El Universal/17 de febrero de 2009
¿Ante qué tipo de Estado estamos? La moda del momento nos habla del Estado fallido. Hace un tiempo se habló de la captura del Estado por los intereses monopólicos, tanto empresariales como sindicales y mediáticos, tesis que se mantiene más vigente que nunca.
La penetración del crimen organizado hasta los más altos niveles de la seguridad pública nos habla de un Estado incapaz de brindar seguridad y protección a los ciudadanos. Fallas, captura y crimen llevan a la ciudadanía a una indefensión que se agrava frente a la gran impunidad que blinda los intereses políticos y los poderes fácticos.
Estamos llenos de comisiones, fiscalías, organismos autónomos, grupos especiales, una pesada y costosísima burocracia, pero reinan la indefensión y la impunidad, porque los jueces se pueden comprar, al igual que los policías, los ministros de la Corte no imparten justicia, los consejeros del IFE se doblan. Nada más la semana pasada tenemos cuatro ejemplos en el país:
1) ¿Cuál puede ser la siguiente acción para comprobar que las autoridades o están pintadas o coludidas (en cualquier caso el resultado es el mismo)? Lo que sucedió hace unos días en la cárcel de Torreón, Coahuila, donde una banda entró a matar a tres presos y, después de lograr su objetivo, salió con nueve internos y todo siguió como si nada.
2) ¿Qué se puede esperar de la justicia cuando la resolución del máximo órgano jurisdiccional del país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), exonera a los responsables más importantes en el caso de Atenco, como son el gobernador Peña Nieto y el procurador Medina Mora (en mayo de 2006 era secretario de Seguridad Pública)? Un proyecto de dictamen de casi mil páginas que llega casi tres años después de los hechos de mayo de 2006, para juzgar que sí hubo múltiples violaciones a los derechos humanos, pero que la responsabilidad, si acaso hubiera alguna, no pasa de los que instrumentaron el quebranto.
3) Vimos también cómo la autoridad electoral, el Instituto Federal Electoral, simplemente dobló las manos antes las televisoras e inventó un nuevo recurso de perdón por promesas de buena conducta, todo un aporte del modelo de justicia mexicano. Las televisoras pueden estar tranquilas, ya doblaron a la autoridad, una vez más. El IFE decidió, cinco contra cuatro, sobreseer la multa a las televisoras. Tenemos una autoridad electoral sumisa frente a la partidocracia y a la mediocracia. Ante ello, el PRI y el PAN, calladitos…
4) Si México es el segundo país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, sólo después de Irak, según Reporteros sin Fronteras, entonces, ¿qué hace la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas? Su desempeño ha sido poco eficaz si se considera que en tres años se han registrado 274 agresiones, más las que se acumulen esta semana, y sólo 3.4% han sido consignadas. Un dato describe el estado de la fiscalía: el salario del fiscal es superior al presupuesto de la fiscalía (EL UNIVERSAL, 12/II/09). Mientras sigue la persecución, hostigamiento y asesinato de periodistas.
La indefensión se desparrama por todas partes, la padecen los periodistas y los miles de ciudadanos pobres que llenan a reventar las cárceles del país y no tienen un abogado de oficio que los pueda defender. También la padecen los ciudadanos que participan en movimientos sociales y a los que se criminaliza. En este país la responsabilidad —como la riqueza— está muy mal distribuida y sólo alcanza para los que están abajo en la estructura y, muchas veces, ni para ellos.
Nunca falta a quién responsabilizar, con tal que sea un funcionario menor, un simple agente policiaco o un ayudante del ayudante. Este es el nivel al que puede llegar la justicia en México. La indefensión, como desprotección y orfandad, es el pan de todos los días para una ciudadanía cuyos derechos civiles tienen siglos de retraso.
Por ello pueden dormir tranquilos los altos funcionarios, desde un ex presidente que pudo haberse robado la mitad de la partida secreta hasta los gobernadores que se han convertido en nuevos señores feudales (Mario Marín, Ulises Ruiz, Peña Nieto), impunes ante la justicia. Igual las televisoras. Tenemos un Estado en el que la justicia es incapaz de ser autónoma frente al poder político, a los intereses económicos y a los poderes fácticos.
