miércoles, 8 de julio de 2009

El sitio en la educación

Carlos Ornelas
Excélsior/8 de julio de 2009

Las elecciones del domingo dejan al PAN, al gobierno y al presidente Calderón en un estado de sitio legislativo y más débil que en los primeros años. Hoy, más que antes, el Presidente se verá forzado a recurrir a alianzas para garantizar la gobernabilidad. La que signó con Elba Esther Gordillo y sus satélites en el SNTE y el Panal no le redituó ganancia, por el contrario, contribuyó a debilitar la administración pública y a restarle crédito al gobierno. En estos días, el problema para la SEP es que Gordillo y el sindicato tratarán de obtener mayor tajo de esa fragilidad. Los líderes sindicales, al contrario de lo que hizo el gobierno de Calderón en su primer tramo, sí saben sacar provecho de sus posiciones.
Siguiendo a Ralph D. Sawyer, en su magnífica introducción a El arte de la guerra, de Sun Tzu (Boulder, Colorado: Westview Press, 1994), la combinación ideal de los atributos del gobernante y comandante en jefe son sabiduría, credibilidad, benevolencia, coraje y firmeza. Quien los posee no sólo puede ganar las guerras, sino hacer un buen gobierno.
Voy a intentar un ejercicio en optimismo, imaginar que el Presidente se dio cuenta de la transa que le hace el SNTE con la Alianza por la Calidad de la Educación, de lo costoso que es para el país, su gobierno y, lo más grave, la educación nacional, y que la romperá porque sus dirigentes no son confiables.
Alguien podría argüir que al Presidente, a pesar de sus antecedentes en la política partidista y parlamentaria, le faltó conocimiento preciso de los modos de operar de los sindicatos corporativos. Asunto difícil de creer, pero digamos que le hizo más caso a su intuición política, se dio cuenta de que necesitaba coaliciones firmes y que era necesario pagar favores electorales.
Ya los expió en demasía y sólo experimentó una respuesta mezquina de Gordillo y sus favoritos. La ACE no avanza en sus aspectos medulares, como la institución de un organismo independiente y la convocatoria a los concursos de ingreso a la profesión docente. Además, el Panal le jugó chueco al Presidente, se alió con el PRI en varios estados y, aun en aquellos que acompañaba al PAN, los fieles de Gordillo hicieron campaña por integrantes del sindicato, candidatos del PRI o del PRD.
En el terreno de la administración pública el Presidente no está sitiado. Los poderes del Ejecutivo siguen siendo inmensos, puede movilizar recursos y modificar instituciones con el poder de su firma. Esperemos que le dé un ataque de sabiduría y de un golpe destituya al yerno de Gordillo de la Subsecretaría de Educación Básica y a otros de sus validos en la SEP, lo mismo que a los allegados de ella en el ISSSTE y la Lotería Nacional.
Si además de romper la alianza, toma pleno control de los fideicomisos que el gobierno tiene con el SNTE y deja de retener las cuotas de los maestros y demás trabajadores, su camarilla dirigente quedaría a la defensiva, sin hacienda para levantar a sus huestes (me imagino que los dirigentes no van a arriesgar sus fortunas personales para defender su puesto, no tienen el hábito de gastar lo propio). El dividendo político inmediato es que el Presidente ganaría credibilidad ante los otros actores de la política educativa, hoy subordinados o, de plano, ignorados. La credibilidad es la base de la legitimación (Weber dixit), el gobierno central, la SEP y el secretario de Educación Pública, pueden tejer nuevos pactos, con maestros de base, padres de familia, organizaciones civiles y los gobernadores de los estados, quienes también podrían aprovechar el trayecto para colocar a sus cuadros en la dirección de la educación local y despedir a los que el SNTE les impuso.
Incluso, el Presidente podría mostrarse benévolo y permitir a Gordillo y sus subordinados seguir a la cabeza del sindicato, pero tendrían que recaudar sus cuotas; de esa manera se notaría su verdadera dimensión al contar a los maestros que paguen en forma libre y voluntaria su membresía.
Este escenario optimista tiene muchos huecos, soy consciente; el mayor es la voluntad del mandatario. Según Sun Tzu, en la versión de Sawyer, el coraje del gobernante es el atributo más importante en la conducción del Estado, incluso más que la sabiduría y el conocimiento preciso de la tecnología del poder. Me pregunto si Felipe Calderón tiene los tamaños suficientes para enfrentar a Elba Esther Gordillo (quien prefiere ser temida que amada), dotar de poder a su secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio (quien sólo posee una autoridad endeble), para que diseñe la estrategia de retomar el gobierno de la educación y la siga con firmeza en lo restante del sexenio.
Retazos
De Maquiavelo para Calderón: “[…] considerándolo todo bien, no le es difícil a un príncipe prudente, desde el comienzo hasta el final de un sitio, conservar inclinados a su persona los ánimos de sus conciudadanos, si no les falta de qué vivir ni con qué defenderse”. Romper el sitio sindical de la educación puede redituarle legitimidad al Presidente.
Carlos.Ornelas10@gmail.com

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