Milenio/13 de junio de 2009
Es congruente Germán Martínez al elogiar la calidad de los litigantes panistas. Es cierto; en especial en las materias penal, civil y administrativa. Es congruente porque para ellos, en la vida privada y en la pública, “nada al margen de la ley”. Efectivamente, para ellos el que nada se haga fuera del ámbito jurídico, sobre todo del litigio, es porque nada existe al margen de la ley, porque no hay ningún otro referente, porque el desempeño de la función pública es un diario litigio, en el marco oscuro de leyes imperfectas, arbitrarias, opacas. El arte de la ciencia jurídica convertida en artilugio para litigar en los medios y contra los adversarios.
Es congruente Germán Martínez porque describe el perfil moral de muchos de los panistas que asumieron desde el año 2000 el ejercicio democrático de poder en México. Lo asumieron en 2000 y en 2006 con absoluta legalidad, fuera de duda. Ese no es el problema. La expectativa de la transición mexicana era que añadiese valores a la simple observancia de la legalidad, como eficacia en el desempeño y ética en el servicio público. No ha sido así. Y no ha sido así porque al día de hoy hay 45 niños clínicamente muertos en un solo evento catastrófico, responsabilidad primerísima de los gobiernos de la alternancia, que no de la transición.
Inaceptable presenciar como simple fatalidad lo ocurrido en la guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social en Hermosillo. Si los panistas fueran lo decente y lo moralistas auténticos que se jactaron de ser por 60 años, haciendo a un lado los laberintos de la judialización de situaciones, el estiércol de barandilla en el que los panistas se solazan como pez en el agua, tendría que haber sanciones políticas, al margen y por encima de la ley.
No hay ética en el desempeño ni tampoco la hay en la calidad de los nombramientos. No es posible pensar que haya una pizca de profesionalismo en un director del IMSS que ante la tragedia de la semana pasada lo primero que declare es que la guardería cumplía con la normatividad. Una de dos: el expediente del supuesto cumplimiento era una mentira, de la cual él es el último responsable, o la normatividad que rige el desempeño de la institución abre todo el espacio a una suerte de criminalidad accidental, cuya aplicación tiene que soportar, con riesgo de la vida de sus hijos, la gente trabajadora y más necesitada de este país. Frívolo e irresponsable, por lo menos.
Se trataba de una guardería subrogada, pero no confundamos con enredos terminológicos ni figuras jurídicas encaminadas a engañar. El acto de subrogación por parte del IMSS no implica una renuncia a la responsabilidad política de los servicios que se prestan en las instancias subrogadas. ¿Conocen los panistas el concepto de responsabilidad política? No sé si los priistas; los panistas tampoco.
A cinco días del trágico acontecimiento el director general del IMSS, Daniel Karam, en entrevista con Carlos Puig en W Radio tardó media hora en responder a la pregunta sobre el nombre del delegado del IMSS en Sonora. Media hora. Si no lo sabía, a cinco días, es muy pendejo. Si lo sabía, es un encubridor.
En la crisis fiscal del gobierno contemporáneo y en el desmantelamiento del Estado moderno se puede explicar la declinación de obligaciones administrativas, mas no la elusión de responsabilidades políticas. Si este muchachito de apellido Karam desconocía la magnitud de la responsabilidad que estaba asumiendo como director del IMSS, es sencillamente un aventurero, que no delincuente, pero sí delincuencial. Si su problema es que sólo lleva tres meses en el cargo, que le finque responsabilidades a Juan Molinar Horcasitas, que bastantes explicaciones tiene que darnos en el caso Aviacsa. Claro que Karam no lo va a hacer, sabiendo que Molinar es del círculo íntimo del Presidente de la República.
Está claro que el Instituto Mexicano del Seguro Social no cumplió con la más elemental normatividad; está claro que esta barbaridad le dio la vuelta al mundo; está claro que nueve años del IMSS con decisiones panistas al frente han puesto en grave riesgo la poca seguridad social que tenemos.
