jueves, 22 de mayo de 2008

Otra reflexión sobre el 68


Ahora,la que nos plantea Fernán A. Osorno H.:

El poder político es poder político, la cultura es cultura, y el 68 sólo fue el 68

Fernán A. Osorno H.
el_oso_negro@hotmail.com

Siempre fue mi pensar que en el 68 se consolidó el pensamiento revolucionario de izquierda en todo el mundo, hasta las orillas de México, planteando los fundamentos para el grupo de pensadores de izquierda; renegados, rebeldes, desesperados ante el control. La relación con el capital, los gobiernos sumisos ante el paso neoliberal, se han llevado entre las patas todo, hasta la cultura, y desataron la respuesta de izquierda; con un espíritu de igualdad, buscando las condiciones favorables para nadie y aprovechables por todos. Si me preguntaban, siempre me hacía llamar “de izquierda”.

Ahora sé que todo fue un sueño, que a lo mejor la izquierda tanto como la derecha (en el 68 se peleaba contra el imperialismo estadunidense decorado de imágenes socialista e íconos comunistas, mientras que en Praga se peleaba contra el imperialismo de la URSS), y como alguien adicto al poder, utilizaron a la ideología para mantenerse a flote. La derecha totalitaria pretende guiar a la cultura, utilizarla para controlar a la ideología, en ocasiones, la izquierda también cae en el mismo error, cuando está en gestión y es inmadura. "Ni en Berkeley ni en Tokio ni en Berlín ni en París ni en Varsovia ni en México… estuvo en juego el poder político ni su ocupación entraba realmente en las expectativas de quienes llenaban las calles con sus protestas. La única excepción fue Praga, pero no se trataba de un proyecto revolucionario, sino un proceso de cambio desde el poder." (Joseph Ramoneda, "Contestación mundial", en Babelia, 19/04/08)

Originalmente los movimientos del 68 esparcidos por el mundo buscaban un cambio político. En algunos lados se podría decir que se da por mero aburrimiento y estabilidad económica. En otros fue consecuencia de injusticias sociales, pero en todos compartían el deseo de autonomía, y todos se generaron en el regazo de la educación superior; es decir, en un ambiente culturalmente amigable.

El poder se mantiene gracias a las alianzas que hace; alianzas con las formas que entran en contacto directo con el pueblo, como la cultura. Desde la era grecolatina, que las puertas de triunfo, las esculturas, y la pintura eran diseñados, y atados a la misión de mantener la imagen del gobierno adornada y intacta.(Juana Vázquez, ¿La cultura tiene ideología?. Artículo publicado en Babelia, 03/05/08) Es por esto que mirar hacia la cultura te abre un espacio de análisis hacia su gente y su gobierno, esperando siempre que la balanza se incline hacia el proceso autónomo del individuo luchando contra los dictados del poder.

Un ejemplo actual de cómo la cultura es dirigida en regímenes de derecha totalitarios, claro tendría que ser en EU. La película en cartelera, Iron Man, está basada en un cómic creado durante la guerra fría, es por ello que justifica su contenido, pero al mismo tiempo exponencializa nuestro argumento. Un acto creativo, independiente, tiene como resultado un superhéroe de hierro que, al darse cuenta de la destrucción que promueve la producción de armas de su compañía, decide armar un traje indestructible de hierro para ir acabar con las armas de su enemigo. ¿Qué le empuja a este acto? En la película, ser secuestrado por los talibanes, por lo grupos afganos que le ponen la tarea de construir armas para ellos, que de por sí ya está plagado de armas del la compañía del mismo Iron Man.

En 1968, año en que fue creada la historieta por Stan Lee (editor-creador), Larry Liebre (guión), Don Heck y Jack Kirby (artistas), el superhéroe en lugar de pelear contra afganos y el mundo del Islam, es un anticomunista que lucha contra comandantes vietnamitas. ¿Creatividad libre o creatividad dirigida por el régimen totalitario?

No cabe duda que la ideología, aquí y entonces, está influenciada por la política, así como la cultura nace de la ideología. El proceso creativo es libre, aunque esté salpicado por la ideología del contexto del creador, el proceso creativo enriquece a la cultura (la que también es libre del poder), porque pretende ignorar su estado social; el pasado y futuro histórico-político para así plantear una realidad propia.

Como escribe Juana Vázquez en su artículo ¿La cultura tiene ideología? (op. cit): “Como todo acto creativo, parte de un individuo y refleja sus ideas, emociones e ideología, pero siempre tratando de ganar terreno a lo desconocido, de superar el pasado, y de dar un paso adelante, a través de transgredir los códigos manoseados, convencionales y trasnochados.”

Iron Man, original, y actual, está inundado de la situación política de su país, deja pasar al proceso creativo independiente, y se respalda en uno que satisface las necesidades del gobierno.

Durante toda la película, el actual rival del régimen EU es ridiculizado, y eso personalmente no me causa estragos, es su película, su pueblo la va a ver, que ridiculicen a quien sea; mostrando hombres en turbantes ingenuos, primitivos y agresivos. Las dos horas de rodaje tienen dos propósitos para el desenlace: mostrar el siempre triunfante superhéroe, protector de la cultura gringa, y el otro, mostrar la también heroica agencia gubernamental, Shield, encargada de la seguridad territorial de EU.

Insisto, que hagan la historia que quieran, que gane el que les plazca, sólo pido que no vendan, y que no se consuma este desecho de propaganda bélica, como una forma libre de arte, o de cultura independiente, si no como la producción de una cultura limitada y esclavizada que es.

La izquierda va adquiriendo distintos significados, etiquetas, que desvían el significado original de la palabra y acaban, por lo tanto, devaluando y encajonando el conjunto de palabras que puedan seguirle a aquella declaración. Creo que lo importante ya no es tanto ser de izquierda. De hecho, pienso que a veces sólo decirlo ya es para algunos suficiente, como si cargaran con un peso y eso ya fuese su contribución.

Es mejor adoptar los valores que dejaron las generaciones pasadas, que dejó atrás la sangre derramada en el 68, no ser de izquierda, sino creer en la educación, en la equidad, la autonomía en las formas de expresión libres y democráticas. La responsabilidad detrás de las acciones de un pueblo educado y socialmente brillante, sin espacio para el autoritarismo especialmente en el ámbito cultural.
En el mismo espíritu del 68, de la izquierda utópica, y como lo dice Goethe, los hombres nunca deben dejar de pensar, no importa el sacrificio que represente, la sangre que se derrame, sólo así se puede aspirar a la evolución de la sociedad y, con ello, una cultura rica en autonomía e individuos: “…que con todo lo que hay que pensar, hacer y meditar, si mi cuerpo se niega a seguirme, entonces la naturaleza debe proporcionarme otro. Debe darme otro. Sin dudarlo.”

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