miércoles, 30 de septiembre de 2009

Investigación educativa y reclamo

Carlos Ornelas
Excélsior/30 de septiembre de 2009

“No puedo meter las manos al fuego, de que algún estado por allí haya decidido guardar algunas plazas y las está distribuyendo”, expresó el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, el miércoles de la semana pasada en su comparecencia ante el Senado de la República (ver nota de Jaime Contreras en Excélsior, 24 de septiembre). Al día siguiente, Rafael Ochoa, secretario general del SNTE, también desligó al sindicato de esas chapuzas y entre ambos les colgaron un sambenito a los gobernadores. Triste papel el del secretario. Es un prisionero del SNTE y de la alianza que el gobierno federal signó con él. Ya no tiene capacidad de maniobra.
No disculpo a los gobernadores, tal vez ninguno sea de fiar, mas también son rehenes, pero por partida doble, de la SEP y del SNTE y, además, siempre les toca representar el papel de villanos. Claro que hay hurto de plazas para su venta o herencia, como lo documentó la investigación educativa años antes de que se inventara el concurso producto de la ACE. En la transa participan todos, en primer lugar el sindicato y sus secciones, los gobiernos locales y la misma SEP (remember Sección 9).
No me detengo en las declaraciones de Ochoa, él procede hipócritamente y, como siempre, deslinda a su organización de los chanchullos, como lo destacó Lilian Hernández (Excélsior, 25 de septiembre). Lo que destaco es que el secretario Lujambio le despejó el camino y puso a las autoridades de educación locales como tapete para el SNTE.
Las declaraciones del secretario confirman lo que el presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie) expresó en su discurso de inauguración del X Congreso Nacional de Investigación Educativa, el martes pasado en Boca del Río, Veracruz. Él afirmó, con un apoyo elocuente de los más de dos mil investigadores y docentes participantes, que la SEP abandonó el gobierno de la educación básica y se lo entregó al sindicato. Romualdo se refería a la ACE en primer lugar, pero también a la colonización del SNTE sobre las estructuras de mando de la educación, tanto en el centro como en los estados. El reclamo principal del Comie, sin embargo, es por la exclusión de los otros actores sociales que participan en la educación. La SEP (acaso por instrucciones directas del presidente Calderón) sólo distingue a los líderes del sindicato, en especial a su presidenta, Elba Esther Gordillo, y nada más en ocasiones especiales, como la semana pasada, mira a los legisladores.
El secretario Lujambio hizo patente que sólo el SNTE es interlocutor. A pesar de que había recibido la invitación a inaugurar el Congreso, desde que tomó posesión como secretario y que había confirmado días atrás, no asistió. La comparecencia del día siguiente puede explicar parte del asunto, mas no todo. Él bien pudo haber ido y regresado el martes y presentarse ante el Senado al día siguiente, lo que dijo no requería mucha preparación. El desdén o el desaire (palabras que expresaron colegas con quienes conversé) del secretario a los investigadores de la educación quedó de manifiesto ya que ni siquiera envió a uno de los subsecretarios para representarlo. Eso fue un golpe al ego de algunos, pero resultó bastante más: ratificó la exclusión. Quizás hasta el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, y su secretario de Educación, Víctor Arredondo, se sintieron menospreciados.
La directora general del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Margarita Zorrilla, llevó la representación del secretario. El hecho arrojó opiniones encontradas. Por una parte, ella es una colega estimada, de reconocida competencia y la consideramos una de nuestras pares distinguidas. Pero otros cavilaron que Alonso Lujambio la envió con el afán de reducir la crítica de un sector que se distingue por no callar lo que juzga nocivo para la educación nacional. Margarita tuvo que aguantar embestidas directas y malas caras, a pesar de que su pieza no violó la corrección política.
El discurso de nuestro Presidente fue importante, sin aspavientos ni dramatismo hueco, escrito para que el secretario de Educación Pública lo escuchara y se diera cuenta de que lo que él pregona, la alianza con el SNTE, está muy lejos de ser una solución razonable. Hoy es el problema principal.
Retazos
Acaso el presidente Felipe Calderón se quiera cubrir la espalda con esta política, que degrada a su programa sectorial. Por ello será recordado como quien abdicó ante el poder corporativo del SNTE.
Carlos.Ornelas10@gmail.com

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