sábado, 10 de mayo de 2008

Falacias de la UABC


Texto del periodista Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar, publicado en su blog EL ALGODÓN SALINO, nos habla acerca de la UABC,algunas de sus consideraciones pueden muy bien ubicarse en la realidad de la Universidad de Sonora:

Falacias de la UABC

Publicado en la revista electrónica De por acá, vol. 2, 30 de marzo de 2007.

Considerada una de las mejores instituciones de educación superior en nuestro país, la UABC pasa actualmente por una etapa de triunfalismo, que la coloca en la cima de la calidad, no obstante que diversas manifestaciones y señalamientos de los propios universitarios la muestran tal como es: una institución con fortalezas, pero también con importantes deficiencias.

Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar

Cinco décadas después de su creación, la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) es una institución vital para el desarrollo del estado. Con escuelas y facultades diseminadas en las principales poblaciones de la entidad, con miles de egresados que día a día ponen en juego –tanto en el sector privado como en el público– los conocimientos y la experiencia adquirida en sus aulas, y, en fin, con programas diversos (deportivos, culturales, de actualización) que atienden no sólo a los universitarios propiamente dichos, sino a la comunidad en general, nuestra máxima casa de estudios es un factor de peso en nuestra vida social, económica y política.

Es tal su trascendencia, que la XVIII Legislatura declaró a este 2007 como Año del Cincuentenario de la Universidad Autónoma de Baja California.

En los tiempos recientes la universidad ha consolidado su posición en el conjunto de las instituciones de educación superior en México. La propaganda oficial se ha montado en este hecho para presumir de que la UABC es la universidad pública número uno (aunque el anterior secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, dijo en la ciudad de Tijuana, el 2 de noviembre pasado, que se encuentra entre las 14 mejores del país; y no obstante que evaluaciones internacionales han destacado solamente a la Universidad Nacional Autónoma de México, de todas las instituciones superiores mexicanas, incluidas las privadas).

Durante la gestión rectoral de Alejandro Mungaray Lagarda, que terminó en diciembre de 2006, la UABC vivió un gran crecimiento, tanto en cantidad de alumnado como en instalaciones. En entrevista con el semanario Sietedías, el rector informó –ya próximo a finalizar su periodo– que el número de estudiantes inscritos en la universidad había llegado a 35 mil, en tanto que en 2002 la cifra era de 24 mil. Mencionó también que durante su cuatrienio se crearon siete escuelas: Artes, Deportes, CIC-Museo; Ingeniería y Negocios (San Quintín), Gastronomía y Enología (Ensenada) y Ciencias de la Salud e Ingeniería y Negocios (Guadalupe Victoria).

Un importante avance se dio igualmente en la planta académica, al reubicarse a un gran número de empleados administrativos, que regresaron al aula o a la investigación. Se reformó el estatuto universitario, y “ahora son 1,500 empleados administrativos y casi 3,500 profesores”, dijo el rector.

Y presumió, asimismo: “Yo recibí la universidad con un 43 por ciento de profesores con posgrado y la voy a entregar con un 90 por ciento”.

Por el continuismo

Y los cuatro finalistas en la carrera por la rectoría, el año pasado, se basaron en los logros reales (y algunos ficticios) de la UABC para proponer un camino de continuismo. El doctor Gabriel Estrella Valenzuela, quien a la postre resultó electo por la Junta de Gobierno para el cargo, se refirió así a la que estima la mayor fortaleza de la institución: “es considerada la mejor universidad pública estatal del país, que hasta el momento se ha sustentado con la continuidad de las tareas y de las acciones”.

Y agregó, en entrevista con La Crónica: “Además de que tiene un modelo educativo centrado en el aprendizaje, que permite que los alumnos tengan diversas opciones de estudio y al final que se puedan incorporar fácilmente al campo laboral”.

