viernes, 3 de julio de 2009

Anular el voto nulo

José Rubinstein
Excélsior/3 de julio de 2009

Nuestro razonado veredicto electoral habremos de manifestarlo el próximo domingo en las urnas.
A la presente representación partidocrática diseñada para un cupo limitado se ha agregado un inesperado asistente: el voto nulo.
Voto nulo, desesperado aullido ciudadano que clamando por mayores espacios, de hartos y frustrados partícipes de un sistema político renuente a borrar caducos adjetivos adheridos a su incipiente democracia.
Símil aplicable a la inmovilidad que nos define es el llegar a la meta siguiente, extenuados por el esfuerzo del trayecto, giramos la vista y observamos encontrarnos en el mismo sitio, simplemente no hemos avanzado, estamos subidos en una caminadora estacionaria.
Miopes diputados que con total indiferencia corresponden al apoyo de sus electores. Dietas y fuero sin rendición de cuentas, hasta trepar el siguiente peldaño. Partidos políticos, indiferentes a la realidad del país, dilapidan tres mil 600 millones de pesos durante este austero 2009.
Abusivo bombardeo de 23 millones 400 mil spots para solicitar el voto a favor de los que sí saben cómo.
Partidos políticos entrometidos en la conformación del IFE, exclusivos para registrar candidaturas y contratar publicidad electoral, o sea, aquí no hay menú a la carta. Con 300 diputados y 64 senadores, la representación popular estaría más que cubierta. La reelección inmediata de legisladores presionaría por presencia y resultados.
Las muy válidas razones expuestas por los anulistas no deben inmolar el voto, ya que tal abstención estéril conlleva otras significativas anulaciones:
El precio pagado por la credibilidad ha sido alto. Las consabidas prácticas de alquimia electoral, casi en su mayoría, pertenecen ya al anecdotario. En 2000 se produjo la alternancia en un marco de civilidad, soportada por un confiable Instituto Electoral avalado por el prestigio de sus integrantes. La pluralidad conforma el mosaico político gobernante. Generalizar es exagerar, indudablemente, existen candidatos que merecen nuestro voto.
No retrocedamos, no arriesguemos nuestra apreciada coexistencia, no anulemos lo que sí tenemos. El voto cuenta. A nadie castigaremos con nuestro desdén. El ganador, aun con menor proporción de votos, igualmente va a festejar su inobjetable triunfo. Consideremos que el voto nulo habrá de confundirse entre los involuntarios errores de votación. El nutriente principal del voto nulo es el malestar y, si de alguna manera los anulistas se organizan, irremediablemente habrán de solicitar nuestro apoyo, es decir, nuestro voto.
La señal más diáfana de la voluntad ciudadana, el más clásico ejercicio de libertad, es el voto, ejerzámoslo, no hay razón para que otros decidan por nosotros.
Culmina este impugnado y fastidioso proceso electoral. Los ciudadanos nos desprenderemos de nuestro voto. Germán Martínez habrá de apaciguarse. Marianita se irá al colegio y, si es posible que a un internado, mejor. Juanito volverá a ser un Juanito más y López Obrador, tras la campaña de Iztapalapa, probablemente promueva a algún aspirante a jefe de manzana.
A partir del 6 de julio, a encarar la realidad. Felipe Calderón exhortó ya a los próximos integrantes del Congreso a la corresponsabilidad, porque son muchos los retos que tenemos por delante.
Nuestro PIB se perfila con un dramático descenso anual cercano a 10%. Finalizaremos 2009 con tres millones de desempleados. Turismo prácticamente en veda. Petróleo en proceso de agotamiento. Remesas con 20% de disminución en términos anuales. Recaudación hacendaría mermada 20% el presente año. Segura es la inseguridad, casi 12 mil muertos, en lo que va del presente sexenio, relacionados con el narcotráfico. El Banco Mundial nos califica, entre 212 naciones y del 1 al 100, en 24.4 puntos en cuanto a estabilidad política del gobierno, por debajo del Congo. Y, porque también duele, nuestra Selección Nacional de Futbol, del cuarto lugar mundial que llegó a ostentar, hoy ocupa el sitio 33.
Precisamente, por nuestra difícil realidad, participemos activamente. Si queremos contar, que cuente nuestro voto.
jrubi80@hotmail.com

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