viernes, 4 de septiembre de 2009

20 años del grupo UdeG

Diego Petersen Farah
Milenio/4 de septiembre de 2009

Alrededor de las cinco de la tarde camiones llenos de estudiantes llegaron por la avenida Juárez hasta la esquina con Tolsá, hoy Enrique Díaz de León. Se estacionaron frente a la Rectoría y se bajaron a tropel. Oliverio Ramos Ramos, presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, el primer líder estudiantil que superaba en edad al rector, iba a la cabeza. Entraron al edificio y lo tomaron. Unos minutos después apareció en la azotea de la rectoría un pequeño grupo de cuatro o cinco estudiantes y en un acto digno de la película de Los Piratas del Caribe arriaron la bandera de México e izaron la de la FEG. Fueron varias horas de zozobra es las que fue saliendo poco a poco todo el personal que trabajaba en el edificio hasta que, cerca de las 11:00 de la noche, envuelto en una bandera de México, igual a la que los estudiantes habían arriado, salió el recién nombrado rector Raúl Padilla. La guerra no llevaba más de seis horas y, gracias a la pifia de las banderas, Raúl ya había ganado la guerra simbólica: unos eran los modernizadores y otros los trogloditas.
Ese acto simbólico fue el fin de una era de la Universidad de Guadalajara y también el nacimiento de un grupo político que es hoy por hoy el más fuerte del estado. La era FEG, la del marxismo teórico y el pistolerismo práctico, ha sido sin duda la peor para la UdeG. Comenzó en los sesentas pero se instaló de lleno en los setenta tras el asesinato del líder moral de la Universidad, Carlos Ramírez Ladewig. El control de la UdeG lo heredó el su hermano Álvaro y desde 1974 hasta aquel primero de septiembre de 1989 el factotum ponía y quitaba rectores y presidentes de la FEG.
En 20 años la UdeG es sin duda otra cosa. Es mucho mejor Universidad, es mucho más grande, está en todo el estado, es más abierta y plural y tiene sentido académico (y una nueva vocación de showbusiness). El pistolerismo está prácticamente desterrado (y el marxismo enterrado, pero ése es otro tema) y las formas políticas han evolucionado. Lo que no ha cambiado es la idea de grupo de control. La Universidad sigue teniendo un factotum que quita y poner rectores y presidentes de la FEU, y un grupo hegemónico en torno al cual giran las decisiones políticas. Es cierto, son pocas las universidades públicas en México que no tienen un grupo de control. Son unas cuantas las que tienen más de un grupo, y sólo la UNAM varios grupos. Eso le ha dado a la Universidad nacional un equilibrio de fuerzas que por momentos lleva a la institución a enormes desgastes, pero que le aporta una enorme riqueza institucional.El brinco que dio la UdeG tras el conflicto hace 20 años es enorme; el reto que tiene por delante implica un brinco mucho mayor.

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