Ante el semanario Sietedías enlistó las ventajas que él ve en la UABC: “una oferta educativa diversificada que integra 2 programas de técnico superior universitario, 78 programas de licenciatura, 12 de especialidad y 35 de posgrado, a través de los cuales se atiende una matrícula de más de 35 mil estudiantes; además de los 69 cuerpos académicos que desempeñan las actividades de docencia, generación, aplicación y difusión del conocimiento, los cuales cuentan con una creciente capacidad académica, al estar integrados con base en una planta de 932 profesores de tiempo completo, de los cuales el 55% cuenta con el grado mínimo aceptable, el 79% con grado de maestría, el 24% con grado de doctorado, el 28% con el reconocimiento de perfil PROMEP (Programa para el Mejoramiento del Profesorado) y el 10% forma parte del Sistema Nacional de Investigadores.

“Esto ha permitido –prosigue el texto firmado por el reportero Francisco Javier Méndez– que este modelo educativo pueda ofrecer a sus estudiantes, entre otras cosas, opciones múltiples para la selección de programas educativos, mediante la modalidad de troncos comunes por áreas disciplinarias; formación integral, a través de la flexibilidad curricular, la incorporación de idiomas, actividades artísticas y deportivas, la prestación de servicio social, la incorporación de prácticas profesionales y la realización (de) estancias de aprendizaje extramuros acreditables; apoyos para su mejor desempeño, incluyendo atención psicopedagógica, tutorías académicas, acceso a equipo de cómputo, programas de movilidad estudiantil, y diversas modalidades de becas institucionales que facilitan su permanencia en la universidad”.

En esa visión idílica de nuestra máxima casa de estudios, Estrella Valenzuela negó que haya egresados de la UABC que carezcan de empleo: “No hay niveles de desempleo –aseguró a La Crónica–, la universidad no está generando desempleados, sino que ha estado desarrollando actitudes más emprendedoras en los jóvenes”.

Y cuando en Tijuana sus contrincantes en la contienda por la rectoría se refirieron al hecho de que el 90 por ciento de los estudiantes proceden de los estratos sociales medio y alto –dejando por un lado al sector menos favorecido–, el entonces secretario general de la administración de Mungaray Lagarda refutó lo dicho: “No tengo la impresión de que estamos atendiendo a la clase media y media alta”, expresó –según nota del diario El Mexicano–, y se refugió en la estadística: “Quiero subrayar que al principio de nuestra gestión eran 400 alumnos con beca Pronabes y hoy son 1,200, mientras que el sistema de becas de la UABC con recursos propios beneficia a seis mil jóvenes”.

Y una vez beneficiado con el mayor cargo en la estructura universitaria, Estrella Valenzuela anunció –por si había alguna duda– que su gestión proseguirá por el camino que trazaron sus antecesores.

“Rector: deja de mentir”.

Este discurso triunfalista de las autoridades universitarias –además de las políticas–, y de no pocos académicos e intelectuales, choca con la realidad. Ya el propio secretario de Educación del gobierno foxista, como se ha anotado líneas arriba, lo desmintió: “resaltó que de las 125 universidades públicas que hay en el país, la UABC está en la lista de las catorce mejores”, reportó el periodista Manuel Villegas, en La Crónica. No es, pues, la número uno.

Y diversos indicadores y manifestaciones de los propios universitarios, muestran la otra cara de la moneda: la universidad que no busca precisamente la realización plena del hombre, como señala su lema y es su misión.

Una muestra del desfase que existe entre el discurso y la realidad se dio a principios de mayo de 2006, cuando estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas, en Mexicali, increparon a Mungaray Lagarda por las necesidades sin atender que estaban sufriendo en su escuela. “Rector: deja de mentir, tenemos muchas carencias”, rezaba una de las pancartas con que lo recibieron, cuando acudió a inaugurar la cafetería. Los jóvenes le exigieron –según informó el semanario Sietedías– “que saque del olvido los talleres, así como (que se efectúe) una revisión del plan de estudios”, además de que se nombrara a un coordinador de la carrera de Psicología (cargo vacante desde hacía más de un año) y que atendiera “el descuido de personal docente”. En una fotografía podía apreciarse un cartel con que se cuestionaba así al rector: “¿Y la realización plena del hombre?”.

Otras muestras de inconformidad estudiantil se habían manifestado ya, en los primeros meses de 2005, cuando la Vicerrectoría de Mexicali pretendía cobrar por el uso del estacionamiento. Surgió entonces la Unión Democrática Estudiantil, que convocó a una manifestación en la unidad central para protestar. Según el diario La Crónica acudieron un centenar de estudiantes, quienes gritaron consignas en contra del pretendido cobro.

