martes, 17 de junio de 2008

Evaristo Pérez Arreola


Del bául de los recuerdos del sindicalismo universitario a nivel nacional, a continuación el texto que escribió Raúl Trejo Delarbre:

Evaristo Pérez Arreola

Publicado en Izquierdas, Sindicatos, Universidad
by rtrejo en Diciembre 12th, 2005

La Crónica, 22 de enero de 2002

Evaristo Pérez Arreola amalgamaba virtudes y defectos del liderazgo personalista. Los trabajadores de la UNAM llegaron a tenerle una confianza nutrida en los desplantes de osadía y magnanimidad que ese dirigente sabía tener. Fuera del sindicato que encabezó durante más de tres lustros no tuvo el mismo éxito pero jamás se alejó de la vida pública. Era un hombre de y para la política.

Pérez Arreola era algo más que el secretario general del STUNAM (y antes, el STEUNAM que solo reunía trabajadores administrativos). En varios sentidos él era el sindicato. Así ocurría al menos para millares de trabajadores que no se resignaban a tramitar permisos, préstamos, becas o las necesidades más variadas en las oficinas que su sindicato había dispuesto para cada gestión. Aunque tuvieran que esperar varias horas y a veces días, muchos de esos empleados preferían hablar directamente con “Evaristo”.

El líder los dejaba acercarse y solía tener soluciones para cada petición. Se trataba de un estilo patriarcal pero a diferencia del caudillismo que ha singularizado a los sindicatos en México los trabajadores universitarios practicaron, desde el inicio de los años 70, la democracia formal. En el STEUNAM y luego el STUNAM (el sindicato que surgió en 1977 cuando se fusionaron las organizaciones de trabajadores administrativos y académicos) siempre se han realizado elecciones regulares y mientras se postuló, la planilla de Pérez Arreola ganó por márgenes considerables. Su base principal eran los trabajadores más modestos de la Universidad, muchos de los cuales a menudo lo invitaban a ser padrino de alguno de sus hijos.

Pérez Arreola no buscaba esas peticiones pero tampoco las desdeñaba. “La gente acude a mí porque sabe que se le va a apoyar, tengo capacidad de decisión –le dijo en 1988 a César Romero Jacobo, reportero de unomásuno–. A lo mejor me involucro demasiado con mi gente, con sus problemas, pero es mi manera de mostrar que tengo voluntad de ayudarlos… ¿Padrino? No, padrino es el que da sus cosas. Yo no tengo nada, doy lo del sindicato. Hay que repartir el ingreso, eso digo”.

Aunque reunía a 20 mil trabajadores los recursos del sindicato universitario no eran abundantes. A menudo Pérez Arreola empleaba su capacidad de gestión para obtener apoyos que de otra manera su organización no habría conseguido. Con frecuencia también él resolvía discrecionalmente el destino de esos recursos pero no en su beneficio personal. El automóvil en el que llegaba al sindicato estaba más traqueteado que los trabajadores que acudían a tramitar su jubilación y durante mucho tiempo Pérez Arreola vivó, de manera modesta, en una unidad habitacional.

Junto con las peticiones personales de muchos de sus afiliados el sindicato tenía que respaldar las campañas de propaganda para mantener sus demandas gremiales en una época de hostilidad por parte de las autoridades universitarias. Ganar el contrato colectivo costó una huelga de varios meses en 1973. Obtener el registro sindical implicó tres años después un duro enfrentamiento con la Rectoría que se negaba a admitir en la UNAM la existencia de sindicatos.

Pérez Arreola formó parte de una dirección sindical que cometió errores pero que antes que nada enfrentó un antagonismo que ahora sería impensable. Lo único que quería el sindicato de la UNAM era su reconocimiento y la posibilidad de negociar las condiciones laborales de sus agremiados. La cerrazón de las autoridades universitarias de ese tiempo cohesionó al sindicato pero también contribuyó a que se acentuaran algunos de sus vicios gremialistas. Hoy en día esas imperfecciones constituyen uno de los lastres más graves para el desarrollo de la Universidad.

Del sindicalismo Pérez Arreola pasó a la política extrauniversitaria. En 1979 fue diputado federal por el Partido Comunista pero luego se alejo de esa vertiente de la izquierda con cuyo convenencierismo no comulgaba. Se fue a extremos distantes y contradictorios. Se acercó al PARM para ser presidente municipal en Ciudad Acuña y luego diputado local en Coahuila. Fue asesor del presidente Carlos Salinas. Más tarde participó en un grupo que desde posiciones de izquierda apoyó la candidatura de Vicente Fox. En todo momento alentó al grupo Unidad Democrática que sostenía propuestas como la formación de un gobierno de coalición y de un gabinete de composición.

Sería muy simple decir que esos vaivenes obedecían a una política sin principios. Más bien, aunque discutible, el tránsito de Pérez Arreola fue paradigmático de las búsquedas de una centro izquierda que no ha encontrado acomodo en las opciones tradicionales pero que tampoco ha podido crear su propio espacio. Hombre de convicciones democráticas e incapaz de rehuir la discusión, respetuoso de quienes discrepaban con él Pérez Arreola, que falleció anteanoche, es parte de la historia de la Universidad, el sindicalismo y la política en México.


Correo electrónico: rtrejod@infosel.net.mx

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