viernes, 9 de mayo de 2008

El secreto de un gran divulgador de la ciencia


Excelente reflexión de Antonio Sánchez Ibarra, publicada en http://www.dgdc.unam.mx/muegano_divulgador

Divulgación tras bambalinas

Antonio Sánchez Ibarra

La experiencia es una de esas cosas que el dinero no puede comprar. Pero como la amistad, es algo que sí se puede compartir. He aquí un destilado de lo que su larga y exitosa trayectoria ha enseñado a uno de los más entusiastas divulgadores de la astronomía en nuestro país. Invitamos a nuestros demás colegas a compartir con nosotros sus propias experiencias.

Cuando mi amigo Martín Bonfil me sugirió escribir una nota breve sobre “cómo le hacía” para divulgar la astronomía, me puso en aprietos. Sintetizar algo que se vuelve una práctica y que en muchos casos se realiza ya automáticamente requirió reflexión sobre los puntos que me han permitido tener un avance en los propósitos de compartir el conocimiento del cosmos con los demás.

Intentaré resumir los factores que me han permitido tener y mantener programas de divulgación en los que, por gran fortuna, ya no soy el único que participa:

Libertad: Me refiero a la actitud que adopté desde mi inicio: que “más vale pedir perdón que pedir permiso”. Esto implica mantenerse lo más lejos posible de cualquier aparato burocrático que implique el freno al desarrollo de un programa. Lanzarlo con mucha efectividad y convencimiento para abatir toda la secuencia de pasos con instancias que, en la mayoría de los casos, sólo implica retrasos absurdos. Considero, con base en esto, que no hubiese logrado ni el 10% de lo hecho si me hubiera puesto a someter cada una de mis ideas o proyectos a la aprobación burocrática. Claro, esto conlleva mucha responsabilidad si se presentan fallas.

Creatividad: Los recursos con los que he contado no son mejores ni peores que los de los demás colegas. Por ello, la máxima especialidad que tengo es la de generar proyectos que impliquen un mínimo de necesidades y dinero. Así, ha sido posible generar planetarios de sólo un millón de pesos, un observatorio solar de cincuenta mil pesos, el observatorio automatizado “Carl Sagan”, de sólo dos millones de pesos, y un sistema de televisión por internet de menos de 30 mil pesos.

Pasión objetiva: El plantear un proyecto y convencer (odio la palabra “vender”) a los demás está en función de un contagio de la pasión, pero anclada a un piso firme y objetivo. De otra forma, no es posible convencer a nadie.

Aportación voluntaria: La mayor fundación que ha contribuido a muchos de los proyectos ha sido la “Sánchez-Barraza”, porque implica también a mi esposa. No por ser rico ni tener becas, tortibecas, minibecas, SNI o un gran salario, sino por cumplir objetivos que lo rebasan a uno como persona. ¿Errado?... posiblemente, pero ha funcionado. Si esperara en ocasiones tramitar tres mil pesos para lanzar un gran proyecto, muchos aún no estarían funcionando.

Necedad: Llamada más elegantemente persistencia. Soy una piedra en el zapato para muchos, y el hecho de verme llegar ya significa que estaré pidiendo algo. Sin embargo, aquí se aplica la pasión objetiva y quienes apoyan terminan disfrutando conmigo los logros y siendo parte de ellos, desde el jardinero hasta el funcionario.

Cautivar a los medios: Son fundamentales los medios de comunicación. Convencerlos de que un artículo o un espacio en radio o televisión puedan ser atractivos para la mayoría de la gente no es fácil. Sin embargo, es posible. Convertirnos en una fuente informativa a quien se le puede preguntar si es cierto que el asteroide Tutatis causará una catástrofe es un gran avance. Hemos logrado estar al menos cuatro de los siete días de la semana en algún medio proporcionando información astronómica.

Respeto: Nadie camina solo. Es falso que yo haga todo individualmente. Compañeros astrónomos como Julio Saucedo y, ante todo, estudiantes y colaboradores externos a la universidad, viven y conviven esa pasión. Uno de los compromisos adoptados por nuestros estudiantes, y el cual enseñamos ante todo, es el de compartir el conocimiento. Ello conlleva el respeto de siempre darles el crédito correspondiente.

Disciplina: Es la que nos permite mantener un programa de radio por siete años, un flujo informativo semanal, un programa de charlas semanales de ocho años o un curso de astronomía que ya lleva 14 años.

Visión: No envejecer es ir con los tiempos. No oponerse a dejar de observar por el ocular e instalar un monitor; no rebelarse contra internet, sino aprovecharlo al máximo; pasar de las transparencias al uso del cañón multimedia. Ir aprovechando cada nuevo recurso tecnológico e inmediatamente incorporarlo a nuestros objetivos.

Es posible que haya más elementos, pero respetando el espacio concedido, sintetizo los que considero más importantes.

¡Ah!... el último: trabajo, trabajo y más trabajo, como si el mundo se acabara mañana... lo cual es siempre posible, al menos para uno, aunque no sea a causa de Tutatis.

Antonio Sanchez Ibarra labora en el Área de Astronomía del Departamento de Investigación en Física de la Universidad de Sonora. Su capacidad para crear mantener un sinnúmero de proyectos de divulgación es legendaria. En 2000 recibió el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia.

Comentarios: asanchez@cosmos.astro.uson.mx

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