domingo, 11 de mayo de 2008

Balance de la revisión salarial del STAUS: punto de vista del Dr. José Darío Arredondo

Nos llegó vía correo electrónico, la siguiente reflexión escrita por el profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Sonora, Dr. José Darío Arredondo:

Estimado Armando, gracias por compartir estas notas. La lectura me sugiere lo siguiente:
Al ver la comparación entre ambos sindicatos, parece que el mensaje es “miren qué tan bien nos fue y sin huelga”, lo cual por lo menos se debe poner en perspectiva, si consideramos el retroceso que significan para la vida sindical de los académicos otros “logros” como son los siguientes:
Lo relativo al “trabajo bilateral para la reforma del EPA” pudiera parecer redundancia si nos acordamos de la creación de una comisión mixta por acuerdo de levantamiento de huelga en marzo de 2007 que debería encargarse de esto, con lo que se pretende pasar por logro una situación previamente pactada y que la administración se encargó puntualmente de violar mediante el acuerdo de 9 de mayo.
Lo anterior sirve de antecedente a las ahora celebradas “formas alternativas de acreditación para Titular”, en donde el propio sindicato a través de su representación se encarga de legitimar la violación de 9 de mayo, proponiendo a su vez “otras formas de acreditación”. Esto simplemente “perfecciona” el acto violatorio
y constituye una traición a la confianza de los académicos que confiaron en la instancia sindical.
Al crear una “comisión técnica” se viola el estatuto aun vigente y el propio contrato colectivo, porque no reconocen instancias de rectificación de dictámenes, ya que las comisiones dictaminadoras son las encargadas de emitirlos y el único recurso legal de reclamo debe partir del propio académico afectado sin que se reconozca ingerencia alguna por parte de la administración y, en este caso, la concesión del sindicato abre la puerta a las “observaciones” de Recursos Humanos, con lo que nos ponemos en desventaja respecto a la normatividad anterior al acuerdo que se establece. Con esto, los mecanismos de impugnación tienen la novedad de un tercero creado por instancias de la administración.
En los “ejes de la revisión” aparecen dos rubros relacionados con lo anterior: “EPA” y “Promoción”. Con las nuevas concesiones del sindicato a la administración, parece que la participación sindical se va a reducir a discutir situaciones de hecho, ya que
al aceptar el papel de corrector de estilo de la administración resulta irrelevante para los académicos afectados que haya presencia sindical en el seno del Colegio Académico, ya que este órgano por sí y ante sí ya sentó las bases del futuro EPA desde el acuerdo de 9 de mayo que el propio sindicato legitimó con sus “otras formas de acreditación”, que se ven complementadas en el plano operativo con la vaguedad siguiente: “Proyectos académicos que faciliten la realización de actividades requeridas para la promoción”.Este último aspecto da la impresión de que los
académicos buscan facilidades siendo que de lo que se trata es de que la norma no sea alterada al gusto de la administración con el fin de evitar el pago (reconocimiento) al logro académico de quienes acreditan los puntajes requeridos y el grado de doctor, por ejemplo. Al generar “proyectos” que faciliten el cumplimiento de requisitos, se está aceptando el endurecimiento de los mismos pero se acepta también la voluntad omnímoda de la administración universitaria al actuar unilateralmente en los
acuerdos del 9 de mayo de 2007.
Lo que se concluye de esto es que el sindicato a través de la comisión negociadora (sin juzgar individualidades) cedió en algo fundamental y que se expresó en las violaciones al contrato y la infracción al EPA, que fue reclamado por algunos miembros del personal académico sindicalizado y que la única salida digna hubiera sido hacer triunfar a la parte sindical logrado la reparación de las violaciones y exigiendo la nulidad del acuerdo del 9 de mayo de 2007. Pero el sindicato se doblegó en algo fundamental y, contra todo sentido de sobrevivencia gremial, se puso a hacerle la tarea a la administración planteándole “alternativas”.Me parece no sólo vergonzoso sino digno de censura un comité ejecutivo que demostró en el corto plazo y en aspectos importantes, su escasa voluntad de enfrentar a la administración en defensa de los justos reclamos de los académicos que por lo pronto parece que decidió no representar.
En el supuesto de que se resuelvan favorablemente las promociones detenidas, ¿cómo queda el sindicato frente a la administración en un aspecto tan importante como éste? Futuros solicitantes de promoción se van a encontrar con otras condiciones que, lejos de allanarles el camino al reconocimiento de sus meritos, significarán nuevos obstáculos para el logro de sus objetivos personales y profesionales. En estas condiciones me parece que la negociación fue en beneficio de la administración y no de los académicos sindicalizados.
Considero que la situación amerita por lo menos una reflexión acerca de qué esperamos del comité ejecutivo y cómo se pudiera hacer para que responda a los intereses de los
trabajadores académicos. Cómo se pudiera revertir el deterioro de la credibilidad sindical y qué hacer para dignificar el trabajo académico.
Recibe un saludo fraternal de:
Darío Arredondo

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