miércoles, 1 de julio de 2009

Repensemos la política nacional

René Avilés Fabila
La Crónica de Hoy/1 de julio de 2009

Llegamos con dificultades a un nuevo proceso electoral. Roto el viejo sistema, con sus virtudes y defectos, los recién llegados al poder no han sabido crear algo distinto y eficaz. El presidencialismo priista se agotó y nada lo sustituye con inteligencia. La partidocracia se engolosinó y alardea su fuerza. PAN, PRI y PRD pueden estar distantes, detestarse, pero coinciden en lo fundamental: repartirse el poder. Por ahora se han unido ante el clamor de la sociedad de votar en blanco a causa de tanta ambición, desmesura, rencor, violencia y corrupción. Estamos hartos de las pugnas de los partidos y de su intensa incapacidad.

Este 5 de julio será muy importante, histórico. Sus resultados servirán para reorientar el camino. Los partidos deberán aprender la lección y la sociedad tendrá, no que retroceder en lo conseguido, sino avanzar otro paso. Obligar a las autoridades a dar resultados concretos. Es evidente que la burocracia política no se moverá, no considerará el voto en blanco porque el IFE dijo que si hay dos electores con esos dos votos alguien triunfará. Mayor indolencia no es posible encontrar.

La sociedad mexicana despierta. Reacciona. No puede seguir dominada: cuando no ha sido doblegada por un presidente autoritario lo es por una partidocracia que es la suma de multitud de defectos, de ignorancia e insensibilidad. Cada partido hace aportaciones negativas, demagogia pura. No acabo de entender a un Germán Martínez, que hasta hoy ha carecido de éxitos, regocijándose porque la muerte de una cincuentena de niños le permitirá al PAN triunfar en Sonora. Menos puedo aceptar que un López Obrador en plena demencia divida al país, incite a la violencia y cometa desmanes sin que una autoridad le llame la atención. ¿Tanto miedo le tienen?En términos generales, indignan los partidos: ninguno se salva. El PRD de esperanza pasó a total corrupción y demagogia plena. El PAN ha despojado al Estado de todo contenido social, lo manejan como empresa privada. El PRI no acaba de convencernos de que es otro partido distinto al que nos abrumó por décadas. ¿Para qué hablar de la chiquillería, siempre a la caza de alianzas que den votos? No hay proyectos, sólo bajeza y política del peor estilo.

De mis años escolares, una frase de Napoleón Bonaparte se me quedó grabada: “China es un gigante dormido, no lo despierten”. Durmió obligada por el dominio europeo largos años. En 1949 salió del letargo y en menos de medio siglo se convirtió en una potencia formidable. Pareciera, ahora que recuerdo la idea, que alguien pidió que la sociedad mexicana estuviera eternamente dormida, mientras la clase política hacía de las suyas: se enriqueció, reprimió, ofendió, nos utilizó. Ahora los mexicanos se desperezan, poco a poco se percatan de su poderío y los llamados a tomar conciencia se repiten a través de los medios de comunicación a su alcance, principalmente de internet. Lo están haciendo básicamente los jóvenes, lo que significa mayor esperanza. El llamado a votar en blanco es un buen principio, pero las preguntas son: ¿qué sigue?, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Candidatos ciudadanos, referéndum, plebiscitos, reelección?, ¿qué?

El lunes 6, con buena parte de los resultados en la mano, habrá que pensar lo que deseamos exigir. Si el peso de la sociedad se hace sentir, no hay duda que la burocracia política (artificialmente dividida en derecha, centro e izquierda, según quien opine) comenzará a ceder. Ya hemos visto que los medios de comunicación cumplen gradualmente con su obligación de informar sin partidizar los hechos. Ahora es necesario recordarles que su obligación, como en las auténticas democracias, es servir a la sociedad, ser su herramienta principal. Los medios no pueden seguir dialogando con el poder, su razón de ser es básicamente representar a la sociedad y la riqueza de sus matices.

El 5 de julio es, pues, un principio. La sociedad mexicana logró en 2000 la alternancia y la pluralidad, ahora debe aprovechar el momento para hacer que los partidos dependan de sus intereses. Hasta hoy los dirigentes nos han dicho qué hacer, por dónde debemos ir. Se equivocaron: sólo crearon auténticas aberraciones. Nos llenaron de lodo. Debemos modificar el rumbo: los partidos y el mismo Estado están a nuestro servicio, debemos exigir un nuevo pacto social donde el sistema, en su más amplio sentido, nos sirva, no se repartan la riqueza los funcionarios, dirigentes y en general los políticos.

Más que nunca debemos repensar el modelo político mexicano, el actual es obsoleto. Un nuevo constituyente no sería una mala idea. Desde hace tiempo, Cuauhtémoc Cárdenas ha mencionado su viabilidad. Necesitamos cirugía mayor al sistema que nos gobierna, donde participe la sociedad. Parafraseando una frase hecha, podríamos concluir que la política es muy importante como para dejársela a los políticos.
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