El estudiante José Manuel Córdova Tapia, de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, expresó –al participar en el foro Reflexiones sobre la Educación Superior en Baja California, efectuado en mayo de 2006 por el Congreso del Estado– que se da “un choque de intereses entre las autoridades de la UABC y los estudiantes, que exigen calidad en la enseñanza, pues se sienten insatisfechos con lo que reciben. No se sienten representados por las sociedades de alumnos, como pasó cuando éstas aceptaron el cobro por el estacionamiento, que fue una venta de los intereses de los estudiantes. Nació entonces la Unión Democrática Estudiantil, que aglutinó a miles de estudiantes en torno a Vicerrectoría y echó atrás las intenciones de cobro del estacionamiento, signo del interés de privatizar la educación pública”.

Según este universitario, empezaron a crearse en la UABC grupos estudiantiles para pugnar por el respeto a los derechos de los alumnos y por que haya espacios de expresión. él mismo formó parte de uno de esos grupos, en su facultad. “Se está buscando que la universidad funcione para lo que fue creada, que es la convergencia de la universalidad del conocimiento. (Los alumnos) se han dado cuenta de los órganos colegiados, que permiten tomar decisiones directas, y se están organizando para tomar posiciones dentro de los consejos técnicos y el Consejo Universitario, para hacer valer su voz”.

Y denunció, ante la presencia de catedráticos de la UABC y el mismo representante del rector: “Pero estos grupos están siendo atacados por las autoridades de las unidades académicas y por las sociedades de alumnos, que los consideran antagónicos y se sienten desplazadas por ellos. Se ha tratado de identificarlos con algún partido, pero no se les ha podido colgar la etiqueta, en tanto que las sociedades de alumnos son presas del PRI y del PAN”.

Una disciplina extrema

Esa pasividad en que la universidad ha sumido a su estudiantado la criticó de este modo –en un artículo periodístico– el ex abogado general de la UABC y exdirector de la Facultad de Derecho de Mexicali, Daniel Solorio Ramírez:

“Somos una comunidad muy estable, eso sí. Los estudiantes que a duras penas logran inscripción en la UABC están agradecidos, eso sí. Asisten a clases con mediana regularidad, eso sí. Respetan a sus profesores y directivos (o al menos lo fingen), también es cierto. No se meten con nosotros cuando se trata de implantar un nuevo plan de estudios, o de quitar o poner asignaturas. Prefieren decir con desgano que nosotros sabemos hacerlo muy bien. Por eso somos sus mayores.

“Por eso aquí en la UABC vivimos tranquilos. Generaciones van y generaciones vienen y todo aquí muy bien. (…) Según mi hipótesis les hemos impuesto (a los estudiantes) una disciplina extrema. Les hemos infundido temores que no debiera tener la juventud. Ese respeto profundo, sordo, inexplicable, ese temor casi reverencial por la autoridad no es propio de la juventud”.

Y en otro artículo de esa misma serie (titulada “¿Quiere usted ser rector?”, aparecida en La Crónica en noviembre pasado), el actual catedrático de la Facultad de Derecho y asesor externo del Congreso del Estado agregó, refiriéndose también a los alumnos de la universidad:

“Ya no les exigimos examen profesional, ni tesis de licenciatura, ni curso de titulación ni memoria escrita. Ya ni siquiera será exigible ese extraño examen del Ceneval. ¿Por qué queremos echarlos fuera tan rápido? ¿De dónde sacamos que somos tan, pero tan buenos, que ya no podemos dudar de su alta preparación? ¿Cómo fue que llegamos a esto?”.

Otro reconocido abogado universitario –y también catedrático de la Facultad de Derecho–, Arnoldo A. Castilla, informó en su artículo periodístico “Carta a don Gabriel Estrella Valenzuela”, del 11 de noviembre de 2006, que “un grupo de profesores, conscientes de nuestra responsabilidad, sabedores de que la apatía y la desesperanza a nada conducen, hemos decidido tratar de impulsar una conciencia de renovación de la comunidad universitaria”.

