martes, 6 de mayo de 2008

Carrera académica: un tema a discusión


Con el ánimo de propiciar la apertura de un debate acerca de la carrera académica en la Universidad de Sonora, a continuación una reflexión sobre el tema, para el caso de la Universidad Autónoma Metropolitana(UAM), que fue escrita por el Dr. José Lema Labadie, Rector General de la misma institución:

Iniciativa para discutir la Carrera Académica en la Universidad Autónoma Metropolitana

Durante los meses de marzo a julio de 2006 se realizaron 45 reuniones departamentales y divisionales en la Universidad, donde se presentó y se discutió un análisis diagnóstico de diversos aspectos relativos a la Carrera Académica en nuestra Universidad, ante casi el 70 por ciento de los miembros de la comunidad académica. A partir de múltiples comentarios, preocupaciones y sugerencias, se volvió claro que éste es un tema de discusión que debemos promover, dándole un espacio prominente entre las prioridades institucionales.

Tal como se apuntó durante la serie de reuniones realizadas con los departamentos, hoy invitamos a la comunidad universitaria a participar en una segunda fase de esta discusión para determinar qué aspectos de la trayectoria que seguimos pueden o deben redefinirse y cómo, con el fin de fortalecer la trayectoria del personal académico y el desarrollo de la Institución, dos entes que son inseparables. Debemos dar seguridad al personal académico sobre las tareas que realiza, de cómo éstas se evalúan y si hay lugar a ello, cómo se estimulan y, conjuntamente, qué futuro vemos y planteamos para la Universidad que queremos seguir construyendo en un país, distinto hoy del de hace dos décadas.

Ya entrada en su cuarta década de vida, nuestra Universidad puede recordar en su desarrollo dos momentos especialmente importantes: uno primero, de formación de una comunidad joven que asumió la UAM como su modo de vida y un segundo, de fuerte consolidación en la mayoría de sus espacios académicos.

Hoy la Institución enfrenta un tercer momento complejo, el de la renovación de su personal académico. Dado el breve período durante el que se contrató originalmente a una población de edad relativamente homogénea en los inicios de la UAM, durante los próximos años, casi un 70 por ciento de los académicos alcanzará 35 años de antigüedad en la Institución. Como comunidad debemos resolver cómo asegurar un retiro digno para el personal académico que esto desee y cómo construir un sistema de jubilación sobre el que tengamos capacidad autónoma de gestión.

Conjuntamente debemos repensar, a partir de nuestra propia experiencia, del potencial que posee nuestra Universidad y del México que se vislumbra, si el futuro de la UAM será una repetición cíclica de lo vivido o uno con un plan de desarrollo propicio para mantener el fortalecimiento de la Institución y contender con las demandas de una sociedad que nos impone día a día nuevos retos.

¿Reviviremos procesos de habilitación y consolidación con el nuevo personal académico, o tendrá la Universidad que definir, a partir de una realidad distinta, objetivos de otra índole? La experiencia, aunque breve, de nuestra Unidad Cuajimalpa, con la solicitud de ingreso y la contratación mayormente de jóvenes ya habilitados, nos muestra que la formación de nuestro propio personal, aunque esto es algo que no deberá descuidarse, dejará de ser en el futuro una tarea institucional de la misma magnitud que la realizada en las décadas de los 80 y los 90.

El fortalecimiento y la consolidación de nuestro proyecto académico, si bien ha obtenido logros importantes en la investigación, en la formación de profesionales de licenciatura y posgrado, al igual que en la contribución a la solución de diversos problemas de nuestro entorno, se observan todavía asimetrías importantes en cuanto a las características y resultados obtenidos por diferentes sectores de nuestra Universidad. Por ejemplo en términos de los parámetros utilizados para la medición de la calidad académica, tales como la pertenencia al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el cual arroja diferencias notables en cuanto a la densidad de miembros de este sistema por tipo de División académica.

Nuestra discusión incluye, tal vez, la definición misma de los parámetros de medición y comparación de la labor académica. El análisis diagnóstico del estado de la Universidad de 2006 permite sugerir que las asimetrías observadas pueden correlacionarse con el tipo de perfil profesional de las disciplinas desarrolladas por cada división. Así, en los espacios donde se cultiva la investigación básica (por ejemplo Química y Filosofía), la densidad de miembros del SNI es superior a aquellos otros, donde las disciplinas son de tipo aplicado (por ejemplo Medicina e Ingeniería).

Ahí se observa también que algunos parámetros de evaluación, tanto externos como internos, por ejemplo la pertenencia SNI, no reflejan necesariamente la calidad del trabajo realizado en todos los ámbitos académicos y las actividades que tienden a fomentar no permiten vislumbrar a futuro un acercamiento, sino, al contrario, una continua ampliación de la brecha existente en cuanto a la realización del mismo parámetro.

