martes, 24 de febrero de 2009

Carlos Slim en la UNAM

Javier Flores
La Jornada/24 de febrero de 2009

La semana pasada se inició el seminario Sociedad y tecnología, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por medio de su Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Se trata de una iniciativa muy importante y oportuna, pues los cambios tecnológicos, y la velocidad con que ocurren, modifican de manera muy importante –y yo diría irreversible– la estructura de las sociedades y la propia naturaleza humana. El acto fue presidido por el doctor José Narro Robles, rector de esa casa de estudios, quien tuvo como primer invitado y conferencista al ingeniero Carlos Slim Helú, uno de los protagonistas de la masificación de la tecnología de comunicaciones en América Latina y en otras regiones del planeta.
Tuve la oportunidad de asistir a esta reunión académica y la primera cosa de destacar es, precisamente, la presencia de Slim en la máxima casa de estudios. Y no es que sea la primera vez que acude a territorio universitario. Según él mismo recordó, en el pasado se desempeñó como profesor en la Facultad de Ingeniería, en la que impartió cursos especializados de álgebra.
Esta visita tiene relevancia especialmente hoy porque es un reconocimiento mutuo: los universitarios entienden el papel protagónico que desempeña Slim en una de las áreas de la tecnología de mayor impacto en el desarrollo humano, y el empresario reconoce con su presencia la importancia de la Universidad Nacional como una de las instituciones más importantes del mundo y un espacio en el que es posible discutir con libertad todas las corrientes del pensamiento. Pero no me voy a detener en las posibles implicaciones de esta visita. Me voy a referir a algunos de los aspectos de su conferencia que resultan, a mi juicio, trascendentes.
Carlos Slim hizo un recorrido por las distintas etapas del desarrollo humano, destacando cómo en cada una se presentan diferentes paradigmas que posibilitan el cambio. No leyó ningún texto que hubiese preparado, pero identificó con precisión el papel de la tecnología en las diferentes fases de ese desarrollo, desde las herramientas del paleolítico o el neolítico hasta las tecnologías de hoy.
Se trata de un hombre extraordinariamente culto. En su concepción, el cambio –que denominó mutación– está determinado por los avances tecnológicos. De este modo explicó cómo la sociedad agrícola se transformó en una sociedad urbana e industrial en virtud de la aparición de la máquina de vapor, la electricidad y los motores de combustión interna. Pero su rápido recorrido histórico tenía que culminar con los cambios en la época actual.
La sociedad urbana e industrial experimentaría, gracias a los cambios tecnológicos, una mutación hacia una sociedad terciaria o de servicios. Ésta se sustenta, a su juicio, en el bienestar de los otros. Consideró que los nuevos paradigmas incluyen la democracia, la pluralidad, la libertad, el medio ambiente, la ciencia y la tecnología, la creatividad y la diversidad.
Y aquí es donde llegamos a un tema que me parece importante subrayar, mismo que desarrolló Slim en la sesión de preguntas y respuestas, la cual duró más de una hora: el papel de la ciencia y la tecnología locales. Para decirlo rápido, Carlos Slim Helú, uno de los hombres más ricos del planeta, considera que es más importante absorber la tecnología que crearla.
A lo largo de su charla reconoció a las artes y la ciencia como valores universales, a las que entiende como actividades sin fronteras, lo cual es cierto, pero esto pone a discusión el papel de la ciencia y tecnología en el desarrollo de cada nación. Lo dijo varias veces: la tecnología hay que absorberla. Esto significa que no importa dónde sea creada. De hecho afirmó que no es cierto que haya una brecha (supongo que se refirió a la brecha tecnológica que separa a las naciones productoras de conocimiento de las que no lo crean). No hay una brecha, sino un puente, dijo. Se refirió a los creadores de tecnología como proveedores.
Es incuestionable que éste es un modelo que le ha dado resultados. Esta visión implicaría que en México no es importante crear conocimiento y tecnología, pues ésta puede ser absorbida y dar lugar a la formación de grandes riquezas individuales. Pero hay que considerar que existen otros modelos. Por ejemplo, Bill Gates, con quien Slim se disputa frecuentemente el primer lugar en riqueza, parte de un modelo distinto. Microsoft se basa en una constante innovación para la creación de nuevas tecnologías, lo que da lugar también a grandes fortunas. Podríamos preguntarnos cuáles son los beneficios de cada modelo para naciones particulares.
Se abre así una discusión realmente crucial a la que el seminario Sociedad y tecnología contribuye de manera importante.

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