No sé en la óptica pericial y en la investigación quiénes resulten legalmente culpables por acción u omisión. Para eso están los panistas litigantes que se pintan solos. Lo que sí sé es que políticamente, el director general del IMSS, Daniel Karam, si tuviera vergüenza, tendría que irse. Y el presidente Calderón pensar con más detenimiento cuando nombra a sus “leales” allegados.
Es congruente Germán Martínez porque describe el perfil moral de muchos de los panistas que asumieron desde el año 2000 el ejercicio democrático de poder en México. Lo asumieron en 2000 y en 2006 con absoluta legalidad, fuera de duda. Ese no es el problema. La expectativa de la transición mexicana era que añadiese valores a la simple observancia de la legalidad, como eficacia en el desempeño y ética en el servicio público. No ha sido así. Y no ha sido así porque al día de hoy hay 45 niños clínicamente muertos en un solo evento catastrófico, responsabilidad primerísima de los gobiernos de la alternancia, que no de la transición.
Inaceptable presenciar como simple fatalidad lo ocurrido en la guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social en Hermosillo. Si los panistas fueran lo decente y lo moralistas auténticos que se jactaron de ser por 60 años, haciendo a un lado los laberintos de la judialización de situaciones, el estiércol de barandilla en el que los panistas se solazan como pez en el agua, tendría que haber sanciones políticas, al margen y por encima de la ley.
No hay ética en el desempeño ni tampoco la hay en la calidad de los nombramientos. No es posible pensar que haya una pizca de profesionalismo en un director del IMSS que ante la tragedia de la semana pasada lo primero que declare es que la guardería cumplía con la normatividad. Una de dos: el expediente del supuesto cumplimiento era una mentira, de la cual él es el último responsable, o la normatividad que rige el desempeño de la institución abre todo el espacio a una suerte de criminalidad accidental, cuya aplicación tiene que soportar, con riesgo de la vida de sus hijos, la gente trabajadora y más necesitada de este país. Frívolo e irresponsable, por lo menos.
Se trataba de una guardería subrogada, pero no confundamos con enredos terminológicos ni figuras jurídicas encaminadas a engañar. El acto de subrogación por parte del IMSS no implica una renuncia a la responsabilidad política de los servicios que se prestan en las instancias subrogadas. ¿Conocen los panistas el concepto de responsabilidad política? No sé si los priistas; los panistas tampoco.
A cinco días del trágico acontecimiento el director general del IMSS, Daniel Karam, en entrevista con Carlos Puig en W Radio tardó media hora en responder a la pregunta sobre el nombre del delegado del IMSS en Sonora. Media hora. Si no lo sabía, a cinco días, es muy pendejo. Si lo sabía, es un encubridor.
En la crisis fiscal del gobierno contemporáneo y en el desmantelamiento del Estado moderno se puede explicar la declinación de obligaciones administrativas, mas no la elusión de responsabilidades políticas. Si este muchachito de apellido Karam desconocía la magnitud de la responsabilidad que estaba asumiendo como director del IMSS, es sencillamente un aventurero, que no delincuente, pero sí delincuencial. Si su problema es que sólo lleva tres meses en el cargo, que le finque responsabilidades a Juan Molinar Horcasitas, que bastantes explicaciones tiene que darnos en el caso Aviacsa. Claro que Karam no lo va a hacer, sabiendo que Molinar es del círculo íntimo del Presidente de la República.
Está claro que el Instituto Mexicano del Seguro Social no cumplió con la más elemental normatividad; está claro que esta barbaridad le dio la vuelta al mundo; está claro que nueve años del IMSS con decisiones panistas al frente han puesto en grave riesgo la poca seguridad social que tenemos.
No sé en la óptica pericial y en la investigación quiénes resulten legalmente culpables por acción u omisión. Para eso están los panistas litigantes que se pintan solos. Lo que sí sé es que políticamente, el director general del IMSS, Daniel Karam, si tuviera vergüenza, tendría que irse. Y el presidente Calderón pensar con más detenimiento cuando nombra a sus “leales” allegados.
juangabriel_valencia@yahoo.com.mx
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