martes, 16 de junio de 2009

UNAM: premios y taches

Guillermo Sheridan
El Universal/16 de junio de 2009

Trabajo para la UNAM desde hace 30 años y sus cifras me sobrecogen más cada vez: tiene 200 mil estudiantes de licenciatura y posgrado (y 100 mil de preparatoria) que buscan graduarse en 82 carreras, guiados por 35 mil académicos, con trámites que atarean a 27 mil empleados administrativos. Su tamaño, para decirlo en lenguaje unameño, es una de sus debilidades, no de sus fortalezas.
La fortaleza es difícil de apreciar: buena parte de la investigación científica y humanística del país se genera ahí. Varios cerebros relevantes para el mundo se formaron en la UNAM y/o ahí laboran. Es sede de muchos servicios de utilidad nacional. Propicia la movilidad y competencia internacional de muchos buenos estudiantes y académicos. El 0.25% de la producción científica mundial sale de la UNAM (según el ISI), a pesar de que en 2004 sólo el 0.4 del PIB se destinó a la investigación y la docencia (el promedio en la OCDE es 2.4).
Sus debilidades son, claro, más visibles. De sus 35 mil académicos, sólo 11 mil son de tiempo completo, en cambio lo son la totalidad de sus empleados administrativos. En 2008 había 167 mil estudiantes de licenciatura, pero en 2007 sólo se recibieron 15 mil; 107 mil preparatorianos, pero sólo egresaron 23 mil. Si graduarse de licenciatura indica eficiencia, quienes no lo logran malbaratan la quinta parte del presupuesto para docencia. El líder (aparentemente vitalicio) de su sindicato (STUNAM), político perredista, se ufana de su poder para ponerla en huelga en apoyo al camarada Napoleón, líder (aparentemente vitalicio) de los mineros. Un puñado de ideólogos terciarios administra brigadas de activistas capaces de cerrarla 10 meses. La UNAM debe estudiar el bolivarismo o a las FARC, pero no permitir que algunos les hospeden franquicias. Hace poco, 50 encapuchados se apoderaron de unas oficinas volando su puerta con explosivos: exigían que no se expulsara a 10 encapuchados que golpearon al director de una prepa (ni a ellos tampoco). La carrera académico/administrativa otorga salarios y prebendas más atractivos que la meramente académica y genera vicios de poder. La UNAM publica 1,500 títulos al año y decenas de revistas, pero no siempre son rigurosos sus comités editoriales…
El presupuesto para 2009 es de 24,337 millones. El gobierno aporta 21,700 millones. El 5% es para la gestión institucional. La extensión universitaria usa 2,121 millones: los 3 y medio millones de personas que consumen cultura ahí al año tendrían que pagar 500 pesos por asistencia para no costarle. Si el 86% es para salarios de académicos, cada estudiante cuesta 50 mil pesos anuales, que paga el erario. De acuerdo a sus estadísticas (www.estadistica.unam.mx) en 2007 el 15% de los estudiantes venían de familias con 10 salarios mínimos o más al mes. El 32% de ellas tiene cablevisión, 80% DVD, 66% computadora personal, 55% automóvil y 76% celular, servicios que nadie subsidia. Pero tocar el tema en la UNAM está prohibido.
La UNAM aumentaría su fortaleza si lograse prescindir de varios mitos. Tanto el que la quiere sede de la “liberación nacional” (Ortega y Gasset sabía de esto) como el que la caricaturiza como un desperdicio. Y más la aumentaría de sacudirse las rémoras políticas, tan útiles para pocos, tan costosas para el pueblo, tan disuasivas para un gobierno sin muchas luces. Es curioso: mientras se festeja otro premio internacional, en México discutimos cómo recuperar un auditorio que está en manos de okupas pro-EZLN hace diez años, donde se expenden diplomas al mérito contestatario.

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