jueves, 20 de agosto de 2009

Unison: jueves 20 de agosto de 2009

Algo de lo que sucede en el mundo de lo cotidiano, el mundo real de la Universidad de Sonora, la actividad diaria en las aulas del alma mater:

Hermosillo, Sonora, a 18 de agosto de 2009.

MA Vicente Inzunza I.,
Director de División, DCEA.

Estimado maestro: Iniciamos clases con el entusiasmo propio del caso, solamente que debemos lamentar la absurda disposición administrativa de que seamos interrumpidos en media clase por el Ing. Alfonso Tautime, quien se siente con el derecho de abrir la puerta del aula y barrer con su mirada a cuantos estamos en ella, para luego dar un portazo en señal de haber cumplido con una labor que solamente él entiende.
Los resultados de tales aspavientos son los siguientes:
Total desconentración del maestro víctima de este trato; generación de un sentimiento negativo ya que se ubica al docente como si fuera partte de un inventario, despersonalizándolo al borrar de un solo portazo su trayectoria, méritos, y la importancia de su labor como formador de futuros profesionistas. Con ese solo acto de prepotencia, la universidad se convierte en una especie de maquiladora y deja de ser una institución educativa de nivel superior.
Otro resultado es la total distracción de los estudiantes, dando al traste con los esfuerzos de maestro y grupo por ubicarse en lo que debe ser su obligación: trabajar académicamente.
Ayer fuí interrumpido de la manera arriba descrita. Mi clase era de 9 a 10 de la mañana y justamente a las 9:35, en medio de mi explicación acerca de la complejidad de uno de los tópicos a tratar durante el semestre, el ing. Tautime abrió la puerta y practicó el extrtaño ritual que he refereido.
Usted, señor director, ¿tendrá autoridad suficiente como para procurarle al personal académico las condiciones instituciuonales para que pueda hacer su trabajo?
Me dirijo a usted porque, según recuerdo, iba a resolver el ya viejo problema de los arrebatos de Tautime. Es claro que en Economía no se requiere ningún tipo de supervisión de esta naturaleza. Resulta insultante tener que lidiar con medidas burocráticas que nada tiene que ver con la esencia, los principios y valores universitarios. No necesitamos checadores, ni humanos, mecánicos o electrónicos. Somos docentes, no empleados de maquiladora o burócratas de ocho a tres.
Le solicito su intervención para que este tipo de asunto sea superado en beneficio de la institución.

Lo saludo respetuosamente:
Dr. José Darío Arredondo López

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