jueves, 11 de junio de 2009

La impotencia

José Gil Olmos

MEXICO, D.F., 10 de junio (apro).- Eduardo Bours parecía que cabalgaba libre de obstáculos en uno de sus caballos preciados al final de su administración. Con un control de la política de Sonora, muy al estilo de los viejos caciques, se perfilaba como uno de los candidatos hacia las elecciones presidenciales, pero de pronto se le cruzó la muerte de 44 niños en una guardería propiedad de funcionarios de su administración y parientes de la familia presidencial, lo que ha generado una protesta social contra su gobierno y una amenaza a sus ambiciones políticas.

El gobernador de Sonora es conocido como uno de los empresarios más exitosos y ricos de la entidad. Su familia tiene múltiples negocios en la rama del turismo, automotriz y de los medios, que se suma a la productora de huevos Bachoco que se ha convertido en una de las más importantes a nivel nacional. Todo esto y sus vínculos con la maestra Elba Esther Gordillo lo había instalado como uno de los posibles aspirantes a la candidatura presidencial para el 2012 pero no por su partido, el PRI, sino por el partido de la líder magisterial el Panal.

Sin embargo, la tragedia de la muerte de los 44 niños ocurrida el pasado 5 de junio, puso en evidencia las ineficiencias de su gobierno, que ha estado más atento en hacer crecer los negocios familiares y apuntalar su proyecto político que atender a los sonorenses.

Es conocido que miembros de su familia se han beneficiado desde que llegó al gobierno acrecentando su riqueza. Los mismo con la compra de camiones de pasajeros y autos para el gobierno, que con la adquisición de terrenos, que luego son revendidos por la propia administración, o también la edificación de hoteles de lujo en Puerto Peñasco, en tierras que compraron a ejidatarios en unos cuantos pesos y que luego son revendidas en millones de dólares a los baby boomers que son la generación de jubilados norteamericanos que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial y buscan espacios de esparcimiento en las playas mexicanas. Para detener las protestas y, sobre todo, para amortiguar el impacto político, es que Bours reaccionó presionando la salida de dos de sus funcionarios que aparecían como propietarios de la empresa ABC, que administraba la guardería siniestrada: Antonio Salido Suárez, director administrativo de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano, y Alberto Escalante Hoeffer, subsecretario de Ganadería, supuestamente para no entorpecer las investigaciones.

Pero, en el fondo del asunto, está la presencia de Marcia Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala, que también era socia de ésta empresa, beneficiada por una decisión presidencial desde la administración de Ernesto Zedillo de subrogar a la iniciativa privada algunas de las áreas del IMSS, como el manejo de las guarderías, y que los gobiernos del PAN con Vicente Fox y Felipe Calderón, han mantenido sin preocuparse de los riesgos.

Es evidente que Bours hará todo lo posible para enterrar cuanto antes la mayor tragedia de muerte infantil en la historia de México. Seguramente querrá despojarse de toda responsabilidad y, como ya lo viene haciendo, organizar una campaña para que no se afecte su imagen.

Pero difícilmente podrá hacerlo, pues una tragedia como esta no se borra de la memoria social con ninguna campaña de televisión y tampoco con decisiones a medias, pues son errores que evidencian la incapacidad de gobierno, la soberbia política y la ambición personal, que lo han caracterizado desde que llego al gobierno de Sonora y aun desde antes.

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