martes, 7 de julio de 2009

Las razones y los votos

Alberto Aziz Nassif
El Universal/7 de julio de 2009

El PRI regresa con un triunfo electoral amplio. El PAN pierde y la izquierda se cae. Antes del 5 de julio no hubo una medición que no estableciera la recuperación del PRI; fue un triunfo anunciado, sobre todo en la Cámara de Diputados.
Lo que no se había visualizado del todo era el panorama de las gubernaturas; la información que circulaba era que, de los seis estados en juego, tal vez el único que cambiaría de partido sería Sonora, del PRI al PAN, en el contexto de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo. Pero la derrota panista en dos de sus bastiones, San Luis Potosí y Querétaro, sumada a varios de los municipios importantes como Guadalajara, Zapopan, Naucalpan, más los territorios que perdió el PRD en el estado de México, como Ecatepec y Nezahualcóyotl, expresa un regreso del viejo partido gobernante al comando del país. ¿Cuáles son las posibles razones de este cambio de preferencias? ¿Qué país vendrá en los próximos tres años?
Si partimos de la mala situación por la que atraviesa el país, tanto en materia de seguridad pública, con un gobierno federal concentrado de forma obsesiva y monotemática en combatir al crimen organizado, como de los estragos de una crisis económica que ha afectado directamente el empleo y el bienestar de la ciudadanía, tenemos un panorama muy desfavorable para el partido en el gobierno: desempleo, malestar, falta de propuestas, incumplimiento de promesas, mediocridad del gobierno, alianzas facciosas. Si a esas razones le sumamos una política pública de seguridad cuyos resultados son más que dudosos, y le agregamos que el PAN construyó de forma íntegra su compaña sobre la figura de Calderón y su combate al crimen organizado, nos da un primer nivel de la explicación de la derrota blanquiazul.
El tono de la campaña panista mantuvo, como lo hizo en 2006, la propaganda sucia marcada por un discurso agresivo en contra del PRI, con la idea de repetir una fórmula que hace tres años le funcionó, pero que ahora fue un fracaso. Las decisiones del panismo fueron equivocadas, tanto en su propuesta de campaña como en su tono, y hoy los resultados electorales lo comprueban. El PAN convirtió la campaña en un referéndum para avalar la política de Calderón y lo perdió.
Sin duda, otro de los factores que explican el resultado del pasado domingo se ubica en el mapa de una izquierda que se fue desplomando desde su derrota de 2006. La crisis postelectoral, la elección interna del PRD, la fragmentación de las tribus, el caso de Iztapalapa, la división del Frente Amplio Progresista, la estridencia del pleito condujeron a ese partido a dejar de ser una opción política viable para un amplio sector de centro-izquierda.
Una buena metáfora de cómo se desfondó la izquierda lo muestra el hecho de que hace tres años estuvo a punto de ganar la Presidencia de la República con López Obrador a la cabeza, y ahora este líder sigue con vida porque ganó la delegación de Iztapalapa en la capital del país. Se trata de un cambio dramático de escalas, pero con todo y lo forzada que pueda resultar la comparación, algo nos explica de lo que pasó. Habrá que decir que el daño que no lograron hacerle al PRD sus grandes adversarios como Salinas o Fox se lo han hecho ellos mismos.
Diversas voces se plantean si este triunfo del PRI puede representar un regreso al pasado. Sin embargo, habrá que preguntarnos si el panismo no representa un pasado, tal vez de otro tipo, pero ciertamente no es una opción de modernidad democrática para México, como lo han demostrado en estos nueve años que ya tiene en Los Pinos. También se escuchan voces que indican que el PRI regresa al poder sin haber tenido que pasar por una transformación. Sin embargo, la falta de contrincantes modernos y la ausencia de un proyecto de futuro para el país, tanto de la izquierda como de la derecha, dan al PRI la oportunidad de un regreso sin abandonar su cultura política, sus modos y sus inercias.
Es cierto también que el PRI aprende de sus errores, cierra filas, es pragmático, maneja una buena estructura territorial y, en lugar de meterse al pleito con el panismo, simplemente fortaleció sus estructuras electorales, evitó las pugnas internas y recreó en el imaginario del país la añoranza por los viejos tiempos. El PRI integró en su campaña al menos dos factores: un etéreo discurso de esencias que no lo comprometieron a nada en concreto, con una visión de que ellos sí saben gobernar y son eficientes.
Ya se empiezan a hacer los cálculos sobre la próxima integración de la Cámara de Diputados. La nueva mayoría absoluta con el PRI y el Verde (un partido que vulnera la legalidad de forma sistemática) será la base para entender la lógica en la que se moverá la próxima Legislatura. ¿Cuál será la agenda legislativa del PRI? ¿Van a rediseñar las instituciones y en qué sentido? ¿Van a modificar otra vez las reglas electorales y con cuál proyecto?
Habrá que ver cómo se maneja el vector de la mayoría frente a un Ejecutivo al que se le han reducido sus márgenes de negociación y sus fichas para jugar los próximos tres años. En suma, con esta elección se reconstruye la coalición gobernante y ahora todos los cálculos políticos miran hacia 2012. ¿Qué país saldrá de los votos del domingo? Veremos…
Investigador del CIESAS

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