Y en tanto que el discurso oficial proclama la calidad de los alumnos y los egresados de la UABC, Castilla señaló: “La investigación y la docencia deben reflejar el estudio de problemas actuales, como ¿por qué nuestros estudiantes no leen?”.

Y esa “disciplina extrema” que señala Solorio Ramírez, y esa “apatía” a que se refiere Castilla, se reflejan en el desinterés de los alumnos por lo que ocurre a su alrededor. Así, por ejemplo, al ser electo el nuevo rector, 30 por ciento de los estudiantes entrevistados por Periódicos Healy en los campus de Tijuana y Mexicali no expresaron opinión alguna sobre el hecho.

Voces tímidas cuestionadoras

Pero, aunque apáticos, los universitarios tampoco se tragan el cuento de la calidad, ni muestran conformidad con lo que reciben –como lo señaló el estudiante José Manuel Córdova Tapia en el mencionado foro del Congreso local.

En un sondeo de La Crónica, efectuado en vísperas del nombramiento de Gabriel Estrella Valenzuela para que ocupe la rectoría hasta 2010, sólo el 7.6 por ciento de los 66 estudiantes entrevistados respondió afirmativamente a la pregunta: “¿Crees que los maestros que imparten clases en la UABC son de buena calidad?”. Y al pedírseles que calificaran a los docentes, en una escala del 1 al 10, el resultado fue de 6.6

Y no obstante que los catedráticos entrevistados en el mismo sondeo del diario mexicalense dijeron (un 92 por ciento de ellos) que los alumnos egresados son profesionistas de calidad, el 28 por ciento de los 25 entrevistados señaló que no recibe los suficientes apoyos para impartir una educación de calidad.

En su serie de artículos, el abogado Solorio Ramírez escribió: “tengo para mí que nuestra calidad no es tanta como afirma la intensa campaña de prensa, radio y televisión que nos lo repite con vigor inusitado. Tal vez nos está costando demasiado dinero tanta publicidad. Y quizá sus frutos sean magros”.

Y agregó: “Quizá fuera preferible, digo yo, no tener tantas certificaciones, ni tantos premios, ni tantos reconocimientos estruendosos, con tal de que estuviéramos contribuyendo (con mayor eficacia) a formar seres humanos más conscientes del entorno en que viven, con mayor capacidad para transformar su realidad y construir con sus manos (y con sus ideas) su propio destino. Para eso es la educación a fin de cuentas. Mi hipótesis es que hemos confundido la educación con la mera instrucción (…) Hoy nosotros tenemos una comunidad universitaria apacible, sí, pero la estamos capacitando más para el trabajo, más para conseguir empleo, que para el ejercicio pleno de la condición de ciudadanos. Esto no debiera alegrarnos demasiado”.

Y él no es el único cuestionador del discurso oficial. Según anotó, “por las rendijas y entresijos de nuestra amada estabilidad se escuchan voces tímidas que ya expresan sus dudas. Dicen que quizá detrás de tanto éxito se esconda una falacia. Sospechan que aquí hay ‘gato encerrado’”.

Y es que –escribió además Solorio Ramírez, quien en dos ocasiones compitió por ocupar la rectoría de la universidad– “todos los profesores e investigadores somos en la UABC convidados de piedra, marginados de los procesos de decisión que definen el rumbo de nuestra casa de estudios. Esta situación, lejos de educar, fomenta el individualismo egoísta, la apatía, el desdén, la desgana y la competencia desleal. El aislamiento, la insolidaridad son también sus consecuencias”.

Arnoldo Castilla, por su parte, señaló que “es necesaria la apertura de un foro de reforma jurídica universitaria para la elaboración de un anteproyecto de nueva ley orgánica que diseñe mecanismos más acordes con la realidad universitaria en las decisiones que afectan directamente la vida de la institución”.

En su “Carta a don Gabriel Estrella Valenzuela” –publicada al día siguiente del nombramiento del nuevo rector–, expresó: “Es mucho lo que profesores, investigadores, alumnos y empleados tenemos que decirle. Ojalá se abran los espacios necesarios para la comunicación y la reflexión dentro de nuestras comunidades”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo felicito porque la verdad "del dicho al hecho" hay un tramo mas largo que la falla de san andres como para decir que la U. A. B. C. es un escuela de Calidad Total es cierto si ha mejorado bastante la universidad en estos 50 años pero sin embargo a pesar de que es una institucion de calidad tiene muchas deficiencias que no deberia tener una vez mas lo felicito espero que esta obra periodistica pudiera llegar a los universitarios para que abran los ojos

Anónimo dijo...

