martes, 22 de septiembre de 2009

El hilo negro

Sara Sefchovich
El Universal/20 de septiembre de 2009

El coordinador de los diputados del PRI dio entrevista a un diario, en la cual afirmó lo que se propone hacer en la nueva Legislatura.
No hay nada que sorprenda en sus palabras, es lo mismo de siempre; exige, promete y ofrece lo que ya han exigido, ofrecido y prometido otros antes que él: abrir la discusión con la sociedad, financiar la productividad y el empleo, reducir el gasto, incrementar la recaudación, insistir en la transparencia, buscar soluciones para hoy pero también de cara al futuro.
Dentro del mar de lugares comunes, dos frases me llamaron la atención: una afirma que “necesitamos que las políticas sociales ya no sean asistencialistas” y otra dice que “necesitamos una banca mexicana, no nacionalizada, operada por mexicanos”.
Las dos afirmaciones son absurdas. La primera, porque las políticas sociales, como sea que se las lleve a cabo, son derechos de los ciudadanos y obligaciones de los gobiernos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores reunidos en Bretton Woods acordaron crear “un nuevo orden económico mundial” que incluía a la seguridad social para garantizar el bienestar de las mayorías. Desde entonces se considera que ésta es superior a la asistencia. Así lo escribe Teresa Incháustegui: “Mientras la seguridad realiza en su más alto grado el ideal de la solidaridad humana, la asistencia responde a móviles filantrópicos; mientras la seguridad tiene una orientación redistributiva, la asistencia tiene un carácter remedial; mientras la seguridad busca el progreso colectivo, la asistencia atiende sólo a la necesidad”. Esta manera de pensar llevó a la creación en distintos momentos del siglo pasado de instituciones y programas como el IMSS, el ISSSTE, el Infonavit, Liconsa, Diconsa, Inmecafe, Conasupo y otros.
Sin embargo, dada la situación de miseria y desempleo en el país, fue imposible no crear y sostener instituciones asistenciales para quienes están fuera de sindicatos y grupos corporativos. Eso han sido desde la Secretaría de Salubridad hasta el Seguro Popular, pero es importante darse cuenta de que el acceso a ellas también es un derecho de los ciudadanos y una obligación del gobierno.
El problema entonces no es entre las políticas de seguridad social y de asistencia pública, sino la destrucción de ambas en aras de las ideas neoliberales, al punto de que hoy se ha llegado a mejor repartir dinero en efectivo porque las instituciones no funcionan.
Con respecto a la segunda afirmación, más allá de que quién sabe lo que quiere decir eso de “tener una banca mexicana pero no nacionalizada”, el legislador parece olvidar la historia: ya tuvimos banca extranjera, ya tuvimos banca nacionalizada y ya volvimos a tener banca extranjera cuando se decidió que el camino era abrir completamente las puertas del país. En cada una de esas ocasiones, nos dieron sendas explicaciones de por qué eso era lo más conveniente y necesario para México. Y es que así somos aquí: cuando nos dicen “Estado interventor” lo hacemos, cuando nos dicen “ajustes estructurales” lo hacemos, cuando nos dicen “liberalización total del mercado” lo hacemos. Como diría Octavio Paz, adoptamos sin adaptar. Hoy, como la crisis ha hecho que no nos tiren (todavía) línea, entonces tenemos que hacer nuestras propias propuestas y entonces se llega a que alguien diga estas aberraciones.
Lo que propone Francisco Rojas González ya se hizo, ya se deshizo, ya funcionó y ya fracasó. El problema nuestro es precisamente ése: que no hay ideas nuevas ni adquisición de conocimientos, que nuestra clase política se repite haciendo concesiones a las modas o echando por delante discursos vacíos, sin reconocer que la esencia del problema es que dejamos que se destruya lo que construimos y no lo sustituimos con algo mejor.
Pero, además, de todos modos sabemos que no va a pasar nada, que cada vez que alguien estrena cargo jura que va a hacer y deshacer, a organizar y regular. Para sólo hablar de lo que propone el diputado: ¿quién va a meterse a salvar al ISSSTE?, ¿quién va a meterse con los bancos, farmacéuticas, tabacaleras o cualquier transnacional?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

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