domingo, 22 de junio de 2008

Educación bilingüe en los dos lados de la frontera Mexico-EUA














Escribe: Alicia J. Olvera, M.Ed.
Alicia J. Olvera es especialista de instrucción de un segundo idioma en un distrito escolar del sur de Texas, que colabora con maestros que trabajan con niños recién emigrados (EUA) Trabajó por varios años en Mexico como coordinadora del Departamento de Ingles como lengua extranjera, así como también en el sector tanto público como privado, en escuelas de nivel medio superior. Fungió como catedrática en una universidad privada en la frontera norte de México. Posee una maestria en educación bilingüe en la Universidad de Texas Panamericana.

Han sido ya varias generaciones las que han tenido que emigrar de Mexico hacia los Estados Unidos, ya sea por razones económicas, sociales o de cualquier índole. Algunas de estas personas se asientan no más allá de la franja fronteriza. Tanto los emigrantes como los que están de este lado tarde o temprano nos enfrentamos a una situación que atañe en común: La educación de nuestros hijos.

¿Qué padre no quiere lo mejor para sus hijos? La cuestión es saber realmente lo que nuestros hijos necesitan para poder no solamente subsistir en la sociedad, sino para poder ser competitivos en este mundo globalizado. ¿Cuántas veces no hemos escuchado la tan trillada frase de que el inglés abre las puertas del mundo? Aprender inglés no es un lujo, es una necesidad que hoy en día no se pone en tela de juicio. Vale más quien sabe más.
Hace más de cuatro décadas, los colegios particulares bilingües en la frontera mexicana eran contados. En la actualidad no existe colegio alguno que no ofrezca en su curriculum el inglés desde el nivel pre-escolar. El colegio que más horas exponga a sus estudiantes al idioma inglés, es el más cotizado. Por otro lado, la presión en las escuelas públicas obliga a la demanda de maestros de Inglés, así como de una actualización de los maestros con los que ya se cuenta, para poder ofrecer una educación integral. Mientras más pronto expongamos a nuestros hijos al idioma extranjero, mejor. Sabemos que nuestros hijos no solamente tienen que aprender a leer en su idioma, sino que ahora se le otorga la misma relevancia al idioma anglosajón.

¿Pero qué está pasando en Estados Unidos? ¿Cuáles son las filosofías educativas que prevalecen actualmente? También ellos le darán la misma importancia al español, como nosotros se la damos al ingles? ¿En qué momento pasa a segundo término el español?
En el estado de Texas se han venido dando cambios hacia una reforma educativa, la cual siempre ha tenido como finalidad ayudar a los niños hispano-parlantes que emigran a Estados Unidos. Se agradece el hecho de que Estados Unidos se preocupe por brindar una educación que sea apropiada para los niños emigrantes, pero varias cuestiones políticas se han venido atravesando a lo largo de los años. Los políticos republicanos de antaño han tratado de “americanizar” a todo el que llega, lo cual implica que los emigrantes olviden y dejen atrás tanto su cultura como su idioma e ideologías, evitando a toda costa el multiculturalismo. Sin embargo, varias personas han querido marcar la diferencia tratando de eliminar la discriminación y la segregación de nuestros compatriotas. El primer programa bilingüe data de 1960, cuando en el estado de Florida llegan miles de refugiados, y un condado del estado se ve en la necesidad de desarrollar un programa que satisfaga de forma adecuada las necesidades de estos niños. Hasta la fecha se siguen suscitando altibajos en la educación bilingüe en este país.

El problema que últimamente han venido enfrentando los distritos escolares en Texas es cumplir con lo que demanda el acto denominado “Que ningún niño se quede atrás”, el cual implica que los estudiantes que no dominan el inglés logren estar al mismo nivel académico que el resto de los estudiantes, sin importar los medios o métodos educativos que se utilicen para lograr tal cometido. Es por eso que los administradores y directores escolares se empeñan en que los niños que no sepan inglés aprendan de inmediato, aunque sea a costa de perder el español.

Uno de los mayores problemas que enfrentan las filosofias educativas de los programas bilingües es el tiempo. Las teorías nos indican que a un estudiante promedio le puede tomar de 4 hasta 7 u 8 años para aprender de forma académica un idioma, contrastando de forma irracional con las políticas educativas de Estados Unidos, que requieren que el estudiante lo aprenda en un año.

