Milenio/25 de junio de 2009
Dice un refrán que aves del mismo plumaje vuelan juntas, pero la fauna de los periodistas científicos, al menos la que conozco, tiende a estar formada más por individualistas que por gente de equipo (con excepción de algunos grupos, como el de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la UNAM). Pero fuera de esos contados núcleos, los demás operamos, malamente, desde atalayas personales.
Dado el modo en que vienen los tiempos par a la divulgación científica, se ha cavilado largo y a veces hasta profundo en diversos foros sobre la imperiosa necesidad de abrirnos a la colaboración, de hacernos fuertes en el grupo, de colectivizarnos o, como se dice en la jerga actual, de hacerle al crowdsourcing.
Por eso estoy como gusano en manzana ante la inminencia de una misión en Londres. A partir del próximo lunes, unos 700 periodistas de todo el mundo nos reuniremos en la capital británica para discutir largo y tendido sobre las minucias de nuestro sufrido oficio.
Parte del encanto está en que el viaje será sufragado por fundaciones europeas que concursaron muchas becas para que gente de países en desarrollo pudiera asistira a la que será la sexta Conferencia Mundial de Periodistas Científicos.
La agenda de trabajo está tan tupida que habrá diálogos y discusiones hasta en desayunos y comidas. Están previstas cinco sesiones plenarias, 31 paralelas, una decena de talleres prácticos y un puñado de viajes de trabajo a varias de las mecas de la investigación europea. Será pues un periplo lleno de actividad.
El inventario de participantes tiene muchos nombres ilustres, empezando por el premio Nobel Rajendra Pachauri y pasando por los grandes nombres del periodismo científico en todo el orbe, como la estadunidense Deborah Blum, ganadora del Pulitzer, o Andrew Rev-kin, de The New York Times. Habrá por supuesto muchos académicos ingleses, pero también periodistas asiáticos, africanos, del mundo árabe y latinoamericanos.
Además de escuchar a los principales expertos del planeta en la cobertura periodística de la ciencia, la conferencia nos dará la oportunidad de conocernos en vivo, cuando hasta ahora sólo nos conocemos por correo o por referencias.
Espero poder convertirme en esponja para, sacudiendo las telarañas de la edad, aprovechar al máximo esta oportunidad, que también me dará ocasión de mostrar al gremio el trabajo que hacemos aquí. Ya les contaré de mis andanzas.
http://www.notasdeciencia.com/
Dado el modo en que vienen los tiempos par a la divulgación científica, se ha cavilado largo y a veces hasta profundo en diversos foros sobre la imperiosa necesidad de abrirnos a la colaboración, de hacernos fuertes en el grupo, de colectivizarnos o, como se dice en la jerga actual, de hacerle al crowdsourcing.
Por eso estoy como gusano en manzana ante la inminencia de una misión en Londres. A partir del próximo lunes, unos 700 periodistas de todo el mundo nos reuniremos en la capital británica para discutir largo y tendido sobre las minucias de nuestro sufrido oficio.
Parte del encanto está en que el viaje será sufragado por fundaciones europeas que concursaron muchas becas para que gente de países en desarrollo pudiera asistira a la que será la sexta Conferencia Mundial de Periodistas Científicos.
La agenda de trabajo está tan tupida que habrá diálogos y discusiones hasta en desayunos y comidas. Están previstas cinco sesiones plenarias, 31 paralelas, una decena de talleres prácticos y un puñado de viajes de trabajo a varias de las mecas de la investigación europea. Será pues un periplo lleno de actividad.
El inventario de participantes tiene muchos nombres ilustres, empezando por el premio Nobel Rajendra Pachauri y pasando por los grandes nombres del periodismo científico en todo el orbe, como la estadunidense Deborah Blum, ganadora del Pulitzer, o Andrew Rev-kin, de The New York Times. Habrá por supuesto muchos académicos ingleses, pero también periodistas asiáticos, africanos, del mundo árabe y latinoamericanos.
Además de escuchar a los principales expertos del planeta en la cobertura periodística de la ciencia, la conferencia nos dará la oportunidad de conocernos en vivo, cuando hasta ahora sólo nos conocemos por correo o por referencias.
Espero poder convertirme en esponja para, sacudiendo las telarañas de la edad, aprovechar al máximo esta oportunidad, que también me dará ocasión de mostrar al gremio el trabajo que hacemos aquí. Ya les contaré de mis andanzas.
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horacio.salazar@milenio.com
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