martes, 16 de junio de 2009

Mediocridad gubernamental

Axel Didriksson
Excélsior/16 de junio de 2009

Entre los calificativos con los que se ha caracterizado al actual gobierno panista están los de ser uno ilegítimo (este fue el inicio de la secuencia de sus mutaciones), fallido, fascista, de derecha, envalentonado y machista, de catarritos, gerencialista, salvador de la humanidad, más reaccionario que los gobiernos republicanos de Estados Unidos, militarista, vendido al narco, entre otros.
Con todo ello, la única posibilidad para definir al actual gobierno es por su indefinición. Este concepto, políticamente hablando, puede llegar a ser, sin embargo, bastante amplio en el mundo actual, porque representa fielmente a muchos gobiernos que aparecen como de izquierda y toman decisiones de derecha, a otros que se ubican en el centro y van de aquí para allá y a otros de derecha que son su exacto contrario. Para el caso mexicano, se trata de una verdadera melcocha gubernamental que ha combinado, de manera indescriptible, lo peor del pasado priista con lo peor de la derecha más recalcitrante y obtusa del panismo, con el fuerte arraigo oportunista de un sector de la izquierda perredista bastante elocuente. Indefiniciones “habemus”, porque todos los días nos toca ver los avances de esta mezquina mescolanza.
La peor expresión que se vive de este abigarrado e irracional gobierno se expresa en las afinidades, las corruptelas y los líos que están ocurriendo bajo el amparo del gobierno priista de Eduardo Bours con las familias poderosas del panismo, entre ellas la de la esposa de Felipe Calderón, representante auténtico de la indefinición política de un gobierno sumido en la mediocridad y que han dejado como una de sus secuelas más dramáticas la muerte de 46 niñas y niños producida por quemaduras severas.
Desde lo más alto del aparato gubernamental federal y hasta el rincón en donde se encuentra la bodega que servía como guardería, se expresan las alianzas, los tejidos de la corrupción y del negocio infame que están haciendo de la educación estos mediocres. Con estas aportaciones, estamos pasando, de manera drástica, de un fenómeno de privatización educativa a otro de extrema mercantilización, ahora salpicado de changarrización. Para los gobiernos mezclados del PRI, del PAN y de la corriente neopanista del PRD, la educación es un sector que da buenos dividendos, un mercado en expansión que prohíja alianzas políticas sobornables en cualquier momento. Es un sindicato magisterial puesto a modo para las elecciones que lleguen, maestros que dejaron de serlo, escuelas que pueden ser subrogadas para obtener pingües ganancias. En fin, un sector que nada tiene que ver con lo educativo, con aprendizajes, con cultura, con la socialización de valores entre generaciones, con la formación de una nueva ciudadanía y todas esas abstracciones que dicen los investigadores educativos, sino simple y llanamente es, un negocio, una franquicia como las que se adquieren para vender hamburguesas, refrescos de cola, pizzas, diseños o imágenes, sólo que valen más y se gana mucho más sin invertir siquiera.
Así está la educación que promueve este gobierno mediocre, a favor de sus alianzas políticas y de la promoción de infames negocios; pero, ¿y los niños muertos?, ¿y el desfalco de millones de personas que están inscritas en las guarderías subrogadas y en miles de escuelas patito? y ¿el fraude educativo que se promueve?
didrik@servidor.unam.mx

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