martes, 25 de agosto de 2009

Las universidades sí pueden meter el hombro

José Blanco
La Jornada/25 de agosto de 2009

El viernes pasado diversos medios publicaron una información sobre el desempeño de la economía mexicana que parece la antítesis de otra información referida igualmente al desempeño de la economía medida por las cifras del PIB y sus componentes. Ambas informaciones proceden del Inegi.
El encabezado de la noticia principal de La Jornada decía: “Se derrumbó la economía10.3 por ciento de abril a junio”. Ese encabezado remitía a la página donde una gráfica de barras nos mostraba los años 2007, 2008 y 2009, divididos en trimestres. Podía observarse la barra por debajo del eje de las abscisas con un valor de –1.6, correspondiente al último trimestre de 2008, y las barras con valores de –8.0 y de –10.3 que corresponden al primero y segundo trimestres de 2009. Estos valores resultan de comparar el PIB de los trimestres indicados con los mismos trimestres correspondientes al año anterior. El sentido de la nota era: “vamos de mal en peor”.
Si usted visita en el Inegi el siguiente vínculo: www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Boletines/Boletin/Comunicados/PIB%20a%20precios%20constantes/2009/agosto/cuadro.xls, hallará básicamente la misma información: los dos últimos trimestres de 2007, los cuatro de 2008 y los dos primeros de 2009; pero no es un gráfica de barras, y no compara nada: da las cifras del PIB y sus componentes obtenidas por la economía mexicana, en términos reales. Ahí usted podrá fácilmente calcular la magnitud en que el PIB y sus componentes decrecieron a partir del tercer trimestre de 2008, en alguna proporción, respecto del trimestre anterior, hasta el primer trimestre de 2009. Pero las cifras correspondientes al segundo trimestre de 2009 muestran que el PIB creció en un modesto 1.4 por ciento respecto del primero. Esta cifra es cierta, como lo es la caída de 10.3 por ciento antes referida; son dos medidas distintas. Pero estos hechos contradicen la idea de que vamos de mal en peor.
El hecho es que aumenta con mucho la mayor parte de los rubros del PIB. Por ejemplo, el sector agropecuario crece 19.3 por ciento, la electricidad y el suministro de gas en 6.0, la construcción 2.0, la industria manufacturera 0.7, los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes inmuebles en 3.7…; así, unos modestamente, otros no tanto.
Nada garantiza que estas alzas vayan a sostenerse, pero sin duda que se trate de un crecimiento generalizado puede ser un indicador de que estemos viendo la punta de una de recuperación que, como todos sabemos, será lenta, especialmente en la creación de empleos.
El gobierno de Calderón es una administración pro cíclica; no hay la menor duda. Carstens está viendo un “hoyo” financiero que le suministran sus anteojeras y que quiere “corregir” con sus enormes tijeras, con lo cual esos leves repuntes pueden irse por la borda. La Cámara de Diputados debe hacer una lectura precisa de la coyuntura y concluir que no son épocas de recortes, sino de aumento del déficit, de inyección de recursos; de recortar los inmensos despilfarros en que han incurrido los gobiernos panistas, de ampliar la inversión pública y, especialmente, de apuntalar como nunca la educación: no puede haber soluciones a un mundo que crece en complejidad a velocidad meteórica mientras dejamos en la oscuridad de la ignorancia a miles de jóvenes y sigamos siendo incapaces de ver en concreto la relación entre el ejercicio de proyectos de tecnociencia específicos y el crecimiento del país; en resumen, son épocas de hacer lo que están haciendo Obama y sus socios desarrollados: lanzar por la borda el inservible Consenso de Washington.
Vean los diputados lo que pasa en la bolsa de valores y lo que ocurre con las enormes ganancias de los bancos. Como ni Calderón ni Carstens han oído hablar de economía política, no saben que los datos aludidos son signos de que la rentabilidad empresarial está aumentando. Es posible que el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado se esté haciendo que la Virgen le habla. Es hora de estimular vigorosamente el crecimiento económico. La austeridad presupuestal propuesta empobrecerá la pobreza: es lo que hará Hacienda, aunque no lo sepa. No, ahora requerimos más deuda, bien gastada, con mira de largo plazo en inversiones rentables que permitan, entre otras cosas, pagar la propia deuda, crear empleos permanentes, aumentar la producción, multiplicar el ingreso. Cuando lleguen las vacas gordas, podremos cambiar la política económica.
Es posible que deba ser eliminado el IETU porque es un impuesto de control que pagan las empresas, aunque no tengan beneficios: por hoy es un impuesto pro cíclico. Es impostergable, también, de una vez por todas, ampliar la base tributaria.
Las instituciones de educación superior (IES) saben como nadie meter el hombro (que fue lo que les pidió la Secretaría de Educación Pública). Pero la forma en que lo hacen es formando cuadros de alto nivel, realizando investigaciones pertinentes profundas y poniendo en las manos de los operadores el conocimiento y las vías de solución de los problemas. Nada será más benéfico para el país a largo plazo (el largo plazo comienza siempre hoy) que el hombro que saben meter las IES. Pero para ello son necesarios más, muchos más recursos, no menos. Meter el hombro en serio; eso es lo que están pidiendo a gritos hacer las IES permanentemente; eso es lo que saben hacer.
El recorte hacendario operado por la SEP obliga a las IES a sacar en alguna medida el hombro, no a meterlo.

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