martes, 25 de agosto de 2009

Astronauta mexicano

Arturo Barba
Milenio/25 de agosto de 2009

Hoy por la madrugada salió al espacio la nave Discovery con siete tripulantes a bordo, uno de ellos, José Hernández, el primer astronauta de origen mexicano.
Aunque nació en California, Hernández, hijo de inmigrantes michoacanos, nunca ha dejado de ser y sentirse mexicano. De niño trabajó junto con sus padres y hermanos —todos inmigrantes— en los campos agrícolas estadunidenses.
Cada verano regresaba con su familia a México y el resto del año, mientras ayudaba a sus padres en la pisca, estudiaba en las excelentes escuelas públicas californianas.
Luego de observar las misiones Apollo por la televisión, desde su infancia se propuso llegar a ser lo que ahora es: astronauta. Su esfuerzo y tesón son dignos de admiración y son ejemplo de que es posible realizar los sueños con base en el trabajo y la superación.
Su familia, al igual que otras millones en nuestro país, fue víctima de los malos gobiernos corruptos e incapaces de generar el bienestar que requiere la sociedad mexicana, por lo que tuvo que emigrar al vecino del norte en busca de una mejor vida.
Él mismo ha dicho que a pesar de las dificultades que enfrentó su familia y de que sus propios padres no tuvieron acceso a escuelas, la principal preocupación familiar fue la educación. Por ello, todos sus hermanos al igual que él terminaron una carrera universitaria.
Hernández estudio su licenciatura en ingeniería eléctrica en la Universidad del Pacífico y su maestría en ingeniería eléctrica y computacional en la Universidad de California. Desde 2001 trabaja para la NASA y en 2004 ingresó como astronauta. En la misión 128 es el ingeniero de vuelo.
Entre sus responsabilidades está el operar el brazo robótico del Discovery y la realización de varios experimentos en el laboratorio Leonardo que se instalará en la Estación Espacial Internacional.
Desde hace algunos años, Hernández apoya la creación de la Agencia Espacial Mexicana, porque está convencido de que en nuestro país existe el potencial humano para que nuestra nación realice sus propias aportaciones a la tecnología espacial. Asimismo, le interesa apoyar programas que impulsen la educación y la divulgación de la ciencia en México.
Por ello, el astronauta mexicano es un gran ejemplo de superación para la niñez y la juventud mexicanas que aportará mucho más a la educación de lo que lo han hecho el SNTE y el gobierno mexicano durante años.
http://www.sapiensideas.com/

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