proceso histórico; las elecciones se volvieron competidas, pero la alternancia estaba prohibida, hasta que el conflicto se volvía amenazante, entonces se cedía un poco y se cambian las reglas, casi siempre y con la lógica de avanzar unos pasos y retroceder otros.
Así llegamos a 1997, cuando en una elecciones intermedias parecidas a las de ayer se estrenó el mejor marco electoral y se hicieron evidentes logros que 10 años antes eran impensables: Cárdenas ganó el Gobierno del DF, una elección inaugural; el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados; el IFE organizó un proceso ejemplar. La transición parecía encaminada por la ruta de las expectativas democráticas; por lo menos así parecía hasta el 2000, fecha emblemática que hoy parece tan distante y cuyas expectativas son un evento nostálgico que pertenece al pasado.
¿Quién nos hubiera dicho hace tan sólo nueve años que la alternancia presidencial dejaría un país polarizado? Después de las elecciones intermedias de 2003 resultó claro, para muchos, salvo para los que tomaban las decisiones, que el modelo electoral tenía severos problemas con un financiamiento público excesivo y el modelo mediático que había convertido las campañas en una severa spotización. La representación democrática se había hecho muy delgada y la abstención había crecido.
Ahora en 2009, seis años después, con una nueva reforma que prometió más de lo que hizo, nos deja efectos similares: una fuerte spotización de las campañas y una abstención ligeramente menor que en 2003, como algunas de las repeticiones. Las novedades son el movimiento de protesta que ha tomado forma activa en el voto nulo, el cual rondaba 6.3%, es decir, tres puntos más que en 2003.
Las novedades de ayer se expresan en las cifras. A la hora de escribir este texto, lo datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) tenía un nivel de captura de 48.6% y nos daba los siguientes resultados: el PRI se recupera y deja el tercer lugar que obtuvo con su derrota en 2006; ahora todo indica que será la primera minoría con 35% y el PAN baja de la primera minoría a la segunda con 26%; el PRD se va a 12% y le sigue el PVEM con 7%, el PT con 4%, Convergencia 2.4%, Nueva Alianza con 3.5% y el único que perdería el registro es el Partido Socialdemócrata. Otra novedad posible será que el PRI y el Partido Verde, su aliado en 63 distritos, puedan llegar a tener mayoría absoluta. Este hecho cambiaría de forma radical los últimos tres años del gobierno de Felipe Calderón. Sólo para mencionar algunos temas, será esta coalición la que defina una parte sustantiva de la agenda legislativa y el Presupuesto de la Federación. El margen del Poder Ejecutivo se reducirá de forma significativa.
De 2009 a 2012 el PRI en el Congreso de la Unión será un actor muy importante. Si con el resultado de 2006, que fue una derrota para el PRI, tuvo tanta influencia en la agenda legislativa, ahora será la parte delantera de una nueva coalición gobernante. Algo hizo mal el gobierno de Calderón que no lo logró conservar su lugar de primera minoría. Este es otro de los mensajes que tendrá que asimilar este gobierno. El PRI, un partido que representa el pasado, se reposiciona; un panismo que perdió múltiples posiciones en el Congreso y quizá algunas gubernaturas; y una izquierda fracturada, que ha dejado de ser opción para miles de ciudadanos. El 2009, una nueva mayoría. ¿Regreso al pasado?
Investigador del CIESAS

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