lunes, 14 de septiembre de 2009

Presupuesto enjaula a las universidades

Lilian Hernández
Excélsior/14 de septiembre de 2009

Las instituciones públicas de educación superior se quedan sin dinero para invertir en investigación ni en proyectos globales
Las instituciones de educación superior públicas del país recibieron este año, por parte de la SEP, 79 mil 602 millones de pesos, pero 80% de estos recursos, en promedio, se tiene que ir al pago de sueldos, prestaciones, jubilaciones y pensiones.
De esta manera, el gasto para cubrir la nómina de maestros y personal administrativo suma alrededor de 63 mil 681 millones de pesos.
Las universidades públicas estatales y tecnológicas son las más valoradas en sus respectivas entidades. Sin embargo, tienen un gran problema: “Nos encontramos en una especie de permanente asfixia, porque tenemos para vivir, pero no tenemos para desarrollarnos”, según las palabras el rector de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), Omar Wicab Gutiérrez, quien abogó por más recursos de la Federación y de los estados.
Diversos rectores coincidieron en que el pago de sueldos los absorbe, y que como a ello hay que sumar que 20 o 10% más lo deben destinar a los gastos de operación de la escuela (como mantenimiento), están prácticamente imposibilitados para desarrollar proyectos de investigación.
“Estamos semiahorcados y enfrentamos una situación en la que siempre tenemos la incertidumbre de qué va a pasar con las investigaciones que empezamos”, detalló Wicab Gutiérrez.
La falta de recursos los tiene estancados, abundó el rector de la Universidad de Morelos (UM), Fernando Bilbao Marcos, porque si no hay recursos, no pueden equipar laboratorios, los investigadores no cuentan con los elementos para desarrollar sus proyectos y, en consecuencias, muchas investigaciones se quedan a medias: “Las universidades necesitamos dinero para tener más espacios para los laboratorios de investigadores y que sus logros repercutan en el crecimiento del país”.
Sin embargo, el problema trasciende a la investigación.
Bilbao Marcos reconoció que el presupuesto no les alcanza ni para cubrir la demanda de quienes desean estudiar en estas instituciones, por lo que la cobertura de la universidad pública en México están muy por debajo de países como Argentina y Chile, donde más de 50% de los jóvenes accede a este nivel educativo. En nuestro país apenas 27% puede aspirar a un lugar.
De los tres mil 279 millones de pesos del presupuesto de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 67% (dos mil 210 millones) se va en sueldos, pensiones y jubilaciones, mientras que sólo 8% (269 millones de pesos), está destinado a infraestructura. Este porcentaje representa menos del doble de los 140 millones que esta casa de estudios gasta en estímulos al desempeño de los profesores.
Un caso más agudo lo presenta la Universidad Autónoma de Nayarit, donde 89.5% de los 958 millones de su gasto total se va en sueldos y pensiones: 857 millones de pesos.
En tanto, sólo 35 millones (3.5%) es para obra, y 0.37% se destina al arte y cultura, equivalente a tres millones 500 mil pesos.
En la UNAM, la máxima casa de estudios, la situación es similar. De los 24 mil 337 millones de pesos para sus gastos de 2009, 60% son para el pago a los trabajadores, y destina 25% a investigación.
Si bien gasta una cuarta parte de sus recursos en investigación, es la universidad pública que más destina a este rubro: el resto no logra usar ni 10% de su dinero en este aspecto.
En tanto, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) eroga dos mil 518 millones de pesos en remuneraciones, lo cual representa 55% de los cuatro mil 571 millones que tiene para gastos, mientras que 16% (739 millones 655 mil pesos) lo utiliza para becas estudiantiles y estímulos a docentes, presupuesto que es mayor a los 505 millones de pesos que destinan a proyectos institucionales (11%).
Ante esta situación, los rectores manifestaron que sin fondos es imposible planear centros de investigación de excelencia que estén vinculados a instituciones de Europa o Estados Unidos, porque en aquellos países la planeación es a mediano plazo, mientras que las universidades estatales se ven imposibilitadas de hacerlo, porque los recursos se entregan anualmente.
“No podemos garantizar proyectos con universidades de otras naciones y esto nos genera dificultades en el desarrollo”, enfatizó el rector de la Universidad de Nayarit.
