Horacio SalazarMilenio/17 de septiembre de 2009
Soy de los primeros en gritar que México necesita con urgencia más inversión en ciencia y tecnología si queremos un día sacar nuestros apaleados esqueletos fuera del agujero donde nos han metido regímenes de varios colores, pero de la misma ralea, por décadas y décadas. En ese sentido, aplaudo las palabras del rector de la UNAM, José Narro Robles, que tanto en Morelia como en Monterrey insistió en esta necesidad recordando los patéticos montos que en los hechos se destinan a estos renglones tan esenciales.
Pero como digo una cosa digo la otra. El rector también dijo que un país que no destina recursos “a la generación de nuevos conocimientos y para solucionar problemas” es una nación que pierde soberanía. Y además pidió en Monterrey que las universidades públicas tengan asignados por ley presupuestos que les den certidumbre. Y es aquí donde no le hallo la cuadratura al círculo.
Me explico. Francamente, a mí la pérdida de la soberanía me parece un petate del muerto que nos han puesto frente a las narices por décadas para despertar nuestra tripa y que nos salga el México bronco. ¡¿Cómo que perder soberanía, jijos de la tal por cual?! ¡Ora verán!
Además, desde hace mucho que perdimos la soberanía sin necesidad de que nos la vinieran a quitar villanos del exterior: nos la arrebató un Poder Legislativo que en nombre de la democracia dice darle mucha importancia a la ciencia pero que en los hechos le da más importancia a sus posturas de partido, a sus boletos de avión, al reparto del pastel. Si el rector de la UNAM quiere ejemplos de rezago educativo, sólo tiene que mirar hacia San Lázaro, para percatarse de que los títulos valen poco frente al cinismo y el sacrosanto hueso.
En la última semana estuve viendo algunos ratos las transmisiones del canal televisivo del Congreso, para hacerme una idea de cómo sopla el viento desde ahí, y dejé de hacerlo ante el peligro de deprimirme hasta el tuétano. ¿Ésos son los legisladores que nos darán armas legales para una vida republicana más evolucionada? ¡Por favor!
Lo que debe preocuparnos por la falta de presupuesto a ciencia y tecnología es que nos condena al hambre, a la ineptitud, a la ignorancia, al retraso.
Y respecto al otro punto, de que por ley se asignen recursos a las universidades, entiendo la necesidad, pero no el modo de pedirla. Digo, son estas mismas universidades las que, a la hora de la verdad, sacan del morral la susodicha autonomía para rehusarse a rendir cuentas. Ése no es modo de pedir dinero.
http://www.notasdeciencia.com/
Pero como digo una cosa digo la otra. El rector también dijo que un país que no destina recursos “a la generación de nuevos conocimientos y para solucionar problemas” es una nación que pierde soberanía. Y además pidió en Monterrey que las universidades públicas tengan asignados por ley presupuestos que les den certidumbre. Y es aquí donde no le hallo la cuadratura al círculo.
Me explico. Francamente, a mí la pérdida de la soberanía me parece un petate del muerto que nos han puesto frente a las narices por décadas para despertar nuestra tripa y que nos salga el México bronco. ¡¿Cómo que perder soberanía, jijos de la tal por cual?! ¡Ora verán!
Además, desde hace mucho que perdimos la soberanía sin necesidad de que nos la vinieran a quitar villanos del exterior: nos la arrebató un Poder Legislativo que en nombre de la democracia dice darle mucha importancia a la ciencia pero que en los hechos le da más importancia a sus posturas de partido, a sus boletos de avión, al reparto del pastel. Si el rector de la UNAM quiere ejemplos de rezago educativo, sólo tiene que mirar hacia San Lázaro, para percatarse de que los títulos valen poco frente al cinismo y el sacrosanto hueso.
En la última semana estuve viendo algunos ratos las transmisiones del canal televisivo del Congreso, para hacerme una idea de cómo sopla el viento desde ahí, y dejé de hacerlo ante el peligro de deprimirme hasta el tuétano. ¿Ésos son los legisladores que nos darán armas legales para una vida republicana más evolucionada? ¡Por favor!
Lo que debe preocuparnos por la falta de presupuesto a ciencia y tecnología es que nos condena al hambre, a la ineptitud, a la ignorancia, al retraso.
Y respecto al otro punto, de que por ley se asignen recursos a las universidades, entiendo la necesidad, pero no el modo de pedirla. Digo, son estas mismas universidades las que, a la hora de la verdad, sacan del morral la susodicha autonomía para rehusarse a rendir cuentas. Ése no es modo de pedir dinero.
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