martes, 22 de abril de 2008

Lecciones de Etica, por el profesor Moncada


Moncada, de nuevo con su tema de la dirigente del STEUS, escrito que huele a tufo misógino:
Opinión pública: que no te enrede la audaz líder del STEUS

Es preocupante que algunos periodistas se dejen confundir con las declaraciones de la dirigente del STEUS. No aprendieron, a propósito del teatro que hicieron sobre una persona secuestrada y herida, que la doña es una mentirosa. Ha dicho que el rector de la Universidad no es la autoridad indicada para exigirle que entregue las instalaciones sino la Junta de Conciliación, aunque no promete que si la Junta se lo pidiera abandonaría el campus. Ayer, el titular de la Junta dijo a la prensa que su trabajo terminó al mandar al archivo el expediente por no haber acreditado doña Dorotea Rascón su personalidad como secretaria general. Y como los reporteros se preguntan: “por fin, ¿quién puede sacar de la Universidad a quienes la mantienen paralizada?”, trataré de explicar de manera sencilla lo que de por sí es bastante claro:
1º. Es un burdo truco de la doña pedir que la Junta se dirija a ella para que salga de las instalaciones. Esto implicaría que la Junta le reconoce personalidad como secretaria del sindicato, lo que precisamente le costó que el expediente se mandara al archivo. No, la Junta no tiene por qué pedirle nada. Ya le dio un puntapié al expediente y la dejó fuera del juego. La huelga no existe. Lo que hay es un montón de ociosos impidiendo por la fuerza que la Universidad funcione.
2º. El Rector es el indicado para pedir que desalojen la Casa de Estudios; es más, tiene la obligación legal de hacerlo porque es, de acuerdo con el Artículo 23 de la Ley Orgánica del Alma Mater, “el representante legal de la Universidad, con facultades de un apoderado general para pleitos y cobranzas y actos de administración y de dominio”; y porque la fracción IV del Artículo 25 lo faculta para “establecer las medidas administrativas y operativas convenientes para el funcionamiento adecuado de la Universidad”.
3º. ¿Y sabe la Opinión Pública quién puede sacar a doña Dorotea de las instalaciones ilegalmente ocupadas? La policía, sencillamente los agentes de la policía. El caso es igual al del fulano que se mete sin permiso a la casa de usted, Lector, y se niega a marcharse; usted llama a la policía para que lo eche a la calle o se lo lleve a la comandancia. Ha cometido allanamiento de morada, como los del STEUS incurren en el delito de despojo, más varias violaciones a la Ley Universitaria. Sólo que el Rector no quiere someter a los empleados a espectáculos humillantes, como lo sería ser zarandeados por la policía, y espera que razonen y se retiren por su libre voluntad.
Recapitulo: La Junta de Conciliación no es la indicada para decir a los trabajadores que entreguen las instalaciones; doña Dorotea pide que lo haga para que incurra en error y aprovecharlo; el Rector es la autoridad indicada para demandar la entrega por mandato expreso de la Ley; doña Dorotea sigue allí, indebidamente y las autoridades universitarias tienen la facultad, aunque no quieran ejercerla, de solicitar la fuerza pública para abrir el campus. Dorotea Razcón es la peor desgracia que pudo haberle tocado a la Universidad de Sonora.

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