Milenio/24 de junio de 2009
Que la educación es la llave para subir la escalera socioeconómica en un país es una propuesta tan aceptada que parece estar ya fuera de debate. Pero, ¿qué tan fácil es para un mexicano obtener la educación suficiente para dar el brinco?
Más allá de tener una intuición sobre la respuesta, lo cierto es que son limitados los estudios que pueden ayudarnos a contestar formalmente esta pregunta. La Encuesta ESRU de Movilidad Social en México es uno de los más relevantes. Realizada por la Fundación ESRU y el CEEY, instituciones con las que colaboro, la encuesta midió por primera vez la movilidad social en nuestro país a nivel nacional, incluyendo su relación con la educación (para más información sobre la encuesta consultar www.movilidadsocial.org).
La Encuesta ESRU reitera la ya conocida correlación entre educación e ingreso: entre más estudios mayores ingresos. Lo interesante que se detecta en la encuesta es que el verdadero “premio educativo” sólo se dispara al llegar al nivel superior. Esto significa que el aumento en ingresos que puede esperar una persona que termina la secundaria o la preparatoria con respecto a una que termina sólo la primaria es relativamente bajo en relación con el que puede esperar alguien que acaba la licenciatura.
Por ejemplo, un egresado de secundaria puede esperar un ingreso 30 por ciento mayor, y un egresado de preparatoria 50 por ciento mayor, al de un egresado de primaria. Mientras tanto, un egresado de licenciatura puede esperar un ingreso 200 por ciento mayor al de un egresado de primaria, de acuerdo con la Encuesta ESRU.
Lo que nos muestran estos resultados es que para realmente dar el salto de ingresos hay que llegar a licenciatura. Pero ¿qué tan fácil es para un niño que tiene la mala fortuna de ubicarse abajo de la escalera socioeconómica, cuyos padres no tuvieron la suerte de estudiar o que realizaron pocos estudios, llegar a obtener el grado de licenciatura? La triste respuesta es que es sumamente difícil, no importa la capacidad del niño.
Sólo 2 por ciento de los hijos de padres sin estudios alcanzó la licenciatura según la Encuesta ESRU. Este porcentaje sube a 9 por ciento para hijos de padres con primaria incompleta. En otro extremo, aquellos niños cuyos padres tuvieron suerte de cursar una carrera tienen muy altas probabilidades de seguir los pasos de sus progenitores: 7 de cada 10 hijos de padres con educación superior alcanzaron educación superior.
Estos resultados nos llevan a una devastadora conclusión: la educación, sobre todo a nivel superior, es en gran medida hereditaria. Las consecuencias no podrían ser más escalofriantes. La educación, esa supuesta herramienta equilibradora de oportunidades y motor de la movilidad social, en lugar de erradicar las desigualdades las está cementando.
Más allá de tener una intuición sobre la respuesta, lo cierto es que son limitados los estudios que pueden ayudarnos a contestar formalmente esta pregunta. La Encuesta ESRU de Movilidad Social en México es uno de los más relevantes. Realizada por la Fundación ESRU y el CEEY, instituciones con las que colaboro, la encuesta midió por primera vez la movilidad social en nuestro país a nivel nacional, incluyendo su relación con la educación (para más información sobre la encuesta consultar www.movilidadsocial.org).
La Encuesta ESRU reitera la ya conocida correlación entre educación e ingreso: entre más estudios mayores ingresos. Lo interesante que se detecta en la encuesta es que el verdadero “premio educativo” sólo se dispara al llegar al nivel superior. Esto significa que el aumento en ingresos que puede esperar una persona que termina la secundaria o la preparatoria con respecto a una que termina sólo la primaria es relativamente bajo en relación con el que puede esperar alguien que acaba la licenciatura.
Por ejemplo, un egresado de secundaria puede esperar un ingreso 30 por ciento mayor, y un egresado de preparatoria 50 por ciento mayor, al de un egresado de primaria. Mientras tanto, un egresado de licenciatura puede esperar un ingreso 200 por ciento mayor al de un egresado de primaria, de acuerdo con la Encuesta ESRU.
Lo que nos muestran estos resultados es que para realmente dar el salto de ingresos hay que llegar a licenciatura. Pero ¿qué tan fácil es para un niño que tiene la mala fortuna de ubicarse abajo de la escalera socioeconómica, cuyos padres no tuvieron la suerte de estudiar o que realizaron pocos estudios, llegar a obtener el grado de licenciatura? La triste respuesta es que es sumamente difícil, no importa la capacidad del niño.
Sólo 2 por ciento de los hijos de padres sin estudios alcanzó la licenciatura según la Encuesta ESRU. Este porcentaje sube a 9 por ciento para hijos de padres con primaria incompleta. En otro extremo, aquellos niños cuyos padres tuvieron suerte de cursar una carrera tienen muy altas probabilidades de seguir los pasos de sus progenitores: 7 de cada 10 hijos de padres con educación superior alcanzaron educación superior.
Estos resultados nos llevan a una devastadora conclusión: la educación, sobre todo a nivel superior, es en gran medida hereditaria. Las consecuencias no podrían ser más escalofriantes. La educación, esa supuesta herramienta equilibradora de oportunidades y motor de la movilidad social, en lugar de erradicar las desigualdades las está cementando.
juliose28@hotmail.com
2 comentarios:
No está bien hecha la estadística. Simplemente ¿Cuanta gente con posgrado tiene empleo, (y que requiera de un posgrado), y además gane los 50,000 pesos que dice la estadística.?. Conozco egresados de licenciatura que no ganan ni 4000 con todo y su titulo.
Los diputados y demás ¿Tienen siquiera terminada la licenciatura? y lo que ganan...
Publicar un comentario