La Jornada/25 de junio de 2009
Resultados preliminares de la Encuesta de calidad de vida en el estudiante politécnico, cuya prueba se aplicó a mil 125 jóvenes de bachillerato y licenciatura de esta casa de estudios, reveló que 20 por ciento presentan trastornos alimentarios, en su mayoría asociados con la obesidad, mientras que 17 por ciento padece depresión.
Más de la mitad aseguró haber sufrido una enfermedad en el último año y alrededor de 40 por ciento padeció de dos a tres dolencias. La más recurrente es la varicela, el pie de atleta y erupciones en la piel. La mayoría de los estudiantes también identificó el estrés y las preocupaciones como factores que afectan su salud, en tanto que 30 por ciento mencionó las alergias.
Respecto a las adicciones, 26 por ciento admitió que le han ofrecido algún tipo de droga, mientras que 90 por ciento aseguró no fumar.
En cuanto al inicio de la vida sexual, 40 por ciento de las mujeres indicó que fue entre los 14 y 17 años, al igual que 50 por ciento de los hombres. No obstante, cerca de la mitad de los encuestados aseguró que aún no ha tenido relaciones.
Consuelo García, jefa de la División de Apoyo y Servicios a Estudiantes del IPN, quien coordina el grupo de sicólogas, trabajadoras sociales y expertas en estadísticas que elaboraron la prueba, destacó que la finalidad es “obtener una base de datos que permitan tomar decisiones para mejorar y crear nuevos programas de apoyo en beneficio de la comunidad estudiantil”. La encuesta fue diseñada para detectar los factores de riesgo físico, económico, social y emocional de los estudiantes.
El equipo de especialistas que participan en el proyecto de Salud integral del estudiante politécnico, adscrito a la Dirección de Servicios Estudiantiles, es encabezado por Leticia Fregoso Falcón, quien señaló que entre 15 y 20 por ciento de su población se ubica en el grupo de alto riesgo en factores socioafectivos y económicos, como trastornos alimentarios, depresión, poca autoestima, violencia económica, valoración negativa del entorno escolar y bajo rendimiento académico.
Los primeros hallazgos de la prueba piloto indican que alrededor de 40 por ciento de los alumnos viven en hogares con ingresos de tres a cuatro salarios mínimos, y aunque habitan en casa propia, 40 por ciento de los alumnos se ubica como parte de la clase media y 20 por ciento en la media baja.
En congruencia con las condiciones socioeconómicas, sólo 20 por ciento tiene empleo de medio tiempo, con pagos que entre uno y dos salarios mínimos, por lo que al menos uno de cada 10 alumnos debió interrumpir sus estudios por problemas financieros, mientras que 40 por ciento cuenta con beca y siete de cada 10 dependen económicamente de sus padres.
En el ámbito familiar se detectó que el promedio de edad de los progenitores oscila entre 40 y 50 años. Sin embargo, 40 por ciento de los padres padece alguna enfermedad, en su mayoría diabetes. En cuanto a la agresiones intrafamiliares, al menos 25 por ciento reconoció padecerla, pero sólo como violencia económica, es decir, no contar con recursos suficientes en el hogar para garantizar la permanencia en la escuela.
Monserrat Bartomeu Ferrando y Elvira Clavijo Escobar, especialistas de la división de orientación juvenil de la Dirección de Servicios Estudiantiles, afirmaron que la encuesta incluye aspectos socioeconómicos y socioafectivos, vinculados al clima emocional de la familia, la escuela, autoestima, autocuidado, seguridad personal y condiciones de salud.
Actualmente, indicó Bartoumeu Ferrando, concluyó una primera etapa y tras la evaluación definitiva de los resultados “podremos saber si es necesario afinarla más o pasar a una aplicación censal de todos los alumnos del IPN, pues la propuesta es que no sólo se aplique a jóvenes de nuevo ingreso”.
La prueba, que puede contestarse vía Internet y está dividida en 17 variables, mide cuatro elementos de riesgo básicos: trastornos alimenticios, salud sexual y reproductiva, adicciones y violencia. Los datos obtenidos, aseguraron las especialistas, “serán confidenciales, pues no llegarán desagregados a las instancias del IPN”.
En cuanto a la valoración de su entorno educativo, un porcentaje elevado de alumnos considera como “amigable” su ambiente escolar, pero 12 por ciento lo define como competitivo y cuando se asocia con violencia, la mayoría considera que ésta es sicológica. En tanto, el rendimiento escolar, si bien la mayoría lo califica de bueno y regular, esta percepción suele asociarse a opiniones favorables sobre maestros y el entorno escolar.