Investigador del CIESAS
La penetración del crimen organizado hasta los más altos niveles de la seguridad pública nos habla de un Estado incapaz de brindar seguridad y protección a los ciudadanos. Fallas, captura y crimen llevan a la ciudadanía a una indefensión que se agrava frente a la gran impunidad que blinda los intereses políticos y los poderes fácticos.
Estamos llenos de comisiones, fiscalías, organismos autónomos, grupos especiales, una pesada y costosísima burocracia, pero reinan la indefensión y la impunidad, porque los jueces se pueden comprar, al igual que los policías, los ministros de la Corte no imparten justicia, los consejeros del IFE se doblan. Nada más la semana pasada tenemos cuatro ejemplos en el país:
1) ¿Cuál puede ser la siguiente acción para comprobar que las autoridades o están pintadas o coludidas (en cualquier caso el resultado es el mismo)? Lo que sucedió hace unos días en la cárcel de Torreón, Coahuila, donde una banda entró a matar a tres presos y, después de lograr su objetivo, salió con nueve internos y todo siguió como si nada.
2) ¿Qué se puede esperar de la justicia cuando la resolución del máximo órgano jurisdiccional del país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), exonera a los responsables más importantes en el caso de Atenco, como son el gobernador Peña Nieto y el procurador Medina Mora (en mayo de 2006 era secretario de Seguridad Pública)? Un proyecto de dictamen de casi mil páginas que llega casi tres años después de los hechos de mayo de 2006, para juzgar que sí hubo múltiples violaciones a los derechos humanos, pero que la responsabilidad, si acaso hubiera alguna, no pasa de los que instrumentaron el quebranto.
3) Vimos también cómo la autoridad electoral, el Instituto Federal Electoral, simplemente dobló las manos antes las televisoras e inventó un nuevo recurso de perdón por promesas de buena conducta, todo un aporte del modelo de justicia mexicano. Las televisoras pueden estar tranquilas, ya doblaron a la autoridad, una vez más. El IFE decidió, cinco contra cuatro, sobreseer la multa a las televisoras. Tenemos una autoridad electoral sumisa frente a la partidocracia y a la mediocracia. Ante ello, el PRI y el PAN, calladitos…
4) Si México es el segundo país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, sólo después de Irak, según Reporteros sin Fronteras, entonces, ¿qué hace la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas? Su desempeño ha sido poco eficaz si se considera que en tres años se han registrado 274 agresiones, más las que se acumulen esta semana, y sólo 3.4% han sido consignadas. Un dato describe el estado de la fiscalía: el salario del fiscal es superior al presupuesto de la fiscalía (EL UNIVERSAL, 12/II/09). Mientras sigue la persecución, hostigamiento y asesinato de periodistas.
La indefensión se desparrama por todas partes, la padecen los periodistas y los miles de ciudadanos pobres que llenan a reventar las cárceles del país y no tienen un abogado de oficio que los pueda defender. También la padecen los ciudadanos que participan en movimientos sociales y a los que se criminaliza. En este país la responsabilidad —como la riqueza— está muy mal distribuida y sólo alcanza para los que están abajo en la estructura y, muchas veces, ni para ellos.
Nunca falta a quién responsabilizar, con tal que sea un funcionario menor, un simple agente policiaco o un ayudante del ayudante. Este es el nivel al que puede llegar la justicia en México. La indefensión, como desprotección y orfandad, es el pan de todos los días para una ciudadanía cuyos derechos civiles tienen siglos de retraso.
Por ello pueden dormir tranquilos los altos funcionarios, desde un ex presidente que pudo haberse robado la mitad de la partida secreta hasta los gobernadores que se han convertido en nuevos señores feudales (Mario Marín, Ulises Ruiz, Peña Nieto), impunes ante la justicia. Igual las televisoras. Tenemos un Estado en el que la justicia es incapaz de ser autónoma frente al poder político, a los intereses económicos y a los poderes fácticos.
Investigador del CIESAS
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