El fortalecimiento de la UAM debe partir del entendimiento de la naturaleza propia de la Universidad como espacio donde confluyen todas las formas de apropiación, generación y transmisión del conocimiento y no definir a priori un único patrón de desarrollo para todas ellas.

La experiencia debe permitirnos, conscientes de nuestra diversidad y de las nuevas realidades que enfrenta la universidad pública, definir objetivos institucionales, sistemas de evaluación y de motivación del trabajo, que permitan satisfacer las inquietudes de desarrollo de los académicos y dirigir a la Institución hacia la consolidación en todos sus ámbitos.

Las instituciones son construidas por los que vivimos en ellas, pero también las instituciones definen los marcos en los que se desarrollan los individuos. La UAM que hemos construido es el producto de una actividad académica enmarcada por normas institucionales, siempre, también, con una mirada hacia el exterior para definir políticas de desarrollo.

Hoy contamos con una Universidad entre cuyos logros internos recordamos, de manera importante, las políticas de permanencia que en los 80 permitieron superar los efectos negativos de la crisis económica y sentar simultáneamente las bases para lograr los altos índices de habilitación en el personal académico que nos permiten en la actualidad tener un perfil de la más alta calidad para sustentar nuestras funciones sustantivas.

En la Universidad Autónoma Metropolitana, todos los que en ella laboramos somos en realidad parte de su generación fundadora, formamos parte de los dos primeros ciclos de la vida institucional que le ha dado su sello distintivo y por ello tenemos también el reto de plantear sus mecanismos de renovación y permanencia.

Discutir la Carrera Académica en la UAM, reflexionar sobre la Universidad que hemos logrado construir, pero sobre todo imaginar y diseñar la Universidad que queremos en el mediano y largo plazos son las tareas que aquí se proponen para definir en el corto plazo, con la participación de todos nosotros, el rumbo de la UAM y la manera como participaremos nosotros y los futuros miembros del personal académico en su desenvolvimiento.

La Carrera Académica en la UAM y su discusión nos debe llevar a pensar la tarea universitaria con vista a futuro, desde un presente institucional sólido, desde una situación en la que contamos con una planta académica ya consolidada, conocedora de su Institución y en la óptima situación para plantearse el recambio generacional rescatando y recuperando lo que ha sido la experiencia y los logros de los cuales puede estar legítimamente orgullosa, pero que posee también una generosidad de miras para su proyección, ya no en términos de logros individuales, sino en cuanto a su participación en el futuro de una universidad pública.

Nosotros, como generación de académicos fundadores de la UAM, tenemos ahora que dotar a nuestra Institución con los mecanismos que le permitan cumplir sus funciones de mejor manera.



Temas de discusión

A lo largo de las reuniones departamentales se comunicaron opiniones, diagnósticos, propuestas y dudas sobre diversos aspectos de la Carrera Académica en la UAM. Se abordaron los temas relativos al ingreso, permanencia y retiro del personal académico desde una multiplicidad de perspectivas y sobre todos sus aspectos.

En breve, estas preocupaciones sugieren una discusión exhaustiva de la Carrera Académica, pero también revelan la exigencia de una discusión que conduzca al planteamiento sistémico de una Carrera Académica armónica.



Ingreso

Merecieron la atención de profesores y profesoras, los procesos de ingreso por su relevancia en el proceso de renovación de la planta académica. Para estos se plantearon diversos criterios relativos a la definición de los perfiles deseables de los candidatos, al papel, a las atribuciones y a los criterios de las instancias que participan en el diseño de las plazas; a las modalidades e instancias responsables de la evaluación para determinar el ingreso, a los distintos elementos y a las formas que pueden asumir para asegurar el mejor ingreso a la Institución.

Reflejo de nuestra diversidad es el hecho de querer jóvenes, tanto para dar continuidad a las líneas de trabajo existentes como para renovarlas a partir del aporte de académicos con nuevas visiones y preocupaciones. Predominó la demanda por asegurar, en todos los casos, una contratación exitosa de acuerdo con las necesidades reales de las áreas de investigación y de los planes y programas de estudio.

Es imperativo, sin embargo, tomar siempre en cuenta aspectos de planeación divisional y unitaria para asegurar, por un lado, los equilibrios necesarios en el quehacer cotidiano y, por el otro, la posibilidad de generar nuevos espacios de investigación y docencia de acuerdo con proyectos institucionales fundados en necesidades académicas y sociales.