“Es como tratar de llenar un barril sin fondo, porque los recursos se van en la nómina”, apuntó Rafael López Castañares, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
Por ello, explicó que una de las acciones urgentes, amén de la necesidad de más participaciones, es cambiar los contratos colectivos de trabajo tanto de docentes como de administrativos, a fin de reducir gastos en jubilaciones.
“Algunas escuelas ya han empezado a hacerlo, pero deben negociarlo con los sindicatos, porque hay resistencia a jubilarse con más años de servicio, pero todas tendrán que hacerlo; si no, no van a sobrevivir.”
En su opinión, las universidades públicas deben llevar a cabo este tipo de reformas, porque se darán cuenta de que con el tiempo, la situación será más insostenible y, si quieren tener viabilidad, es urgente que hagan estos cambios.
Con el paso de los años, la demanda en las universidades públicas se incrementó y esto trajo la necesidad de construir más espacios, contratar más profesores, así como personal administrativo.
Sin embargo, estas casas de estudio han entrado en crisis, lo que les impide crecer como instituciones y, de seguir esta tendencia, “será imposible resolver el problema financiero”, aseguró el rector de la Autónoma de Nayarit.
El secretario ejecutivo de la ANUIES percibe otra dimensión en el problema: “No sólo es meter más alumnos en las aulas, sino tener espacios dignos, buenos maestros, buenas instalaciones, tecnología, nuevas licenciaturas y equipamiento para los investigadores”.
Para evitar la asfixia en la que están, las universidades públicas han recurrido a los fondos concursables que la SEP otorga a las instituciones que muestran un proyecto detallado de lo que harán con el dinero que reciban en caso de obtener el presupuesto.
“Estos fondos son tanques de oxígeno, bocanadas de ayuda, porque les ha ayudado a sobrevivir y evitar que ofrezcan una educación deficiente”, admitió López Castañares.
Así, han encontrado un apoyo, pero no es un recurso seguro, porque tienen que concursar por él y, finalmente, diseñar el proyecto no garantiza que puedan llevarlo a cabo.
A través de estos fondos, dijo el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, pueden realizar obras de equipamiento y desarrollo, aunque no dejan de ser acciones limitadas.
“Siempre nos queda muy poco dinero, pero desde hace dos años se establecieron los fondos concursables, que llegaron justo a tiempo, para no sólo resolver necesidades del momento, sino que podemos crecer ligeramente en investigación e infraestructura”, aseveró Bilbao.
Con estos fondos, reconocieron los encargados de dirigir a las universidades públicas, han podido ofrecer nuevas licenciaturas o aumentar la matrícula, porque concursan para proyectos de infraestructura, equipamiento, movilidad estudiantil, capacitación y nuevas carreras.
No obstante, los rectores coincidieron en que con los recursos que tienen siempre se quedan cortos para darle continuidad a la investigación, “porque nos dan presupuesto para instalar un programa, pero no hay dinero para el seguimiento y nos quedamos atorados, son proyectos que se quedan a medias”, lamentó Bilbao Marcos.
Los rectores y el secretario de la ANUIES manifestaron que el presupuesto que reciben de la Federación y de sus estados es insuficiente para alcanzar los retos que deberían cumplir las universidades públicas.
“Además de aumentar la matrícula, el reto está en los posgrados, en la investigación, innovación y en la ciencia, pero estamos muy lejos de todo esto”, aceptó el rector de la Universidad de Nayarit.
Lo mismo opinó el de Morelos: “Tenemos formación de alumnos, pero carecemos de nuevas tecnologías y equipamiento para ser parte del desarrollo de la nación”.
Los encargados de dirigir las universidades estatales manifestaron que si contaran con mayor presupuesto construirían más centros de investigación, desarrollarían posgrados y absorberían el capital humano que por razones salariales optan por irse al extranjero o a instituciones de educación superior privadas.
El mayor reto, concluyó el rector de la Autónoma de Morelos, es crear las condiciones apropiadas para que el trabajo académico ofrezca mayores aportaciones al país, “se dice fácil, pero el desafío se ve lejos”.

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