martes, 7 de julio de 2009

La cruda poselectoral

Axel Didriksson
Excélsior/7 de julio de 2009

Después de estas controvertidas elecciones, no tenemos otro remedio sino volver a la realidad, a la cruda y despiadada condición de este país pobre y dependiente, “intransitado” en lo político y ahora embadurnado por quienes se asumirán como los que garantizarán las promesas que van a incumplir o entre los que lo apostaron todo y perdieron.
En esta incruenta resaca, podemos ahora valorar que no hubo quién pudiera exigir a los postulantes presentar iniciativas sobre los temas que laceran a las personas comunes y corrientes, como los que están cimbrando la democracia y las mínimas posibilidades de desarrollo del país.
Por lo general, todos los candidatos (perdedores y ganadores) rayaron en lo mismo: poner énfasis en una imagen sonriente u obtusa, en la reiteración de lo consabido y repetido por todos, en lo mediático, en los mensajes sin ningún contenido. La conclusión es que, en materia de cultura política, andamos por los suelos. Todos los temas que deberían ser parte del debate nacional y del ejercicio de la vida política del país, quedaron como ausentes.
Algunos ejemplos inverosímiles. Respecto de la violencia que tiene atrapado al gobierno federal. El tema dejó de ser uno sólo relacionado con el combate a las bandas criminales. No, se ha convertido en un tema político, sin duda económico, mediático y también cultural, pero, sobre todo, en uno que está caracterizando al tipo de gobierno federal que tenemos, no exactamente fallido, sino empequeñecido, minusválido, que necesita recurrir a las Fuerzas Armadas para su funcionamiento (vis a vis Honduras). El problema, por ello, es institucional, de legitimidad política y de costos. Mantener en activo a más de 25 mil soldados y otros tantos reclutas en la acción de legitimación de un gobierno minusválido, no es común ni tampoco rentable ni normal. En las campañas electorales, ¿se mencionó algo al respecto?
Sobre la absoluta debilidad del sistema social y de formación de las generaciones para garantizar la educación, la cultura, la identidad y la soberanía en los conocimientos del país. ¿Algún candidato hizo propuestas de fondo? Más de la tercera parte de la población urbana de 15 años y más no ha podido concluir su educación básica y, en la mayoría de los estados de la República, cerca de la mitad del total de su población, del anterior grupo de edad no cuenta con el mínimo de la educación fundamental. ¿Sobre la ciencia o la tecnología? Nada importante.
Respecto a otro aparato ideológico fundamental del Estado, el de justicia, de acuerdo con el Reporte del Foro Económico Mundial (2009), la probabilidad de que un delincuente sea arrestado y llevado a juicio es, apenas, de 3.3 por ciento. De todos los crímenes que se conocen (me imagino que también se incluyen los de tipo político), sólo 18.5% son investigados y resueltos. Cerca de 66% de los convictos reciben sentencias menores de tres años y el tiempo que se lleva en resolver los casos que desperdician enormes cantidades de recursos y personas pagadas por los contribuyentes sirve, sólo, para nada (p. 10).
El gran descuido, sin embargo, que se presentó en estas elecciones, estuvo en las propuestas para dar solución al gran tema de la gobernabilidad, que es el siguiente: De qué manera se podrá enfrentar la resaca poselectoral para sostener con nuestros impuestos a un gobierno pequeño, inerme, ignorante, que no resuelve lo que otros emulan como imagen. ¿Se apuntó alguien para sustituirlo?
didrik@servidor.unam.mx

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