No se porque le dan tantos animos a Daniel Solorio cuando durante su periodo como director de esa facultad fue cuando más decallo a tal grado de perder prestigio frente a universidades particulares, ademas se sabe que por su simpatia (que realmente la tiene) Daniel es reconocido, sin embargo su trayectoria como abogado, director y todo lo que ha desempeñado no ha sido muy productivo por lo que sus palabras y frases tan celebres estan vacias, vacias como el politico que es ineficaz para gobernar, tan vacias como el poeta que escribe por reconocimiento y no por exalar su espiritu, tan vacias como el matrimonio forzado donde no hay amor.

Espero que pronto venga una nueva generación de docentes y estudiantes pues es una verdadera falacia recibir consejos de quien no tiene memoria.

Gracias

Anónimo dijo...

Soy egresado de la UABC y les puedo decir que si a cambiando desde mi egreso hace mas de unos años y no me refiero a su infrestructura en si. Me he dado cuenta que solo se fijan en llenar las aulas de alumnos por motivos obvios "calidad = dinero", mayor "egresados=dinero", docentes con grados de maestría y doctorado = dinero, todo es cuestión de dinero señores. Ahora me he dado cuenta ya que he obtenido mi grado de maestría y mi experiencia laboral que se sale con muchas deficiencias en cuanto a conocimientos y apreciación de la realidad laboral del país y de tu estado. Y si, se debería considerar la discertacion de tesis, tesina y presentación de examen ceneval. Solo les puedo decir que a mi me tocó cuando estaba de rector Mungaray y alli empezó el desastre, no me exigieron tesis, y presenté el examen ceneval por requisito, debido que en ese tiempo la UABC acababa de obtener su super certificado de CALIDAD=DINERO?? y pues egresamos bastantes de INGENIERIA, donde se decía que solo terminaban como promedio 8 a 15 egresados y salimos 35??

Y alli viene la pregunta del millon?? es bueno esto de decirse de calidad?? mejor pregunten a los egresados, pero no los que tiene ya rato trabajando, si no los que tienen poco tiempo de egreso, donde se ve en las entrevistas de trabajo que seleccionan a egresados de escuelas privadas como CETYS o TEC? donde cumplen el perfil primario de ingreso que son practicas profesionales en empresas reconocidas de la región y un manejo del idioma ingles aceptable, donde la UABC imparte el ingles fuera del plan de estudios, es decir, la escuela de idiomas?? siendo una necesidad palpable en un estado fronterizo?? traducción mas dinero, por supuesto.

Y pues diría un compañero conocido de CETYS universidad, "solo se ocupan conectes man y nosotros tenemos bastantes"

Y mi consejo para los estudiantes universitarios es el siguiente: exijan sus derechos, es decir, en palabras simples, si el profe es barco o valín exijan su compromiso a ser un buen docente, pero con la condición de si se exije como alumno, el maestro tambien exije.

También hay que aprender a ser autodidactas, si el profe no soluciona, busquenle donde sea, se vale preguntar, es el privilegio de ser estudiante, esto me recuerda a lo que me dijo un profesor cuando fui estudiante, "pregunten ahorita, por que después, cobran" y les puedo decir del otro lado de la moneda, a una platica que tuve con un ex-profesor de la UABC, si van a preguntar, fundamenten la pregunta, es decir, si preguntan por algo que no entienden, se esperaría que hayan investigado previamente.

Solo me queda decir que agradesco a la UABC por tener una INGENIERÍA pero pues tiene muchas deficiencias, todavia le falta, deberia enfocarse en su lema, "por la realización plena del hombre" no por la frase "por la realización plena de la UNIVERSIDAD"

Y por ultimo una disculpa por mi redaccion, estoy escribiendo al vuelo, osea como me siento escribo.

p.d. no se crean todo lo que dice las universidades y sus dichosas certificaciones, solo preguntenles a sus egresados y sabran la verdad. saludos y un bien dia para todos!!!