Permanencia

Este aspecto de la Carrera Académica se destacó entre los temas de las discusiones departamentales. Aquí surgieron críticas importantes relacionadas con la inestabilidad intrínseca del sistema de ingresos, la complejidad y la cantidad de solicitudes requeridas para mantener el sistema de estímulos y becas, la sobrecarga de trabajo en las comisiones dictaminadoras y el tiempo excesivo requerido para procesar todo esto.

En otro nivel de discusión, se correlacionaron efectos negativos de este sistema sobre la actividad universitaria. El predominio del trabajo individual por sobre del trabajo grupal o colegiado; el antagonismo entre este tipo de labor y la posibilidad de desarrollar modalidades de confluencia disciplinar, necesarias para la solución de problemas complejos. El desinterés por el trabajo de largo aliento a cambio del demandado para el cumplimiento de requisitos inmediatos e iterativos. La renuncia o resignación a emprender actividades no contempladas o, tal vez, malamente recompensadas por nuestros reglamentos y, por lo tanto, una tendencia a la inercia institucional y la escasez en la búsqueda de nuevas opciones de desarrollo.

El RIPPA, el TIPPPA, y en particular los reglamentos de becas y estímulos son los elementos del sistema de Carrera Académica más cuestionados por la comunidad académica. Un sistema de becas y estímulos que, mayormente, ha cumplido con su doble función: mejorar las condiciones de permanencia del personal académico e incentivar actividades que han colocado a la Universidad entre las mejores en el rango.

La pregunta es si debemos mantener este sistema sin tocar o si se puede repensar de tal manera que siga cumpliendo su doble función, pero permitiendo una labor acorde con el rumbo que hoy requerimos como Universidad. Sí podemos reconstruir este sistema de tal manera que se estimule el trabajo en grupo y colegiado, propiciando la concurrencia disciplinar, sin detrimento del trabajo individual; disminuir parcialmente la dependencia en ingresos fluctuantes sin perturbar la estabilidad financiera de la Institución y fomentar la realización de proyectos académicos de largo aliento; establecer criterios claros que permitan llevar a cabo la diversidad de actividades que sustentan la misión de una universidad –docencia, investigación, preservación y difusión de la cultura, vinculación, servicio y gestión– de tal manera que los profesores y profesoras tengan claridad en cuanto a la contribución que realizan en el desarrollo de la Institución, a la forma que debe asumir la evaluación de sus actividades universitarias y a las posibilidades de crecer académicamente en la UAM.



Retiro

Después de 32 años, en la UAM empiezan a darse con mayor regularidad solicitudes de retiro por parte de miembros del personal académico, aunque se observa que la mayoría de los que cumplen con los requisitos de edad y antigüedad no optan por ella. Esta fase de la vida académica ha sido una elección poco favorecida por el personal académico por tres razones principales: la falta de una cultura de la jubilación en el medio y en el país, la ausencia de un sistema de retiro económicamente adecuado para nuestra comunidad y, sobre todo, el hecho de que la capacidad académica del universitario no disminuye necesariamente con el curso de los años, como suele ocurrir con la capacidad física.

Sobre este tema se han vertido ideas tales como complementar el sistema de retiro del Estado por medio de un fondo propio, flexibilizar la noción de retiro de tal manera que en un momento dado los miembros del personal académico puedan jubilarse sin desvincularse de la institución o promover “retiros parciales”. En fin, éste es un tema complejo, pero uno sobre el que la Institución deberá avanzar en el corto plazo.

Claramente, el tema de Carrera Académica fue discutido con la comunidad y por la comunidad de manera más amplia y, en algunos casos, en mayor detalle de lo que aquí podemos resumir. Vale mencionar que la UAM del Siglo XXI es distinta a la de los años 80. La comunidad se ha habilitado sólidamente y ha madurado en cuanto a su participación académica dentro y fuera de la Universidad, siendo reconocida por sus aportes al medio intelectual y profesional.

Hoy la Universidad debe emprender su misión fundamental y difundir el conocimiento generado en la contribución a la mejora de las condiciones de nuestra sociedad, hacer así valer el enriquecimiento que ha logrado y asegurar un futuro próspero para nuestra Institución. Esto requiere repensar aspectos importantes de nuestra Carrera Académica, definir nuevos derroteros para la labor universitaria, asegurándole un lugar a todo aquello que ha demostrado ser útil en la construcción de esta Institución.



Metodología de la consulta

Después de las presentaciones departamentales, donde la comunidad tuvo la oportunidad de compartir los mismos datos acerca de diversos aspectos de la Carrera Académica de la UAM, es ineludible pasar ahora a una nueva etapa de la discusión, una en la que la misma comunidad plantee juiciosamente sus opiniones sobre la Universidad, su construcción a futuro, el papel que en ésta ve desempeñando a profesores y profesoras y, desde su perspectiva profesional, opine sobre cómo definir los reglamentos, mecanismos y procedimientos institucionales relacionados con la Carrera Académica de la UAM para lograr, tanto el desarrollo de esta Universidad pública como el personal y profesional dentro de la Institución.

