sábado, 4 de julio de 2009

¿Hasta las últimas consecuencias?

Mayté Noriega
El Universal/4 de julio de 2009

Ha pasado un mes del incendio en la guardería ABC de Hermosillo. Y no fue sino hasta hace un par de días cuando el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, anunció que se girarían nueve órdenes de aprehensión más contra algunos de los dueños y socios de la guardería, dos de sus apoderados legales y el ex delegado estatal del Instituto Mexicano del Seguro Social.
No ha habido autoridad alguna que se haya puesto a pensar en el sufrimiento de los padres de los niños muertos, 48 hasta hoy, ni en el de los niños que, en diferentes hospitales, luchan por su vida en medio del dolor. Un dolor que no pueden imaginar los que vociferan y pronuncian discursos para salvar el pellejo. Un dolor que lastima a los padres de los niños quemados porque nada pueden hacer para eliminar el que sus hijos sienten. Además de eso, a quién le importa la culpa de las madres por haber dejado en esa guardería a sus hijos, por una necesidad imperiosa que es la de trabajar en un país en el que la crisis se ceba sobre los más débiles y vulnerables, las mujeres y los niños.
Ninguna de las autoridades que ha visto transcurrir este mes acusando a otros y tratando de evadir su responsabilidad puede imaginar la tortura de tener a un hijo hospitalizado. Servicios ineficientes, falta de equipo, de instrumental y de medicamentos. Médicos cansados, con prisa, enfermeras indiferentes, prepotentes, poco solidarias, horarios rígidos, trato inhumano y tantas cosas más que se podrían enumerar porque para nadie es un misterio que los servicios de salud en México son una pesadilla.
La situación de los padres de los niños que fueron trasladados a los hospitales Shriners en Sacramento y Cincinnati no es mejor. Tienen la certeza de que sus hijos estarán bien atendidos, pero están solos en un país ajeno sin el apoyo de amigos y familiares, tan necesario en estos casos. Ven a sus hijos evolucionar lentamente, sometidos a incontables cirugías que habrán de corregir, poco a poco, y hasta donde es posible, las huellas de las quemaduras.
Y durante un mes las autoridades federales y estatales no han hecho otra cosa que culparse mutuamente. No han hecho otra cosa que evadir el problema, porque tenían ante sí el 5 de julio y sus posiciones políticas y los dineros que éstas les dan.
Pero por desgracia el desaseo en la investigación, la lentitud en la respuesta, la desinformación y la falta de la misma (todavía el IMSS no da a conocer la lista de las guarderías subrogadas) y la palabrería hueca con la que han pretendido llenar los espacios que ha dejado su falta de autoridad de todo tipo se prestan a suspicacias.
Cuando el procurador Medina Mora anuncia las nuevas consignaciones, al día siguiente de que el presidente Felipe Calderón anunciara que se aplicaría la justicia “caiga quien caiga”, se informa que varios inculpados ya están fuera del país, la mayoría de ellos familiares del gobernador Eduardo Bours.
Tal vez por ello se hizo tan cansada la investigación, tal vez por ello se anunció públicamente la solicitud de las nuevas órdenes de aprehensión. A final de cuentas, siempre les queda la posibilidad de argumentar que quisieron hacer justicia pero ya no encuentran a los culpables. La historia de siempre. Se llegará hasta las “últimas consecuencias”, que debe ser un lugar que desapareció hace mucho tiempo, como la isla Bermeja.
Periodista

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