
Milenio/2 de septiembre de 2009
Si un joven en México decide estudiar Letras, lo cuestionan: “¿y de qué vas a vivir?” Si alguien se presenta como músico o pintor, le preguntan: “¿pero en qué trabajas?” Si otro sueña con una librería: “resulta más fácil abrir un local de tacos”… Es decir, la actividad cultural no se concibe como un trabajo viable dentro del entorno económico.
Así, el recorte presupuestal de mil 100 millones de pesos al “subsector” obedece a la mentalidad de quienes no ven en la cultura sino su dimensión ornamental, y, por lo tanto, sacrificable, como advirtió hace unos días en Morelia el reconocido economista del ITAM Ernesto Piedras.
Es necesario un cambio de perspectiva para que la cultura sea considerada, en su papel dentro de la economía, como un sector de alta producción, que genera empleos, exportación, derrama económica, turismo y que, según Piedras, significa 7.3 por ciento del PIB.
En el ámbito universitario destaca el cambio de enfoque impulsado por el nuevo Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura que en la UAM-Xochimilco coordina Eduardo Cruz Vázquez. Comunicólogo, periodista, ex agregado cultural en las embajadas de México en Chile y en Colombia, sostiene que las políticas culturales que prevalecen desde hace décadas en México están agotadas. Porque no ven más allá del valor simbólico de la cultura y se diseñan, como en el sector educativo, cobijadas por un nacionalismo priista trasnochado para el que pensar a la cultura en su relación con el mercado, por ejemplo, es casi una herejía.
El grupo de especialistas en gestión cultural, economía, humanidades, comercio y relaciones internacionales, busca insertar a la economía cultural como una rama de las ciencias económicas, demostrar que la cultura tiene un papel relevante en el aparato productivo del país; crear un instrumento estadístico y, a más corto plazo, entregará un diagnóstico al Congreso para estimular el debate en torno al Presupuesto de Egresos 2010. Propondrán políticas públicas y privadas más acordes a la realidad desde la lógica de la economía, para que la actividad cultural sea viable simbólica y económicamente.
Si no se posesiona el tema en la agenda nacional “¿De qué va a vivir la gente dedicada a la cultura?, ¿del subsidio estatal en una economía en crisis?, ¿de dónde saldrán los miles de empleos que el sector cultural demanda?” El grupo propone la formación de emprendedores culturales, más estímulos a la actividad productiva y creativa y que el sector privado asuma una responsabilidad social con la cultura.
Se trata, pues, de un profundo cambio de paradigmas.
Así, el recorte presupuestal de mil 100 millones de pesos al “subsector” obedece a la mentalidad de quienes no ven en la cultura sino su dimensión ornamental, y, por lo tanto, sacrificable, como advirtió hace unos días en Morelia el reconocido economista del ITAM Ernesto Piedras.
Es necesario un cambio de perspectiva para que la cultura sea considerada, en su papel dentro de la economía, como un sector de alta producción, que genera empleos, exportación, derrama económica, turismo y que, según Piedras, significa 7.3 por ciento del PIB.
En el ámbito universitario destaca el cambio de enfoque impulsado por el nuevo Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura que en la UAM-Xochimilco coordina Eduardo Cruz Vázquez. Comunicólogo, periodista, ex agregado cultural en las embajadas de México en Chile y en Colombia, sostiene que las políticas culturales que prevalecen desde hace décadas en México están agotadas. Porque no ven más allá del valor simbólico de la cultura y se diseñan, como en el sector educativo, cobijadas por un nacionalismo priista trasnochado para el que pensar a la cultura en su relación con el mercado, por ejemplo, es casi una herejía.
El grupo de especialistas en gestión cultural, economía, humanidades, comercio y relaciones internacionales, busca insertar a la economía cultural como una rama de las ciencias económicas, demostrar que la cultura tiene un papel relevante en el aparato productivo del país; crear un instrumento estadístico y, a más corto plazo, entregará un diagnóstico al Congreso para estimular el debate en torno al Presupuesto de Egresos 2010. Propondrán políticas públicas y privadas más acordes a la realidad desde la lógica de la economía, para que la actividad cultural sea viable simbólica y económicamente.
Si no se posesiona el tema en la agenda nacional “¿De qué va a vivir la gente dedicada a la cultura?, ¿del subsidio estatal en una economía en crisis?, ¿de dónde saldrán los miles de empleos que el sector cultural demanda?” El grupo propone la formación de emprendedores culturales, más estímulos a la actividad productiva y creativa y que el sector privado asuma una responsabilidad social con la cultura.
Se trata, pues, de un profundo cambio de paradigmas.
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