El tema de la seguridad, gran parte del estudiantado afirmó haber sido víctima de un acto delictivo, en su mayoría asalto, cerca de su casa, escuela o en el transporte público, mientras que 13 por ciento resultaron lesionados.
Más de la mitad aseguró haber sufrido una enfermedad en el último año y alrededor de 40 por ciento padeció de dos a tres dolencias. La más recurrente es la varicela, el pie de atleta y erupciones en la piel. La mayoría de los estudiantes también identificó el estrés y las preocupaciones como factores que afectan su salud, en tanto que 30 por ciento mencionó las alergias.
Respecto a las adicciones, 26 por ciento admitió que le han ofrecido algún tipo de droga, mientras que 90 por ciento aseguró no fumar.
En cuanto al inicio de la vida sexual, 40 por ciento de las mujeres indicó que fue entre los 14 y 17 años, al igual que 50 por ciento de los hombres. No obstante, cerca de la mitad de los encuestados aseguró que aún no ha tenido relaciones.
Consuelo García, jefa de la División de Apoyo y Servicios a Estudiantes del IPN, quien coordina el grupo de sicólogas, trabajadoras sociales y expertas en estadísticas que elaboraron la prueba, destacó que la finalidad es “obtener una base de datos que permitan tomar decisiones para mejorar y crear nuevos programas de apoyo en beneficio de la comunidad estudiantil”. La encuesta fue diseñada para detectar los factores de riesgo físico, económico, social y emocional de los estudiantes.
El equipo de especialistas que participan en el proyecto de Salud integral del estudiante politécnico, adscrito a la Dirección de Servicios Estudiantiles, es encabezado por Leticia Fregoso Falcón, quien señaló que entre 15 y 20 por ciento de su población se ubica en el grupo de alto riesgo en factores socioafectivos y económicos, como trastornos alimentarios, depresión, poca autoestima, violencia económica, valoración negativa del entorno escolar y bajo rendimiento académico.
Los primeros hallazgos de la prueba piloto indican que alrededor de 40 por ciento de los alumnos viven en hogares con ingresos de tres a cuatro salarios mínimos, y aunque habitan en casa propia, 40 por ciento de los alumnos se ubica como parte de la clase media y 20 por ciento en la media baja.
En congruencia con las condiciones socioeconómicas, sólo 20 por ciento tiene empleo de medio tiempo, con pagos que entre uno y dos salarios mínimos, por lo que al menos uno de cada 10 alumnos debió interrumpir sus estudios por problemas financieros, mientras que 40 por ciento cuenta con beca y siete de cada 10 dependen económicamente de sus padres.
En el ámbito familiar se detectó que el promedio de edad de los progenitores oscila entre 40 y 50 años. Sin embargo, 40 por ciento de los padres padece alguna enfermedad, en su mayoría diabetes. En cuanto a la agresiones intrafamiliares, al menos 25 por ciento reconoció padecerla, pero sólo como violencia económica, es decir, no contar con recursos suficientes en el hogar para garantizar la permanencia en la escuela.
Monserrat Bartomeu Ferrando y Elvira Clavijo Escobar, especialistas de la división de orientación juvenil de la Dirección de Servicios Estudiantiles, afirmaron que la encuesta incluye aspectos socioeconómicos y socioafectivos, vinculados al clima emocional de la familia, la escuela, autoestima, autocuidado, seguridad personal y condiciones de salud.
Actualmente, indicó Bartoumeu Ferrando, concluyó una primera etapa y tras la evaluación definitiva de los resultados “podremos saber si es necesario afinarla más o pasar a una aplicación censal de todos los alumnos del IPN, pues la propuesta es que no sólo se aplique a jóvenes de nuevo ingreso”.
La prueba, que puede contestarse vía Internet y está dividida en 17 variables, mide cuatro elementos de riesgo básicos: trastornos alimenticios, salud sexual y reproductiva, adicciones y violencia. Los datos obtenidos, aseguraron las especialistas, “serán confidenciales, pues no llegarán desagregados a las instancias del IPN”.
En cuanto a la valoración de su entorno educativo, un porcentaje elevado de alumnos considera como “amigable” su ambiente escolar, pero 12 por ciento lo define como competitivo y cuando se asocia con violencia, la mayoría considera que ésta es sicológica. En tanto, el rendimiento escolar, si bien la mayoría lo califica de bueno y regular, esta percepción suele asociarse a opiniones favorables sobre maestros y el entorno escolar.
El tema de la seguridad, gran parte del estudiantado afirmó haber sido víctima de un acto delictivo, en su mayoría asalto, cerca de su casa, escuela o en el transporte público, mientras que 13 por ciento resultaron lesionados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario