La Jornada/24 de junio de 2009
La mezcla compuesta básicamente por benceno y poliestireno, adicionada con un agente iniciador de la ignición, como fósforo blanco, se conoce como napalm.
El poliestireno se utiliza para darle cuerpo a la mezcla, lo cual produce una especie de gel que una vez encendido difícilmente puede ser sofocado, además se comporta como un plástico pegajoso que se adhiere a la piel o a los objetos con los que tiene contacto y permanece encendido durante bastante tiempo.
En el suceso trágico del viernes 5 de junio se unieron varios factores que en conjunto conformaron lo que se conoce como “la tormenta perfecta”, es decir, las peores condiciones posibles para producir el peor efecto. Si bien esta suma de factores tiene baja probabilidad de suceder, eventualmente sucede y los efectos son terribles.
Por lo que se conoce del incendio de manera pública, que son relatos recopilados y publicados por los periódicos locales, se pueden concluir algunos puntos: la guardería poseía un techo falso o plafón formado por poliestireno expandido (comúnmente denominado frigolit o estirofoam); que ese techo estaba en el interior de una gran bodega que se compartía con otras áreas que almacenaban distintos materiales; se habla de una explosión, de que hubo una confusión total y todo pasó demasiado rápido para responder con celeridad; que los niños tenían como plástico derretido en su piel; que los detectores de humo no dieron alarma; que los extinguidores no se pudieron encontrar; las puertas de salida de emergencia no funcionaron.
Teniendo estos elementos en cuenta se pueden adelantar algunas conclusiones, claro, a reserva del dictamen perital que los expertos determinen con base en sus estudios, se puede observar que este lamentable accidente contó con la concomitancia de muchos factores para producir el efecto conocido.
El poliestireno expandido es un polímero termoplástico que se obtiene de la polimerización del estireno. Tiene, como la gran mayoría de los polímeros, su base en elementos como el carbón y el hidrógeno. El poliestireno expandido es de fácil ignición y es inestable a bajas temperaturas, ya que empieza su degradación a 100°C aproximadamente.
Estructura química
El poliestireno está prohibido en muchos países como material de construcción si no se encuentra tratado con retardantes de fuego o “encarcelado” entre paredes de concreto u otros materiales “secos”.
A escala mundial se han tenido varios terribles incendios en los que el poliestireno desempeñó un papel central: el 11 de abril de 1996, el segundo aeropuerto en importancia de Alemania se incendió; allí 17 personas perdieron la vida y otras más tuvieron que ser internados por intoxicación debido a la inhalación de los gases y vapores de combustión.
El 18 de noviembre de 1996, en el túnel que une Francia con Inglaterra, se produjo un incendio que involucró al poliestireno, el cual era transportado por los vagones de carga del tren, este accidente afortunadamente no ocasionó víctimas fatales, pero sí muchos daños materiales que obligaron a las compañías involucradas a tomar medidas precautorias muy rígidas.
En nuestra entidad ya se habían presentado incendios que involucraron al poliestireno: en Ciudad Obregón, hace algunos años, se incendió un supermercado (VH) que tenía un gran plafón de poliestireno, hubo muchos heridos y las condiciones fueron muy parecidas a las de la guardería ABC.
¿Cómo funciona la “tormenta perfecta” en el caso del poliestireno?, primero, si alguien ha tratado de quemar una lámina de poliestireno se dará cuenta que no es tarea fácil y que una vez encendida el fuego se propaga lentamente si no es que se extingue, entonces, ¿cómo es posible pensar que el poliestireno es el culpable de tantos y tan terribles incendios? Lo que sucede es lo siguiente: un pequeño fuego iniciado, por ejemplo por un corto circuito o un pequeño mueble, genera gases calientes que pueden llegar a los 1000°C, estos gases suben rápidamente buscando las partes altas de la vivienda o edificio, es aquí donde los gases calientes entran en contacto con el poliestireno.
Como se describió anteriormente, el poliestireno se degrada después de los 100°C, así que ante un flujo de gases de combustión con alta temperatura, el poliestireno se empieza a descomponer en sus elementos básicos, que son carbón e hidrógeno (y combinación de éstos) con benceno, todos estos gases forman una mezcla, la cual resulta muy explosiva. La continua exposición del poliestireno con los gases calientes genera una gran cantidad de vapores, de esta mezcla explosiva que sólo necesita de una descarga eléctrica (como la que sucede cuando portamos electricidad estática) o que las llamas del pequeño incendio inicial toquen esos vapores y ocurra una explosión generalizada.
Si nos regresamos unos instantes antes de la explosión, deberíamos decir aquí que estos gases en general son más livianos que el aire y que como están calientes tienden a subir y a esparcirse por todo el techo. Es decir, esta mezcla gaseosa explosiva en esos momentos cubre una gran parte del techo y difícilmente será descubierta por los detectores de humos, entre más tiempo pasa, más grueso es su espesor y más concentración de gases explosivos. Los gases y los vapores se encuentran confinados, ya sea por debajo o por encima del plafón, como no existe ventilación alguna, todos los gases y vapores producidos se acumulan constantemente. Aquí sólo falta una chispa para desatar “la tormenta perfecta”.
Lo que los testigos-víctimas del incendio en el supermercado de Ciudad Obregón comentaron es que nunca vieron las llamas, nunca les llegó olor a quemado y de pronto el techo se desplomó como una lluvia de fuego sobre sus cuerpos.
Posiblemente fue lo mismo que sucedió en la guardería ABC, el incendio quizás se originó fuera de las instalaciones del centro, pero en un recinto tal que tenía contacto con el poliestireno del plafón, éste se gasificó y posteriormente se presentó la explosión de los gases. Esta secuencia de sucesos explica porqué fue tan repentino todo el acontecimiento.
Este no es el caso de un incendio común que empieza en una parte determinada y que lentamente se desplaza conforme encuentra material inflamable, aquí la explosión de los gases extendidos por todo el techo son el medio por el cual el fuego se propaga. Como es el techo el que se colapsa, cae como un baño de aceite hirviendo e inflamado sobre todas las superficies, prácticamente como una bomba de napalm. Para esos momentos no hay solución posible.
La única forma de evitar estos terribles accidentes es reglamentar el uso de materiales como el poliestireno en viviendas y edificios, y utilizarlo sólo bajo estrictas medidas de seguridad.
El poliestireno, la lámina de cartón negro y el poliuretano son materiales de frecuente uso en nuestra región, pero su uso conlleva algunos riesgos que deben ser minimizados con normas de seguridad, que permitan dar certidumbre a sus usuarios.
En distintos foros e incluso frente a legislaciones estatales pasadas, hemos intentado despertar el interés de los diputados, constructores y colegios de profesionistas sobre la importancia de reglamentar estos puntos. Como es evidente, con efectos nulos.
* Doctor especialista en transferencia de calor, de la Universidad de Sonora
rcabani@iq.uson.mx
El poliestireno se utiliza para darle cuerpo a la mezcla, lo cual produce una especie de gel que una vez encendido difícilmente puede ser sofocado, además se comporta como un plástico pegajoso que se adhiere a la piel o a los objetos con los que tiene contacto y permanece encendido durante bastante tiempo.
En el suceso trágico del viernes 5 de junio se unieron varios factores que en conjunto conformaron lo que se conoce como “la tormenta perfecta”, es decir, las peores condiciones posibles para producir el peor efecto. Si bien esta suma de factores tiene baja probabilidad de suceder, eventualmente sucede y los efectos son terribles.
Por lo que se conoce del incendio de manera pública, que son relatos recopilados y publicados por los periódicos locales, se pueden concluir algunos puntos: la guardería poseía un techo falso o plafón formado por poliestireno expandido (comúnmente denominado frigolit o estirofoam); que ese techo estaba en el interior de una gran bodega que se compartía con otras áreas que almacenaban distintos materiales; se habla de una explosión, de que hubo una confusión total y todo pasó demasiado rápido para responder con celeridad; que los niños tenían como plástico derretido en su piel; que los detectores de humo no dieron alarma; que los extinguidores no se pudieron encontrar; las puertas de salida de emergencia no funcionaron.
Teniendo estos elementos en cuenta se pueden adelantar algunas conclusiones, claro, a reserva del dictamen perital que los expertos determinen con base en sus estudios, se puede observar que este lamentable accidente contó con la concomitancia de muchos factores para producir el efecto conocido.
El poliestireno expandido es un polímero termoplástico que se obtiene de la polimerización del estireno. Tiene, como la gran mayoría de los polímeros, su base en elementos como el carbón y el hidrógeno. El poliestireno expandido es de fácil ignición y es inestable a bajas temperaturas, ya que empieza su degradación a 100°C aproximadamente.
Estructura química
El poliestireno está prohibido en muchos países como material de construcción si no se encuentra tratado con retardantes de fuego o “encarcelado” entre paredes de concreto u otros materiales “secos”.