Los departamentos académicos son los espacios donde se desempeñan actividades relativamente similares o complementarias dentro de los campos disciplinares. Conduzcamos discusiones en estos espacios para plantear nuestra visión de las metas de la Universidad, de nuestra disciplina y de qué papel jugar para lograrlas.

Las similitudes y diferencias que puedan surgir de estas discusiones deberían corresponder cercanamente a la heterogeneidad que distingue a la Universidad y servir de base para construir propuestas que satisfagan la definición de fines comunes a partir de la diversidad. Sin duda podremos determinar reglamentos y mecanismos relativos al ingreso, la permanencia y el retiro en nuestra casa de estudios que nos den la seguridad de que la UAM se perfila hacia la consolidación en esta cuarta década de su existencia.

Invitamos a las áreas de investigación, a las coordinaciones de licenciatura y de posgrado, a todos los grupos de académicos que asumen la colegialidad como cimiento de la actividad universitaria, así como a todos los profesores y profesoras, también de manera individual, a sumarse a este esfuerzo que parece necesario en esta etapa de nuestro devenir. Si bien la UAM tiene la fortaleza para enfrentar una discusión y posible redefinición de miras como la que se propone emprender aquí, es necesario hacer hincapié sobre los límites que deben enmarcar este proceso: la calidad académica y la viabilidad financiera de la Universidad.

Como institución educativa y cultural de orden público tenemos un compromiso con nuestra sociedad, por lo que debemos contemplar en el diseño de nuestra Universidad elementos que permitan promover y evaluar la vinculación y el servicio, como actividades fundamentales para proyectar una más amplia y profunda inserción en la resolución de los grandes problemas nacionales.

Los criterios de evaluación del sistema de ingreso, promoción y permanencia de la UAM han propiciado que el trabajo de investigación de un número importante de grupos de académicos sea reconocido como de alta calidad, tanto al interior como al exterior de la UAM, sin embargo, hemos carecido de criterios para evaluar otras formas del trabajo universitario, esperando, tal vez vanamente, resultados equiparables en todos los ámbitos universitarios.

El desarrollo profesional parece tener diversas manifestaciones en nuestra Universidad, es razonable concebir que un sistema de evaluación y motivación del trabajo deba ser, en ciertos sentidos, más complejo que el actual y reconocer diversas vertientes de la Carrera Académica. La actual carencia de criterios o parámetros de evaluación tiene varios aspectos negativos: no permite, primeramente, evaluar la calidad de diversos tipos de trabajo universitario y, por ende, no permite definir con claridad programas académicos de impulso al trabajo de vastos grupos de universitarios, algunos de los cuales tienden a desarrollar un sentido de exclusión del proyecto institucional por la falta de claridad sobre el tipo de actividades esperadas de ellos.

Esperamos contribuciones individuales y grupales, contribuciones que abarquen totalmente la Carrera Académica de la UAM o alguno de sus aspectos, análisis del sistema actual, de lo que funciona y de lo que puede mejorarse, análisis e ideas fundados sobre el papel que desempeña nuestra Universidad y hacia dónde debe enfocarse, sobre el lugar que tienen y deberán tener nuestras disciplinas y diversas formas del trabajo universitario.

Esperamos el envío de propuestas por correo electrónico a la dirección carrera.academica@correo.uam.mx; también se recibirán en las secretarías de las unidades propuestas por escrito, preferentemente acompañadas por una versión electrónica. Todas las propuestas serán colgadas en la dirección www.carrera-academica.uam.mx para ser conocidas por la comunidad.

Las propuestas recibidas antes del 30 de junio de 2007 permitirán establecer el punto de partida para la posible formación de una comisión de Colegio Académico que trabaje para definir, si es el caso, un enfoque nuevo de la Carrera Académica, el cual a su vez se presentaría en el trimestre O-07 a la comunidad para evaluar el avance de este proyecto. Después del 30 de junio se seguirán recibiendo propuestas para enriquecer el trabajo de la comisión.

Sobre la base de las iniciativas que tengamos será más claro sustentar cualquier proyecto de cambio que surja de lo que es nuestra Carrera Académica. Agradezco de antemano el trabajo que realizará próximamente la comunidad de la UAM sobre este tema, consciente de lo extraordinario de la propuesta, pero seguro de que percibimos de manera generalizada el carácter apremiante de esta tarea.



Dr. José Lema Labadie
Rector General

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