miércoles, 30 de septiembre de 2009

Panorama Educativo 2009 de la OCDE

Roberto Rodríguez Gómez

El pasado 10 de septiembre se dio a conocer al público la edición 2009 de la serie Panorama de la Educación (Education at a Glance) que cada año publica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En el sitio web del organismo se encuentra disponible la sinopsis del texto y el juego de tablas estadísticas que acompaña al reporte. También es posible acceder al documento completo, previo pago de suscripción.
El Panorama recoge datos e indicadores comparativos sobre diversos aspectos del funcionamiento de los sistemas educativos nacionales que forman parte de la organización. No es de extrañar que, al estar circunscrito al grupos de países que integran la organización, el Panorama de la OCDE refleje los principales temas y preocupaciones educativas de los países del área. La edición 2009 se desglosa en cuatro capítulos. El primero se titula “Los resultados de las instituciones educativas y el impacto del aprendizaje”. Contiene esta sección del documento información interesante sobre la proporción de estudiantes que, en cada país, han conseguido terminar los ciclos de educación media superior, superior y posgrado; en qué medida el nivel de escolaridad alcanzado se refleja en el mercado de trabajo; cuáles son, para las personas, los beneficios económicos y sociales de la educación, y cómo se refleja la escolaridad en las actitudes de las personas con el entorno. En esta entrega comentaremos únicamente el contenido de este capítulo.
Entre otros indicadores relevantes, se informa acerca de la proporción de personas, por grupo de edad, que cuentan a la fecha con la educación media superior concluida, es decir que acreditan, sin contar preescolar, al menos 12 años de escolaridad. En este renglón, el promedio OCDE reportado para el grupo de jóvenes entre 25 y 34 años de edad es de 79.2 por ciento, esto es que ocho de cada diez personas de esa edad cuenta con certificado de bachillerato o equivalente.
Para México el dato respectivo es de 39.3 por ciento, la mitad del promedio OCDE, lo que significa, es obvio, una brecha muy amplia. Lo más preocupante: en este indicador los países de la región latinoamericana que reportan datos al Panorama (Brasil y Chile) también superan al nuestro. De Brasil el dato es de 47.2 por ciento, y de Chile 64.3 por ciento. Por último, en Estados Unidos, que representa el mercado de trabajo de un segmento importante de la fuerza laboral mexicana, la proporción de jóvenes entre 25 y 34 años con al menos 12 años de escolaridad, es de 87.1 por ciento.
Otro dato interesante proviene del número de personas de la población de 25 a 64 años de edad distribuido por el nivel de estudios alcanzado. Al respecto, el Panorama informa que, en el periodo de 1996 a 2007, disminuyó (-1.9 por ciento) la cantidad de personas con escolaridad inferior al bachillerato. En México, al igual que en Alemania, Japón, EUA, Polonia y Turquía, se registró un incremento, esto es que el número de personas (entre 25 y 64 años) con escolaridad inferior al bachillerato aumentó en términos relativos. En nuestro país, ese indicador representa 1.9 por ciento, en los demás menos de uno por ciento.
¿Qué significa este dato? Una doble catástrofe: mientras que las condiciones del mercado de trabajo (oportunidades de inserción e ingreso) empeoran para el sector menos escolarizado, el número de individuos con baja escolaridad (inferior al bachillerato) continúa en aumento. Para otros países del área OCDE, la mayoría, la primera condición prevalece pero la segunda se ha revertido.
Sobre las personas que han concluido el ciclo de educación superior el Panorama ofrece varios indicadores. Por ejemplo, que el 34.15 por ciento de los jóvenes de 25 a 34 años en el conjunto de los países del área cuentan con estudios superiores concluidos o posgrado. El indicador para México es de 18.9 por ciento. Resalta el caso de países como Corea y Japón en que la proporción de titulados universitarios en ese grupo de edad sobrepasa el cincuenta por ciento. En el rango de 40 a 49 por ciento están los casos de Australia, Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y EUA.
EUA presenta el dato de 42.4 por ciento. Sorprendentemente es, junto con Islandia, el único caso en que la proporción de jóvenes de 25 a 34 años con educación superior es inferior a la del segmento de edad inmediato superior (35 a 44 años). La diferencia son dos puntos porcentuales y puede ser explicada por dos causas: el incremento del costo escolar de los estudios superiores, la migración internacional, no sólo mexicana, hacia ese país.
Con respecto a la tasa de empleo de las personas que cuentan con educación superior, puesta en contraste con quienes están por debajo del umbral de 12 años de escolarización, el informe hace ver que, en general, la formación universitaria mejora consistentemente las oportunidades de inserción laboral. En el promedio regional, la proporción de hombres que cuentan con educación superior y están empleados supera en un 16 por ciento a la de hombres empleados con menos de bachillerato. México es el único país en que el dato va en sentido contrario: la proporción de hombres con educación superior empleados es inferior (-2.0 por ciento) a la de sus congéneres con menos de bachillerato. Incluso en Brasil y Chile se observa la tendencia de a mayor escolaridad mejores condiciones de inserción laboral. En el primer caso, la educación superior aumenta 4.1 por ciento las probabilidades de tener empleo, en el segundo mejoran 21 por ciento.
En fin, datos como estos, que mueven a la reflexión sobre la realidad educativa de nuestro país en el contexto internacional, pueden explorarse en el Panorama. Se recomienda en particular la sección de datos.
Publicado en Campus Milenio, núm. 338, 24 de septiembre 2009

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