A escala mundial se han tenido varios terribles incendios en los que el poliestireno desempeñó un papel central: el 11 de abril de 1996, el segundo aeropuerto en importancia de Alemania se incendió; allí 17 personas perdieron la vida y otras más tuvieron que ser internados por intoxicación debido a la inhalación de los gases y vapores de combustión.
El 18 de noviembre de 1996, en el túnel que une Francia con Inglaterra, se produjo un incendio que involucró al poliestireno, el cual era transportado por los vagones de carga del tren, este accidente afortunadamente no ocasionó víctimas fatales, pero sí muchos daños materiales que obligaron a las compañías involucradas a tomar medidas precautorias muy rígidas.
En nuestra entidad ya se habían presentado incendios que involucraron al poliestireno: en Ciudad Obregón, hace algunos años, se incendió un supermercado (VH) que tenía un gran plafón de poliestireno, hubo muchos heridos y las condiciones fueron muy parecidas a las de la guardería ABC.
¿Cómo funciona la “tormenta perfecta” en el caso del poliestireno?, primero, si alguien ha tratado de quemar una lámina de poliestireno se dará cuenta que no es tarea fácil y que una vez encendida el fuego se propaga lentamente si no es que se extingue, entonces, ¿cómo es posible pensar que el poliestireno es el culpable de tantos y tan terribles incendios? Lo que sucede es lo siguiente: un pequeño fuego iniciado, por ejemplo por un corto circuito o un pequeño mueble, genera gases calientes que pueden llegar a los 1000°C, estos gases suben rápidamente buscando las partes altas de la vivienda o edificio, es aquí donde los gases calientes entran en contacto con el poliestireno.
Como se describió anteriormente, el poliestireno se degrada después de los 100°C, así que ante un flujo de gases de combustión con alta temperatura, el poliestireno se empieza a descomponer en sus elementos básicos, que son carbón e hidrógeno (y combinación de éstos) con benceno, todos estos gases forman una mezcla, la cual resulta muy explosiva. La continua exposición del poliestireno con los gases calientes genera una gran cantidad de vapores, de esta mezcla explosiva que sólo necesita de una descarga eléctrica (como la que sucede cuando portamos electricidad estática) o que las llamas del pequeño incendio inicial toquen esos vapores y ocurra una explosión generalizada.
Si nos regresamos unos instantes antes de la explosión, deberíamos decir aquí que estos gases en general son más livianos que el aire y que como están calientes tienden a subir y a esparcirse por todo el techo. Es decir, esta mezcla gaseosa explosiva en esos momentos cubre una gran parte del techo y difícilmente será descubierta por los detectores de humos, entre más tiempo pasa, más grueso es su espesor y más concentración de gases explosivos. Los gases y los vapores se encuentran confinados, ya sea por debajo o por encima del plafón, como no existe ventilación alguna, todos los gases y vapores producidos se acumulan constantemente. Aquí sólo falta una chispa para desatar “la tormenta perfecta”.
Lo que los testigos-víctimas del incendio en el supermercado de Ciudad Obregón comentaron es que nunca vieron las llamas, nunca les llegó olor a quemado y de pronto el techo se desplomó como una lluvia de fuego sobre sus cuerpos.
Posiblemente fue lo mismo que sucedió en la guardería ABC, el incendio quizás se originó fuera de las instalaciones del centro, pero en un recinto tal que tenía contacto con el poliestireno del plafón, éste se gasificó y posteriormente se presentó la explosión de los gases. Esta secuencia de sucesos explica porqué fue tan repentino todo el acontecimiento.
Este no es el caso de un incendio común que empieza en una parte determinada y que lentamente se desplaza conforme encuentra material inflamable, aquí la explosión de los gases extendidos por todo el techo son el medio por el cual el fuego se propaga. Como es el techo el que se colapsa, cae como un baño de aceite hirviendo e inflamado sobre todas las superficies, prácticamente como una bomba de napalm. Para esos momentos no hay solución posible.
La única forma de evitar estos terribles accidentes es reglamentar el uso de materiales como el poliestireno en viviendas y edificios, y utilizarlo sólo bajo estrictas medidas de seguridad.
El poliestireno, la lámina de cartón negro y el poliuretano son materiales de frecuente uso en nuestra región, pero su uso conlleva algunos riesgos que deben ser minimizados con normas de seguridad, que permitan dar certidumbre a sus usuarios.
En distintos foros e incluso frente a legislaciones estatales pasadas, hemos intentado despertar el interés de los diputados, constructores y colegios de profesionistas sobre la importancia de reglamentar estos puntos. Como es evidente, con efectos nulos.
* Doctor especialista en transferencia de calor, de la Universidad de Sonora
rcabani@iq.uson.mx
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