miércoles, 24 de junio de 2009

¿El periodismo cultural se extingue?

René Avilés Fabila
La Crónica de Hoy/24 de junio de 2009

Cuando ingresé en el periodismo lo hice a través de una página cultural en El Día, recién formado por Enrique Ramírez y Ramírez, en tiempo del presidente Adolfo López Mateos. La dirigía Arturo Cantú, un intelectual de Monterrey especializado en José Gorostiza y admirador de Alfonso Reyes. Con él colaboramos Arturo Azuela, José Agustín y yo. Dentro del mismo diario estaba el suplemento cultural “El Gallo Ilustrado”, que aparecía los domingos. Las diferencias entre una sección y un suplemento cultural ya estaban bien marcadas: la primera es fundamentalmente informativa, maneja reporteros para cubrir los sucesos y espectáculos que su política editorial indica, mientras que la segunda queda abierta a la creación y a materiales periodísticos de mayor envergadura: la crítica cinematográfica y de libros; digamos, era de más profundidad y relevancia. Los géneros periodísticos se complementan con ensayos, relatos y poemas. En ambos casos el diseño y la presencia bienhechora de los dibujantes y artistas plásticos contaba y sigue contando.

Poco más adelante me acerqué al legendario suplemento de El Nacional, donde el poeta español Juan Rejano inauguraba una segunda etapa: “Revista Mexicana de Cultura”. Rejano era un hombre generoso y amigo de promover nuevas figuras. Fue una gran escuela de periodismo donde se nos permitía experimentar. En ambos casos podría decirse que arranqué dentro del periodismo cultural dadas las afinidades que yo encontraba entre éste y la literatura, mi principal vocación. Si bien me casé con la literatura desde joven, pronto supe del placer que produce el amor pasional con el periodismo, algo que concede resultados inmediatos y no de largo plazo como una novela o un libro de poemas.

En esos tiempos el periodismo no era tan especializado y riguroso. Uno podía ingresar a un diario y pasar de una sección a otra en espera de llegar a la más ambicionada: la política. La cultura y el arte apenas recibían atención en los diarios. Pero con el tiempo las especializaciones fueron consolidándose y exigiendo periodistas dueños de los temas manejados. El cultural no es algo reciente, tiene antigüedad, pero quienes lo hacían no eran necesariamente expertos, con frecuencia eran personas que iban y venían de una sección a otra. Un buen diario, pienso yo, debe contar con sección cultural y, desde luego, con un suplemento del mismo tenor. Sin embargo, el camino no ha sido fácil. A la fecha los hay que no cuentan con ninguno y cuando aparece el gran tema artístico los acoge la sección de sociales, un equivalente o una mezcla rara. México tiene una enorme tradición en materia de suplementos culturales. Pareciera que el decano de todos ellos está en la revista Siempre! desde que su anterior director y fundador, José Pagés Llergo, le diera generoso asilo al que dirigía Fernando Benítez en Novedades y que había sido cancelado por considerarlo proclive a las posturas izquierdistas. Hablo, desde luego, de “México en la Cultura” que hoy se llama “La Cultura en México”, otro suplemento exitoso donde colaboré haciendo entrevistas y notas sobre libros. Este suplemento pudo agrupar (los tiempos lo permitían) a lo más distinguido de la cultura nacional. Otros suplementos legendarios han sido “Sábado”, asimismo creado por Fernando Benítez, y “El Búho”, que yo formé y que fue objeto de la censura luego de 13 años de logros y de varios premios nacionales.

Los suplementos aparecen y desaparecen en la chistera periodística. El camino del periodismo cultural es incierto, se refleja en revistas marginales, a través de internet. Salvo los canales estatales, la televisión lo omite. Si algún escritor famoso cumple años, el Estado lo festeja, los medios reaccionan, luego vuelven al silencio.

Pocos diarios tienen suplemento cultural y apenas una página, quizá dos, de información cultural en un país que tiene una oferta artística impresionante. Entiendo que los medios son empresas que buscan ganancias, pero no hay duda que la cultura también es capaz de producir dinero y dar resultados positivos para que un diario o una revista tengan éxito. Padecemos un proceso donde la cultura es menos apreciada por la prensa escrita y desdeñada por la televisión comercial. Hay egresados de universidades que aspiran a convertirse en periodistas culturales, yo mismo dirijo las tesis que de tal periodismo se hacen en la UAM-X; ¿dónde van a encontrar trabajo?

No cabe duda que es necesario revertir las cosas y mostrar que la cultura es importante y se requiere para el desarrollo armónico del país. Europa es grande porque le ha dado plena importancia a la cultura y los medios de comunicación han secundado la iniciativa. En septiembre pasado, en Finlandia, un alto funcionario me explicó el éxito de su patria: “Educación, educación y educación”. Eso mismo debemos hacer. En arte, México es primer mundo. Los medios deben reflejarlo.
http://www.reneavilesfabila.com.mx/

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