jueves, 2 de julio de 2009

Ciencia hasta por las orejas

Horacio Salazar
Milenio/2 de julio de 2009

Después de varias jornadas maratónicas, llegamos a la mitad de la Sexta Conferencia Mundial de Periodismo Científico, en el corazón de Londres, y el saldo parcial es muy positivo, aunque como suele ocurrir las bondades llegan por otras partes.
Como toda conferencia en la que participan cientos de delegados, moviéndose gregaria pero caóticamente por un inmueble grande lleno de pasillos estrechos, con más contenidos de los que puede digerir un cerebro sano, la actual ha tenido sus pequeños tropezones (calor, comida, horarios) pero en general el optimismo propio del gremio hace caso omiso de las mortificaciones y se concentra en lo positivo.
Para empezar, es una especie de pequeño milagro poder atender a la experiencia concentrada de literalmente cientos de figuras legendarias del periodismo científico que han practicado el oficio por décadas, que han sobrevivido a los bofetones de la presente y muchas otras crisis, y que tienen los ánimos para compartir esa experiencia y anécdotas con un montón de ávidos desconocidos llegados de todas partes.
Las conferencias, como internet, son igualadoras, porque todos traemos las mismas mortificaciones (como cargar dos maletines a la vez mientras anadeamos entre un mar de prójimos) y los mismos intereses: algunas de las salas están repletas como latas de sardinas, y otras solamente repletas. La sala de prensa quedó habilitada como recinto de emergencia para un programa completo de charlas adicionales, así que es difícil usarla como tal.
El ánimo que capto entre los asistentes es invariablemente estimulante: las preguntas hablan de crisis, de problemas, de obstáculos, pero los semblantes lucen optimistas y seguros. Las voces son articuladas, y es gratificante encontrar a personas que leen lo mismo, digieren lo mismo y producen lo mismo que uno.
Me han presentado a decenas de colegas a quienes sólo conocía por referencias, por su trabajo, por su reputación. He vuelto a ver a unos cuantos a quienes ya conocía y empiezo a respetar a otros al escuchar la claridad de sus argumentos.
Hay buenas noticias. Y además la conferencia sigue. Y además después de la conferencia hay un par de visitas sensacionales. Un postre de primera para un viaje que ha sido excelente.
http://www.periodismocientifico.com/
horacio.salazar@milenio.com

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