Cuando un padre de familia llega a inscribir a su hijo en los distritos escolares en EU, se le realiza un examen en donde se diagnostica qué es lo que el niño necesita en base al idioma que domina, y el que dominen sus padres. Se determina entonces qué tipo de programa el niño necesita. Cuando el niño no sabe inglés, se recomienda que se inscriba a un programa bilingüe. Si el padre de familia no quiere que su hijo se inscriba a este programa, se le determina como una negación de estos servicios para este niño en especial. En esta situación pasa algo muy curioso debido a la mala información. Se le pregunta al padre de familia el idioma que quiere que su hijo aprenda. Obviamente que si te vas a Estados Unidos, quieres que tu hijo aprenda inglés. Pero, ¿qué es lo que pasa cuando te llevas a tus hijos antes de que aprendan a leer?

Existe una teoría denominada “Los eslabones” (Cummins*) la cual sustenta que los niños van a aprender un idioma dependiendo de las bases que traen consigo en su idioma natal. Existen tres eslabones, en donde el primer eslabón contiene a todos esos niños que no saben leer en su idioma, o que ni siquiera tienen el desarrollo fonético necesario para conjuntar letras y formar palabras, y por lo tanto será muy reducido lo que puedan producir en otro idioma, ya que no existe la base ni siquiera en su propio idioma, el idioma que puede ser reforzado en casa. Así sucesivamente hasta que se llega a un tercer eslabón, en donde el niño ya tiene consigo el nivel académico necesario acorde a su edad, que únicamente se transmitirá de forma natural a un segundo idioma.

Entonces, si nosotros como padres queremos que nuestros hijos aprendan un segundo idioma, tenemos definitivamente que basarnos y apoyarnos en su idioma natal, si no queremos que después se confundan y batallen, y terminen en programas extra-escolares o con asesores particulares.

Pero a final de cuentas, ¿qué es un programa bilingüe? La palabra por sí sola nos indica que el estudiante aprenderá dos idiomas a nivel académico. Aquí es donde nos podemos perder, pensando que si nuestro hijo ya habla español, no necesita más. El que alguien sepa “hablar” el español, no significa que esté listo intelectualmente para realizar un examen de postgrado.
Cummins divide en dos fases la adquisición del idioma. La primera fase es cuando desarrollamos las destrezas básicas de comunicación interpersonal, y la segunda cuando ya logramos desarrollar la habilidad del lenguaje a nivel cognitivo-académico.

Ser bilingüe es poseer destrezas tanto para hablar como para entender, comprender, leer y escribir. Los verdaderos programas bilingües deben enfatizar la adquisición de dos idiomas de forma simultánea, sin darle mayor realce a ninguno de los dos idiomas. En Estados Unidos, los programas bilingües a final de cuentas terminan teniendo como finalidad el aprender inglés, olvidando el español, en vez de producir niños verdaderamente bilingües.

¿Cómo es posible que una potencia mundial tenga como finalidad producir niños monolingües? Con orgullo reconozco que México va a la vanguardia, ya que en estos momentos la prioridad para la mayoría de las escuelas tanto publicas como privadas es producir niños bilingües. Si, el idioma inglés quizás seguirá siendo el idioma universal, pero es mucho más fácil infiltrarte en otro país si sabes otro idioma. Ahora, existe otra teoría que sustenta que las personas bilingües logran desarrollar su intelecto de una forma mas acelerada en comparación que una persona monolingüe, ya que para todo se cuenta con dos vocablos para un mismo objeto. De esta forma se amplía su vocabulario lo doble que una persona monolingüe. Una persona bilingüe tiene un amplio rango de experiencias, así como un mecanismo de transición de idioma que conlleva a tener un pensamiento más flexible.
Así que como padres debemos tomar conciencia de que nosotros somos los únicos que dirigimos el rumbo de nuestros hijos, y si en nuestras manos está el decidir su futuro, debemos considerar que nuestra responsabilidad no termina con el hecho de enviarlos a la escuela, sino que debemos de mantenernos informados de el programa educativo y sus objetivos educativos, tanto en Estados Unidos como en México.

Nuestros hijos necesitan una educación competitiva, sin fronteras. Se necesita una verdadera reforma educativa que no sólo implique generalizar programas bilingües en zonas donde los educandos manejen un segundo idioma, sino también pasar a un modelo educativo con vocación multicultural, y donde dicha vocación se refleje en contenidos, valores y prácticas pedagógicas. El respeto a la diversidad étnica y cultural, la educación cívica apoyada en la ciudadanía plena y extendida, la pertinencia curricular frente a distintas realidades sociales y culturales con que llegan los niños a las escuelas, así como el fomento a prácticas comunicativas basadas en el respeto al otro y la reciprocidad en la comprensión, son elementos básicos en este cambio de concepto. A final de cuentas, la forma en que nuestros hijos se eduquen hoy, indiscutiblemente se verá reflejada en unos cuantos años.

*Jim Cummins es un investigador experto en el aprendizaje de un segundo idioma así como del desarrollo de la lectura

Tomado de: http://contexto-educativo.com.ar

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