miércoles, 17 de junio de 2009

Tres días en Hermosillo

Adriana Malvido
Milenio/17 de junio de 2009

El 5 de junio por la tarde la doctora Virginia Núñez salió de su casa en el DF y ya no volvió en tres días. Junto con otros médicos tomó el vuelo desde Toluca y llegó a Hermosillo a las 2 de la mañana del día 6. Inmediatamente inició su recorrido por los hospitales para hacer lo que sabe: estabilizar a niños quemados durante las primeras 24 horas, que son definitivas.
Mejor conocida por sus pacientes como “Vikki”, la pediatra forma parte de la Fundación “Michou y Mau” (FMM) que preside Virginia Sendel. Gracias a ésta, se especializó en EU en atención a niños quemados y su consultorio en el hospital Materno-Pediátrico de Xochimilco siempre está lleno. La vi en época de posadas atendiendo a menores lesionados por fuegos artificiales. Todos, hasta los más graves, salían de ahí con una sonrisa y una paleta de dulce en la boca. Cuando ingresé con una víctima de quemaduras severas en rostro y manos, entendí por qué sus consultas terminan así. El tratamiento es tan doloroso que a veces se requiere la inyección de un derivado de morfina. “Qué onda Emi ¿ya estás viendo elefantitos rosas?” es la frase que más recuerdo entre otras que acompañan a sus manos mientras cura.
Junto con 20 especialistas de la FMM, Vikki vio lo que nunca antes en Hermosillo, cuando las víctimas del incendio en la Guardería ABC caían “como fichas de dominó”. El equipo iba del ISSSTE al Hospital General, de éste al Hospital Licona… sin comer y sin dormir estabilizando bebés y viendo morir a otros. “Lloré como en mi época de residente, igual que otros médicos” dice. Aun así, en medio del horror, la FMM ha logrado el traslado en ambulancias aéreas –de la Marina y la Fuerza Armada- de siete menores al Hospital Schiners de Sacramento y de Cincinnati en EU donde son atendidos gratuitamente. Y ya se evalúa el viaje de dos pequeños más.
Han muerto 46 niños y hay 29 hospitalizados. Si sobreviven les esperan dos cirugías por año, terapias de rehabilitación, trajes especiales y algo más, porque como dice Sendel “el dolor físico se atiende de inmediato, el dolor emocional dura toda la vida”.
¿Cuánto durará la indignación social por la negligencia, la corrupción y la impunidad? Y es que, excepto por el esfuerzo médico, el apoyo de la FMM y el gesto heroico de espontáneos como Francisco L. Villaescusa -que abrió con su camioneta tres hoyos en aquella bodega llamada “Guardería” y salvó a 70 niños- no hay respuestas a la altura del dolor de los familiares y de la justicia.
La rivalidad política superó la dimensión humana de la tragedia.
adriana.neneka@gmail.com

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