miércoles, 23 de septiembre de 2009

Buena ciencia ficción

Martín Bonfil Olivera
La Jornada/23 de septiembre de 2009

Soy fan de la buena ciencia ficción: la que conjunta, precisamente, ciencia con ficción para ver qué produce la cruza.
En ella, la ficción parte del conocimiento científico auténtico para extenderlo por medio de la imaginación y obtener así relatos estimulantes y hasta reveladores. (Menos frecuentemente, la ciencia obtiene de la ficción la inspiración para realizar exploraciones que muestran mundos nuevos, o nuevas posibilidades.)
No soy conocedor profundo, pero me encantan los clásicos, como Isaac Asimov. Acabo de disfrutar releyendo su excelente libro de cuentos The martian way (1955, traducido como A lo marciano).
Y aún menos conozco la ciencia ficción mexicana.
Pero acabo de terminar un libro estupendo: Gel azul (Suma de letras, 2009), un par de noveletas de mi amigo Bernardo Fernández, conocido como Bef, uno de los mejores caricaturistas (moneros, diría él) mexicanos contemporáneos.
El ya famoso Bef se ha construido una segunda reputación como novelista, ganando premios en México y España.
Su novela detectivesca-norteña Tiempo de alacranes (2005) ganó uno en la Semana Negra de Guijón, y Gel azul el Ignotus.
Bef es un gran narrador: inteligente, preciso, eficaz, simpático, sensible.
En sus novelas son recurrentes sus obsesiones: el detective venido a menos, guarro, violento, fracasado pero, en el fondo, entrañable; la chica guapa, inalcanzable y cabrona; el misterio por resolver; la lucha contra la mafia, sean narcos o traficantes que roban órganos a quienes duermen un azuloso sueño virtual conectados a la red…
Total, vale la pena buscarla.
A mí me hizo feliz, me hizo pensar y me distrajo. Porque es duro vivir en una ciudad y un país donde pasan tantas cosas terribles.
Epidemias. Sequías acompañadas de inundaciones.
Dos crímenes cometidos por locos “inspirados por dios” (aunque en la balacera del pasado viernes en la estación Balderas del Metro, fue también un creyente cristiano el único que civil que confrontó al criminal: es claro que el problema no es la religión, sino el fanatismo).
No sólo es legítimo, sino necesario buscar evasiones provechosas. Sin duda, novelas como las de Asimov o de Bef son una excelente opción.
lacienciaporgusto.blogspot.com

1 comentario:

Martín Bonfil Olivera dijo...

HOla! Gracias por difundir mi texto... nomás que fue publicado en Milenio Diario, no la Jornada!

saludos,
Martín